—Oigan, ¿y el comandante?—preguntó Crown cogiendo los dados de la mesa para luego tirarlos.
—Sigue en cama—respondió Mike mirando sus tarjetas—. Por eso no pudo venir a jugar.
Me estremecí.
—¿Qué le pasó?
Harris palmeó mi hombro.
—Tranquilo capitán, solo tiene un resfriado.
—Estará como nuevo en tres días—me aseguró Cessna mientras movía su peón por el tablero—. Es un hombre muy tenaz.
La oficina de Erwin casi siempre tenía una vibra pacífica, excepto cuando él estaba ausente; la calidez de los demás inundaba el lugar y las partidas de Coronas de reina se volvían más intensas. Mis compañeros se tomaban muy en serio estas guerras por casas y terrenos ficticios. Sobre todo Sonia.
—Su turno—dijo ella entregándome los dados.
Tiré y avancé seis casillas. Caí en una negra.
—Mierda—dije con desgano y le di a Nanaba un par de mis tarjetas que recibió con una sonrisa. Ella estuvo a punto de decirme algo, pero escuchamos pasos apresurados afuera. Luego dos voces. Una femenina y otra de un varón malhumorado.
—¡Regresa aquí, vas a hacer el ridículo!—dijo la mujer. Sonaba muy joven.
—¡Solo voy por lo que me pertenece! ¡Oye, suéltame Petra!
—Estás loco, tú...
Una vez llegaron al umbral de la puerta y las miradas de todos se clavaron en ellos, ambos guardaron silencio. Eran el viejo prematuro que no dejaba de espiarme y una chica que había visto varias veces en mi círculo de las formaciones. Ella, quien sujetaba con fuerza el brazo de su compañero, nos dedicó una sonrisa incómoda. Tenía el cabello corto y de un rubio oscuro. Sus ojos eran muy grandes. Era una soldado muy tenaz con una apariencia frágil que podría engañar a cualquiera.
El sujeto, por su parte, tenía una expresión de cansancio permanente y un corte de cabello que parecía querer imitar el mío. Harris y Crown solían decirme que era mi admirador más acérrimo y se esforzaba mucho en parecerse a mí. Yo no le tomaba importancia a eso, pero admito que me sentí fastidiado cuando lo vi en ese momento sujetando varias hojas.
¿Son más notas que ha tomado sobre mí?, me pregunté mientras jugueteaba con mi peón en las manos.
—¿Los podemos ayudar en algo?—dijo Cessna con un tono tranquilo.
Los dos soldados nos saludaron llevándose el puño al lugar del corazón.
—Quiero hablar con el capitán Levi sobre el estatus actual de su escuadrón—dijo el sujeto de las hojas.
Mi escuadrón intercambió miradas llenas de confusión. No estaba de humor para esto, pero asentí de todos modos.
Entre más pronto hable más pronto se irá.
Los dos entraron y se detuvieron a poca distancia de la mesa donde jugábamos.
—¿Cuáles son sus nombres?—les pregunté.
—Petra Ral—respondió la chica.
—Oluo Bozado—respondió él.
—¿Y cual es el problema?
Oluo se aclaró la garganta y bajó la mirada a sus hojas.
—He estado investigando a los miembros de su escuadrón durante los últimos tres meses. En su mayoría son testimonios de otros compañeros. Tras analizar mis resultados he llegado a la conclusión de que Lance Harris no es el más apto para tener un puesto en su equipo y que yo debería reemplazarlo.
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El libro de Josephine
FanfictionCon tan solo diez años de edad, Levi es llevado por su mentor a un burdel para que tenga sus primeras experiencias sexuales. Pero las cosas no ocurren como se esperaba, y Levi sigue con su vida tratando de comprender a las mujeres a su alrededor y l...