❝ epílogo ❞

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—Estoy en casa —dije mientras me quitaba los zapatos, había sido un largo día.

—Bienvenida.

Él estaba en la cocina, tratando de preparar una cena decente sin quemar nada como llevaba haciendo noche tras noche desde que empecé a salir más tarde del trabajo. Sonreí al verlo con ese delantal de patitos.

—Ya no soporto el tráfico que hay —suspiré exhausta y me dejé caer sobre el sofá.

Nuestro departamento era pequeño, no había nada que separar la cocina de la sala y sólo teníamos un baño y una habitación, porque la otra parecía más una bodega. Estaba bien por el momento, sólo éramos nosotros y aunque ya estuviéramos casados, no planeábamos tener hijos por el momento. De hecho, ni siquiera lo habíamos hablado todavía.

No estaba segura de si él quería ser padre, tampoco sabía si yo quería serlo, era una gran responsabilidad. Y, no era que no me gustaran los niños, al contrario, mi trabajo era tratar con ellos a diario. Sólo no estaba segura de si quería tener hijos con él.

Todavía me sorprendía pensando así. Viéndolo en la cocina tan sonriente y animado, me seguía preguntando si tomé la decisión correcta. Las palabras "que hubiera pasado si..." venían a mi mente con demasiada frecuencia, tal vez más de la que es sana. Sin embargo, no creo que el siquiera pensar una vez en que hubiera pasado si no me hubiera casado con él sea algo sano para empezar.

A mí me habían dicho que el amor debe sentirse seguro, por un momento me sentí así. Sentía que mi amor no podía ser cambiado y que todo lo que mis ojos podrían ver sería él y solamente él. Mas eso fue mucho tiempo atrás, eran los recuerdos de Im Haeun, la estudiante de universidad inexperta y tonta que creía que la vida era como un cuento de hadas.

La Haeun de ahora ya no pensaba así. Ya no me interesaba vivir en un cuento de hadas, sólo quería vivir una buena vida junto a la persona que escogí para estar conmigo, incluso si a veces dudaba si era la elección correcta. Nunca tuve las respuestas, toda mi vida me la pasé eligiendo al azar, esperando que todo saliera bien y sin importar nada más.

Ahora vivía bien, no era desdichada. A lo largo del día, podía sentirme feliz aunque esa no fuera la vida que quería para mí.

—Ya verás que todo se calmara en cuanto terminen las olimpiadas —me dijo.

Solté un suspiro, no estaba segura de si quería volver a casa temprano como antes. Sólo no quería tener que lidiar con el tráfico caótico de la ciudad. Me puse de pie y fui hasta él.

—¿Qué preparas? —pregunté, abrazándolo por detrás.

—Sandwiches —rió—. Iba a hacer otra cosa pero se quemó.

Entonces se dio la vuelta y me dio un corto beso.

—¿Necesitas ayuda?

—No, ve a sentarte, ya casi termino.

Asentí y regresé al sofá, encendí el televisor sin buscar nada en específico. Aquellos días todo lo que podías encontrar eran transmisiones en vivo sobre las olimpiadas, paneles de comentaristas y resúmenes diarios. El país estaba paralizado, ansioso de ver qué ocurría en todos los eventos deportivos.

—¿Qué pusiste? —preguntó, trayendo consigo los platos con la comida.

—No lo sé —me encogí de hombros—. En todos los canales están pasando lo mismo.

Iba a reírse, pero entonces en la televisión anunciaron la competencia de natación y presentaron a los concursantes. La tensión entre nosotros creció y todas las dudas volvieron a mí cuando la cámara enfocó su rostro y su nombre apareció en la pantalla.

—¿Por qué no vemos la competencia de Rugby? —propuse cuando me reincorporé, Hoseok seguía casi en shock—. Creo que están jugando Japón e Inglaterra por la medalla de oro.

—Está bien —respondió Lee.

Tomé el control remoto, mi argolla de matrimonio brillo con la luz de la cocina. Hoseok tomó uno de los sandwiches y comió. Secretamente me despedí de Hyunwoo y cambié de canal.

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🚶🚶-huye-

Chocolate!! || Son Hyunwoo, Lee HoseokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora