| 𝐖𝐄𝐋𝐂𝐎𝐌𝐄 𝐓𝐎... 𝐓𝐇𝐄 𝐔𝐍𝐈𝐕𝐄𝐑𝐒𝐄 𝐎𝐅 𝐁𝐀𝐊𝐔𝐆𝐎 𝐊𝐀𝐓𝐒𝐔𝐊𝐈 |
‧₊˚✧| Diferentes mundos, escenarios, momentos, experiencias y sentimientos junto al mejor de los personajes: Katsuki Bakugõ. Conviértete en la protagonista y vive mi...
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Miedo.
Eso es lo que inunda desmesuradamente el cuerpo de Katsuki.
Jamás había querido reconocerlo así —en realidad, no lo hace—, pero ahora las situaciones cambian de un modo que no había esperado... y, lo más seguro, ni querido.
En primer lugar, jamás lo había pensado ni planteado. Aquella idea no existía ni como un vago humo en su mente que discurría su presencia cada ciertos momentos. No. Todo lo contrario. No había ni un remoto lugar para ello.
Katsuki jamás había pensado, ni un segundo en todos sus años de vida, en tener un bebé.
Sin embargo, las cosas ahora eran diferentes. Ambos —tú y él— lo estaban esperando.
Tan solo se había enterado la semana anterior y, hasta ahora, su mente no había cesado en atormentarlo. Tanto de día y de noche los pensamientos martillaban cada rincón de su mente; por los infinitos pasillos surcaban las inseguridades, en cada esquina lo esperaba una pregunta y a ella solo llegaban las peores respuestas, como misiles que caían de lo alto y estallaban su interior con un sonoro impacto...; suscitando por fuerza sus largas horas de insomnio, las irremediables desconcentraciones en el trabajo, e incluso la pérdida de interés en ciertas cosas..., porque en su cabeza no entraba más que la imagen de un tierno bebé que, ciertamente, él no sabía cómo criar.
De por sí, Katsuki no sabía tratar con niños, y él era consciente. Por ello, pensaba que mucho menos sabría tratar con un bebé que, ante sus ojos, no hacía más que cagar, llorar y vomitar. ¿Cómo trataría con alguien que no sabe hablar y que saliva todas las horas del día?
Todos los días de esa semana, desde que se enteró, cada vez que salía a la calle no podía evitar cruzarse con un lactante en manos de su padre, siendo llevado en su cochecito, o incluso viéndolos jugar en una plaza. Veía que los padres alzaban al aire a los niños y les hacían caras raras, logrando que el pequeño riera sonoramente y con espíritu jovial. ¿Podría él llegar a jugar también con el pequeño bebé? ¿Qué tendría que hacer justamente? ¿Qué cosas hacen feliz a un mocoso que no entiende nada de la vida? ¿Tenía que hacer también esas absurdas caras que todos ponen, colocando una voz aguda e infantil que le llamase la atención?
De todos los retos que Katsuki había atravesado, éste era el único al que no estaba preparado.
¿Qué debía hacer como padre? ¿Cómo se es el mejor? ¿Se supone que se entrena para ello?
