La mañana llegó, y, como ya era costumbre para mí, no había logrado descansar nada. Dormir es una función corporal curiosa, placentera para muchos, en especial aquellos en situaciones similares a la mía donde a la realidad no le viene mal ponerse en pausa de vez en cuando, pero lamentablemente para mí era un pasaje directo a varios recuerdos con los que batallaba diariamente. Como aquella vez que mi padre me rompió la nariz a los diez años porque hacía meses que el negocio de la pesca andaba mal, o la oportunidad en la que él logró que mamá se desmayara tras aprisionarla contra una pared sujetándola de la garganta durante mucho tiempo y que ella creyó que yo no había logrado presenciar. Eran esas partes de mi vida las que se volvían más presentes cada vez que cerraba los ojos.
Yazmin me preguntó más de una vez si estaba segura de querer abandonar la escuela sin ninguna explicación y yo terminé por prometerle que le enviaría un mail al director para informarle de mi decisión en cuanto volviera de mi salida con Tom, aún tenía pendiente pasar por casa a empacar mis cosas, podía perder unos minutos en la computadora para evitar que llenaran un reporte de persona desaparecida a mi nombre y más atención fuera atraída hacia mi caso. No sabía muy bien cuál iba a ser mi destino, si existía algún lugar en Filux donde papá no pudiera encontrarme, pero necesitaba abandonar Noxtal para poder pensar con claridad. Cambiar de ciudad me daría el tiempo que necesitaba para planificar cómo conseguir un pasaporte y una visa con apenas dieciocho años sin siquiera haber terminado la secundaria, tomaría lo que pudiera encontrar.
Mi amiga se fue, luego su padre y su hermana y por último su madre, que me informó que en la cocina había una porción de torta de manzana caliente esperándome para antes de salir. Me besó en la frente, acunandome teatralmente entre sus brazos, ofreciéndome su casa por milésima ocasión.
-Quedan solo tres meses de clases, podrías quedarte y recibir un diploma, no me gustaría verte pasar por lo que yo para que alguien te contrate. -Dijo separándose algunos centímetros de mí pero sin soltar mis hombros con ojos brillosos.
-Exponerlos a ustedes al peligro no es una opción, señora Keith, ya hicieron demasiado por mí dejándome dormir aquí hoy. -Negué con la cabeza intentando separarme sin que ella pensara que estaba despreciando su cariño. En esa familia no entendían de límites personales, era parte de lo que los volvía personas tan queribles, realmente se preocupaban por los otros aunque actuaran como si no pasara nada.
-Está bien,-accedió frunciendo los labios en señal de no estar convencida- pero por favor mantén el contacto con Yazmin, nunca la había visto tan involucrada con una de sus amistades.
-Lo intentaré. -Prometí mientras ella cerraba la puerta detrás de sí, sin saber cuándo podría cumplir con ello o si de verdad lo lograría.
Jamás había empezado de cero después de tener amigos en las ciudades donde mamá y yo solíamos pasar el año escolar, que nadie te hable o te recuerde con cariño hace más sencillo el desaparecer sin dejar rastro. No hay preocupaciones o preguntas, ni siquiera un adiós, es como si no hubieras existido. Sin embargo todo era distinto con Yazmin y Tom aquí en Noxtal, parte de mí se quedaría siempre con ellos, mi historia no moriría conmigo si mi padre me encontraba o terminaba en un mal lugar.
Revisé la hora en un viejo reloj de pared que había junto a las alacenas al tiempo que tragaba un pedazo quizás demasiado grande de deliciosa manzana azucarada. Como si estuvieran esperando mi mirada, las agujas se movieron para marcar exactamente las ocho de la mañana. Dejé lo que quedaba de mi desayuno sobre la mesa y puse mi cabello en una coleta, ¿era esto una cita o una confesión? ¿Tal vez una simple despedida que trató de convertir en un evento memorable?
Con Tom nunca nada era claro.
Salí a esperar al muchacho en el porche, ya no tenía nada que hacer allí y me sentía extraña ocupando la casa de mi amiga sin que ella me acompañara. En vano busqué una llave de repuesto que tuvieran escondida en alguna maceta o debajo del felpudo, me sentaba mal dejar todo abierto, la zona no era precisamente famosa por su seguridad. Estaba recostada sobre los astillados escalones de madera observando las fotos que tenía mamá en su teléfono y descubrí que no había borrado ni una en la que yo apareciera, ni siquiera las que habían salido borrosas, incluso tenía algunas de las que había en los álbumes que habíamos abandonado cuando nos fuimos de Arrashá en las que yo era tan pequeña que no tenía ni la mitad de mis cicatrices.
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Fea
General Fiction"Fea", "anormal", "atracción de feria", "monstruo", "espantapájaros", "patética", "rara". Con estas y muchas otras palabras del mismo estilo me describieron desde el incidente. La gente adora lo morboso, ¿y qué mejor que una adolescente con la ca...