Cariño amargo. Extra.

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Serenidad; era la primera palabra que venía a tu mente para describir ese momento. Era una palabra que contrastaba mucho cuando de compartir espacio con Bakugõ Katsuki se trataba. Pero, últimamente, podían entenderse aún más, y ahora mismo disfrutaban de la tarde solos, habiendo tomado algunos mates e intercambiando una conversación divertida, amena, con sándwiches que el rubio había preparado.

—Se lavó el mate* —suspiraste, viendo con desgana la yerba con mal aspecto dentro del objeto. Dejaste todo a un lado y te recostaste sobre la manta, reposando tus manos sobre el estómago y mirando la copa del árbol sobre ti, con sus tonalidades verdes más claras y apreciando el silencio que se mantuvo luego de tu comentario... Únicamente con algunas aves recitando sus cantos a lo lejos, que cortaban el silencio pero no lo perturbaban. Miraste de soslayo a tu compañero, manteniéndose en la misma pose que cuando tomó asiento sobre la manta, con sus piernas extendidas y dejando sus manos apoyadas en el suelo, con sus brazos tensos y la espalda relajada. Su cuello estaba de igual manera, inclinándolo a medias hacia atrás. Bakugõ portaba sus ojos cerrados, apreciando esos instantes en que el sol yacía sobre su piel... Hasta que volviste a hablar—. Y... ¿Con quién vas a hacer el trabajo que mandó Aizawa? —deseaste sacar un tema de conversación.

—Mantente callada, ¿quieres? —murmura con voz pesada, casi somnolienta.

—Uf... Pero quiero hablar. ¿Te vas a dormir? —ladeas la cabeza y posas tu mano sobre las cejas, queriendo enfocar al rubio sin que el sol estorbara tu vista.

—No —dice en un quejido.

—¿Seguro? Tenes cara de que sí.

—(Nombre) —advierte con simpleza.

—Bueno, bueno. Ya entendí... Me callo.

Bakugõ inhaló profundo, colmando sus pulmones de aire hasta el límite, y luego exhaló con lentitud. Permitiste que el silencio se instalara entre ustedes por unos segundos más, pero si continuabas así, sabías que no tardarías en caer dormida... Y era lo que menos deseabas ahora mismo, así no darle el gusto y la oportunidad a tu compañero de que pudiera jugarte una broma, de las que a veces solía acometer contra ti. 

—Pero, ¿ya conseguiste compañero para el trabajo? —insististe, cortando el ambiente bonancible—. Con que respondas con un simple monosílabo puedo entender.

—Joder —vuelve a quejarse, removiendose en su lugar—. ¿No te callas por tres malditos segundos? —te mira desde arriba con recelo, con su frente fruncida.

—Pedís mucho —sonreíste con inocencia y el rubio coloca los ojos en blanco—. ¿Entonces? ¿Con quién haces el trabajo?

—Solo —dice con aspereza. 

𝐁𝐀𝐊𝐔𝐆𝐎'𝐒 𝐔𝐍𝐈𝐕𝐄𝐑𝐒𝐄 ‧₊˚✧| 𝐄𝐒𝐂𝐄𝐍𝐀𝐑𝐈𝐎𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora