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- Aún sigo enojada. - Dije aprovechando un silencio que se hizo entre nosotros mientras caminábamos fuera sel gimnasio. - No entiendo por qué no te me acercaste como una persona normal lo haría.

- Iba a hacerlo... - Se excusó frotándose la nuca. - Pero noté que no estabas muy entusiasmada por conocer gente nueva y cuando comenzaste a juntarte con mi prima y sus amigas ya era tarde para ser normal.

- ¿Prima? - Me detuve en seco. - ¿Yazmin es tu prima?

- La misma. - Asintió con la cabeza. - De hecho ella y su familia se quedaron un tiempo en mi casa cuando recién llegaron.

- ¿Ella sabía algo de todo esto? - Pregunté, sabiendo que la respuesta podría destruir la confianza que había adquirido en el último tiempo.

- Para nada, si lo hubiese hecho me habría arrastrado con ella desde el primer instante. - Suspiré aliviada. - Además hay algunas cosas que prefiero mantener en secreto. - Añadió.

- ¿Quieres mantenerme en secreto? - Mi voz comenzó a quebrarse, no sé porqué le daba tanta importancia a lo que pensara alguien que acababa de conocer. - Debí esperarlo, un chico como tú no puede ser visto hablando con un monstruo como yo.

- No eres un monstruo, Jess, tu piel no te define. - Susurró poniendo una mano sobre mi hombro. - Te aseguro que no es a tí a quién quiero esconder.

- ¿Y entonces? ¿Qué es?

- A mi. - Se alejó un poco y comenzó a pasar su mano por la maraña de cabellos rubios que cubría su cabeza. - Nadie puede enterarse de que juego Caleidoscope, mucho menos mi familia, creerían que es una pérdida de tiempo y buscarían cualquier excusa para culparlo de mis errores.

- Pero yo soy mucho más que una simple jugadora de Caleidoscope. - Sentencié.

- Lo sé, Jessica, créeme que lo sé. - Algo en su forma de decirlo me dejó con un mal sabor de boca.

¿Cuánto sabía él?

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