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Joyce

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Joyce

Caminaba alegremente con dirección a la cafetería, hoy apenas tuvimos tiempo de desayunar y papá tenía algo muy importante que hacer o bueno eso dijo.

Entre por la puerta de la gran cafetería, me acerque hasta las bandejas y tome una— ¿Podría darme un poco de avena por favor?.

La cocinera tomo una cuchara bastante grande y se acercó hasta el contenedor—se acabó—hize un mueca triste puesto que me encanta la avena—pero puedo ir a traer un poco más, ¿Me esperarías?.

Yo asenti ahora con una sonrisa, ella se alejo, me dispuse a sacar de mi mochila uno de los libros de literatura inglesa que tome prestado de Walter.

Bueno, en realidad se lo robe pero el muy tarado cree que se lo voy a devolver.

El grito sonoro de un chico que no conozco se hizo presente— ¡Oigan todos, Henry Rollers y James Blythe están peleándose en el patio!.

Esperen un momento, James, ¿Mi hermanito?.

Tome mi mochila con fuerza y comenze a correr, no me importa que el camino haya pisado o golpeado sin querer a varios de los alumnos, ahora lo único que me importa en mi hermano.

Y sentí una presión en el pecho al verlo en el suelo con la nariz sangrando y su mejilla roja—¡Déjalo en paz!— grite y me acerce hasta ese chico empujándolo.

—¡¿Tu también quieres, Blythe?!— retrocedi unos pasos, el era mucho más grande que yo, musculoso y con más fuerza.

Pero no me importa, yo defenderé a mi hermano.

—¡Ven pégame si te crees tan hombre, idiota!— el círculo de personas abuchearon, otros jadearon por el asombro—¿¡O es que acaso no eres tan hombre como dices?!.

Él se abalanzó sobre mi, yo me mantuve firme en mi lugar esperando el golpe, pero James se levantó y lo empujo tan fuerte que ambos cayeron al suelo.

—¡No la golpees!—James le dió una cachetada que puso rojo de furia al castaño.

—Estan muertos Blythe's—dijo entre dientes, yo tome por los hombros a James y me coloque enfrente suyo.

—Tu pones una mano por alguno de ellos dos y te rompo la nariz—Walter apareció enfrentandose a aquel chico que al verlo parece que mojo sus pantalones.

Al parecer todo debía empeorar —¿Que demonios está sucediendo aquí?!—la directora llegó hasta nosotros con una cara tanto de espanto como de enojo—¡Ustedes cuatro a mi oficina, el espectáculo termino!— los demás se dispersaron casi al instante—voy a llamar a sus padres.

𝗛𝗲𝗮𝘃𝗲𝗻𝗹𝘆 | 𝐀𝐧𝐧𝐞 𝐱 𝐆𝐢𝐥𝐛𝐞𝐫𝐭 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora