| 𝐖𝐄𝐋𝐂𝐎𝐌𝐄 𝐓𝐎... 𝐓𝐇𝐄 𝐔𝐍𝐈𝐕𝐄𝐑𝐒𝐄 𝐎𝐅 𝐁𝐀𝐊𝐔𝐆𝐎 𝐊𝐀𝐓𝐒𝐔𝐊𝐈 |
‧₊˚✧| Diferentes mundos, escenarios, momentos, experiencias y sentimientos junto al mejor de los personajes: Katsuki Bakugõ. Conviértete en la protagonista y vive mi...
· Lemon Alert (+18, pero sin sexo) 🍋 Solo una rodajita de limón
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La arena blanca, caliente y escurridiza entre los dedos de tus pies era esparcida a cada paso que dabas en dirección a tu zona instalada en la playa; en retorno de tu ida al bar a tus espaldas.
El sol de la isla de Barbados se hallaba tan esplendoroso como ningún otro, brillando descomunalmente en la maravillosa hora de la tarde; posándose sobre vuestra piel bronceada, dándole sus tonalidades de pigmentación castaña y emitiendo a su vez el cálido y gustoso aroma tostado. La piel de tus hombros y espalda ardía gratamente sin molestias ante los rayos eyectados desde lo alto del cielo despejado, y tu cabello se mecía con la tórrida brisa hasta despeinarlo. Con una mano apartaste un mechón anclado a tu boca y, a través de las gafas negras de sol, fijaste la mira en la lona vacía junto a tus pertenencias.
Diste una larga y tendida apreciación a tu entorno: la arena blanca con pequeñas dunas creadas por las pisadas de los turistas, la meseta a sus espaldas rica en vegetación de un prodigioso verde, con las palmeras de finos y altos troncos ondeando ante el viento y gestando con sus hojas un murmullo relajante. Las olas pacíficas del mar; tan claro que se asemejaba al resplandor luminiscente del cielo, graduándose hasta llegar a la transparencia en su orilla, en conjunto a la presencia de las personas en sus respectivas actividades de descanso, con sus rostros tan sonrientes como el tuyo.
Una vez llegaste y tomaste asiento en la lona sobre la mullida arena, sintiendo su calidez y textura en tu trasero al portar únicamente la bikini, soltaste un suspiro relajado y extendiste las piernas en dirección al mar, apreciando el horizonte; donde una fina línea azul diferenciaba el claro celeste del cielo y del mar; mostrando las lejanas profundidades del océano.
Llevaste a tu boca el helado que compraste y lo envolviste con tus labios, sintiendo instantáneamente el dulce sabor del ananá derretirse sobre el músculo de tu lengua, segregando más saliva ante el contento de tus papilas gustativas. Lo paladeaste, a su vez que tus ojos cayeron en las ojotas negras de tu pareja junto a las tuyas de menor tamaño, y te cuestionaste internamente cuánto podría tardarse en salir del mar.
Al alzar nuevamente la vista; tu pregunta tuvo respuesta.
Emergiendo del agua, viste su cabellera rubia más opaca que su propia tonalidad y con sus mechones explosivos rendidos sobre su rostro, ocultando sus ojos y siendo una cascada de agua para sus facciones. Katsuki emprendió su caminata de regreso a ti, aún con la altura del agua por sobre el ombligo, y te perpetuaste a la contemplación de su figura.
