30 años (última parte)

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Josephine se sentó sobre la cama con las piernas cruzadas. Estaba desnuda y su sexo abierto me invitaba a entregarme de nuevo. Pero debía contenerme.

—Sigues radiante—dijo, acomodando su largo cabello sobre un hombro—. Me has hecho tuya por tantas horas y sigues radiante.

Apreté los labios y me quité la sábana que tenía sobre el regazo. Josephine miró entre mis piernas por un segundo, pero rápidamente levantó la vista a mis ojos.

—Fueron quince días sin poder tocarte por órdenes de Bertram—dije—. Estuve necesitado.

Josephine se ruborizó ante mis palabras.

—Yo también—respondió.

Le di una leve sonrisa.

—Joe.

—¿Sí?

—Te amo.

—Eso lo sé.

—Nunca te lo he dicho.

—No con la voz—Tomó mi mano y besó las yemas de los dedos—. Pero sí con el cuerpo. Con las manos. Con tu atención—cerró los ojos—. Con cada movimiento tuyo...

La sangre en el centro de mi cuerpo volvió a erguirse. Acaricié el cabello de Joe y noté que había un solo cabello plateado. Ella esbozó una sonrisa avergonzada.

—Tengo buena genética, pero el paso del tiempo es inevitable para todos—dijo—. A veces olvido que soy mucho mayor que tú.

—Me gusta—dije tomando un mechón que incluía la cana para darle un beso breve—. Me gustas tú.

Mi mano libre recorrió su pierna empezando por el tobillo, avanzando lento hasta el interior de los muslos.

—Mmh, Levi...

—Quince días sin tocarte. Aún no estoy satisfecho.

—Y-yo tampoco...

—Lo sé—los dedos subieron y bajaron, humedeciendose—. Me gusta ver tu cara así.

Acerqué mi rostro al suyo.

—No me digas que ya te has rendido—dije.

—¿Huh?

—¿Quieres hijos? No podré dártelos si no eres mía—le besé la punta de la nariz—. Tengo que darte todo lo que tengo.

Conocía tan bien a Joe. Cada una de las cosas que le encendían el cuerpo.

Mi uniforme, mi olor, mis palabras.

Pero sobre todo el imaginar la calidez escurriéndose dentro de ella una vez terminamos.

♚ ♛ ♚

Gunter se sirvió más jugo de arándanos y miró a todos en la mesa.

—Oigan—dijo—. Cuando eran niños, ¿a ustedes les enseñaron esa cancioncita infantil? Una muy popular.

—¿Te refieres a la ronda del pollo mareado?—preguntó Petra.

—No, no. Otra. La del marino Bentley.

—¡Oh, yo sí me acuerdo de esa!—contestó Hange, y empezó a cantarla:—. El Marino Bentley se perdió en la mar, en la mar, en la mar, se perdió en la mar...

Al sur se ahogó, se ahogó en la mar. Al sur está Murphy y jamás llegará...—le siguió Nifa.

—¿Murphy?—dijo Eld—. Pensé que era Marpley.

El libro de JosephineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora