| 𝐖𝐄𝐋𝐂𝐎𝐌𝐄 𝐓𝐎... 𝐓𝐇𝐄 𝐔𝐍𝐈𝐕𝐄𝐑𝐒𝐄 𝐎𝐅 𝐁𝐀𝐊𝐔𝐆𝐎 𝐊𝐀𝐓𝐒𝐔𝐊𝐈 |
‧₊˚✧| Diferentes mundos, escenarios, momentos, experiencias y sentimientos junto al mejor de los personajes: Katsuki Bakugõ. Conviértete en la protagonista y vive mi...
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El día para Katsuki había empezado de una manera excelente. Despertarse sin alarma un domingo era una de las tantas maravillas que disfrutaba. Más aún cuando sus ojos se abrían y observaba con serenidad cómo las luces del día se filtraban por la ventana, dándole un suave brillo a la habitación sin cegar sus ojos, con el silencio naciente en todo el departamento y teniendo a su lado el calor de tu cuerpo. Bajar el mentón para encontrarse con tu rostro dormido, con el cabello despeinado y tus labios entreabiertos era algo de lo que nunca se cansaba pese a los años de convivir juntos; e incluso se había descubierto quedándose inmóvil —al punto de apenas respirar— solo para no despertarte y que aquella imagen no desapareciera.
Pasar los besos de la cama a la cocina con un café era una tarea divertida de cada día, pero los domingos eran sus favoritos. Ninguno de los dos se encontraba con los apuros de vestirse para llegar a sus agencias de trabajo y así cumplir vuestros roles de héroes profesionales. Simplemente podían quedarse cuánto quisieran con la comodidad del pijama —o sin él— mientras disfrutaban una taza de café en la cocina, o en el sillón, o muchas veces también en la cama... Y hasta llegaban a tomar dos tazas porque una no alcanzaba para sus charlas.
Los domingos tampoco había prisa para preparar el almuerzo y, en su caso, disfrutaba hacerlos y compartirlos contigo en vuestro hogar, y no tener que comer en los descansos de su trabajo algo reseco, con el apuro de comerlo en su escritorio porque a veces el tiempo no alcanzaba al haber tanto trabajo; y tampoco prefería en un restaurante cuando estaba con Kirishima o Deku y proponían de salir a un lugar cerca de la agencia.
Por la tarde, toda la calma parecía profundizarse y gestarle en el pecho el mayor calor y satisfacción, siendo la cima perfecta del domingo. Algunas veces se aventuraban a salir y caminar juntos, aprovechando la escases del frío y las soleadas tardes, pero, otras veces, optaban por quedarse en el sillón, elegir una película y dejar de verla a la mitad por terminar arrullados entre los almohadones, desperdigando besos en los labios del contrario hasta soltar la ropa e ir por más.
A fin de cuenta, los domingos, para Katsuki, eran ideales y perfectos. Estaba pleno en ese día para poder desconectarse de las responsabilidades por unos segundos para solo disfrutar de ti y nada más... Sin embargo, cierta vez al mes, no todo era tan fructífero como él esperaba... Y todo era a causa de cierta persona que, desde que Katsuki tiene memoria, no se ahorra los gritos con él cuando tiene que reprenderlo por el más mínimo detalle; tan insignificante como irritable.