Gilbert
Dejé mi taza sobre la mesa de mármol cuando escuché unos pasos—Buenos días.
Walter dejo el estuche de su violín y tomo asiento en su silla disponiendose a tomar su taza de café y llevárselo a la boca—¿Listo para tu primer día de clases?.
—Algo así—levanté una ceja—Nunca entendí la verdad por qué nos envías a qué tomemos clases en verano.
—Nunca fui yo el de la idea—me aclare la garganta—Tu madre siempre a querido que sus hijos aprendan algún instrumento.
—Era por qué ella tocaba el piano, ¿Verdad?— termino la frase por mi, yo asenti mordiendo levemente mi labio inferior.
Hablar de ella aún es algo doloroso, aún que hayan pasado ya cuatro años desde que se fue de nuestras vidas, aún la extraño.
Era mi amiga, mi mejor amiga y era la madre de mis hijos, aún que nunca nos amamos, nos queríamos mucho y teníamos un aprecio muy grande por el otro.
—¡Buenos días, estoy muy feliz por empezar las clases de ballet!—dejé mis pensamientos a un lado para dedicar mi atención a la niña mas hermosa de todas.
—¿Enserio?—la cargue en mis brazos para dejar un beso en su mejilla.
Se ve tan tierna con su tutú y ese recogido adornado con un moño rosado.
—Si, veré a Delphine, Tío Bash la llevará también.
—Eso es fascinante, pero ahora- la dejé con cuidado sobre la silla— mi bailarina debe desayunar para tener fuerzas— al instante Joyce tomo una tostada.
Me parecía algo raro que James aún no bajara.
—Walter, ¿Tu hermano aún está dormido?.
—Esta en la sala de música tocando el piano— le agradecí con la mirada y caminé hacia la sala, cuando llegue di dos golpes a la puerta— James, ven a desayunar.
Al no obtener respuesta alguna, abrí la puerta encontrandome con mi último hijo sentando con unos audífonos tocando una canción que conocía muy bien.
Era la canción de cuna que Wini tocaba para él.
(La canción de arriba)
Me senté a su lado, él sintió mi presencia, se giró hacia mi quitándose sus audífonos y yo solo me dedique sonreírle antes de comenzar a tocar las notas en el piano.
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𝗛𝗲𝗮𝘃𝗲𝗻𝗹𝘆 | 𝐀𝐧𝐧𝐞 𝐱 𝐆𝐢𝐥𝐛𝐞𝐫𝐭
ФанфикAnne vuelve de la universidad para retomar la tarea que realiza cada verano, cuidar el cementerio de Avonlea. Un día ella conoció a un azabache de ojos avellanas, al cuál ayudo a devolver el amor a su corazón y al de sus hijos.