Agregué los últimos detalles con una sonrisa de autosuficiencia, me sorprendía porque todo había salido bien, tanto que el diablito en mi hombro seguía susurrando en mi oído que algo malo tenía que pasar. Generalmente las cosas me salían mal, y cuando parecían pintar bien, siempre hallaban la forma para arruinarse.
Sacudí mi cabeza, tratando de alejar de mi cabeza todos esos pensamientos negativos, no necesitaba contaminar mi buen humor. Así que me despedí de mamá para ir a la parada de autobuses que me llevaría de vuelta a la universidad, había calculado bien el tiempo y podía llegar hasta allí antes de que cerraran las puertas de los dormitorios.
Nuevamente todo salió bien y eso sólo encendió alarmas en mi cabeza. Es que tanta buena suerte de repente no era normal.
Toda la noche la pasé nerviosa, esperando que algo, de repente, destruyera lo que con tanto esmero y paciencia había hecho, pero la noche transcurrió tranquila y la luz de luna se coló por la ventana, como diciéndome que todo iba a estar bien. De todas formas no pude bajar la guardia hasta la mañana siguiente, cuando por fin encontré a Hoseok en el comedor.
Alise la tela de mi falda de tafetán y me acomodé el cabello detrás de la oreja. Ya estaba a la altura de mi pecho y pensé que un corte no me vendría mal. Solté el aire que estaba conteniendo, dirigiéndome hasta Hoseok con paso decidido, él comía tranquilamente, viendo su teléfono.
—¡Haha! —exclamó cuando me senté frente a él—. Que bueno que llegas, no es divertido comer yo solo.
Le sonreí, no sabía qué más hacer, los nervios se habían apoderado de mí y era todo un alivio el estar sentada pues mis piernas temblaban cual gelatina.
—¿No vas a comer?
—No tengo hambre —respondí con un hilo de voz.
Hoseok asintió y siguió con lo suyo, poco después apagó su teléfono y se centró en mí y su comida. Me preguntó por las tutorías con Hyunwoo, todavía no le decía que había ido al cine con él, la verdad no planeaba hacerlo. Porque la situación podía ser malinterpretada y lo que menos quería era que Hoseok creyera que yo no estaba disponible.
—Ayer hice brownies —murmuré, en mi estómago se celebraba una fiesta y mi corazón parecía listo para unirse.
—¿En serio?
Asentí, sacando el recipiente con estos de mi mochila, mis manos temblorosas lo dejaron en la mesa y lo abrieron para que él los viera. Sólo estaba esperando a que los probara para revelarle que los hice especialmente para él. La página que había visto días atrás hablaba sobre detalles hechos por uno mismo, así que eso estaba haciendo. Y el refrán decía que al corazón de un hombre se llega por el estómago. No había forma de perder.
Mi plan era perfecto, en este mundo no podía existir nada que interfiera con él. A Hoseok le gustaba comer, a mí me gustaba Hoseok, lo lógico era prepararle algo. Era ganar o ganar. Simple y práctico.
Hasta que el universo decidió cobrarse toda esa buena suerte del día anterior.
—¿Qué es eso azul de en medio?
—¿Ah? Es que son brownies de chocomenta —expliqué.
Mi mente le gritaba a Hoseok para que tomara una maldita rebanada de una buena vez. Me había reducido a un manojo de nervios y ya no recordaba cómo respirar correctamente.
—Oh —la decepción apareció en su rostro—. Lo siento Haeun, no me gusta el chocolate con menta.
—Entiendo.
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Chocolate!! || Son Hyunwoo, Lee Hoseok
Фанфик❝ Sé que eres más dulce que el chocolate. Inconscientemente mi mirada se detiene sobre tus labios, ¿por qué conozco el sabor de algo que nunca he probado antes? ❞ .__________🍫__________. Donde Haeun es como la chocomenta a Hoseok no le gusta la c...