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Gilbert

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Gilbert

Verla dormí se convertirá en uno de los nuevos placeres de mi vida.

Acaricié su mejilla con suavidad y ella se abrazo a mi descansando su mano en mi pecho, se ve tan serena, tan tranquila, su paz se transmite a mi.

—Buenos días señora Blythe—ella me sonrió a labios cerrados, me acerque jugando mi nariz con la suya—¿Tiene algún plan en mente para hoy?.

— Quedarme contigo abrazados es una de ellas— se acercó a dejar un beso en mis labios.

No podría decir con exactitud cuanto minutos nos quedamos charlando mientras compartíamos besos y algunas caricias.

—Tengo hambre—dijo levantándose de la cama colocando su camisón blanco dándome la espalda, al sentí mi mirada se dió la vuelta— ¿Que?.

—Eres hermosa—la tomé por la cintura por sopresa cayendo ella sobre mi para después besarla con delicadeza—usted es la mujer más hermosa de todo el mundo Anne Blythe.

Sus mejillas adoptaron ese color rojo que me encanta—Vístete y bajemos a desayunar.

—Pienso en que podríamos optar por su idea de hace unos momentos—lleve mis manos a sus muslos queriendo subir el camisón poco a poco.

Pero la mano de Anne me freno.

—En la noche, Señor desesperado—me beso con rapidez caminando hacia el baño, solté un gruñido tapando mi cara con la almohada— Arriba.

—No quiero— respondí como niño pequeño.

—Entonces no hay besos por todo el día— sin perder ningún segundo me levanté con rapidez tomando mi toalla— Veo que decidiste hacerme caso.

—Mas me vale, no quiero pasar tremendo castigo— escuché su risa antes de entrar a la regadera.

Decidimos con Anne venir a Italia para la luna miel, al principio ella se negó diciendo que le gustaría algo mas tranquilo,  pero por otro lado estaba mi yo viajero que deseaba con todas ganas venir al país de la pizza, por lo cuál juntamos nuestras ideas formando una sola.

Al terminar de desayunar pensamos en que podríamos salir a caminar por los alrededores y luego ir a la playa, era nuestro último día antes de volver a casa.

—Mira, un caracol Gil—mi adorada esposa jamás cambiará ese espíritu de niña que hay en su interior, lo cual amo de ella—¿Podemos llevarlo a casa?.

No me podía negar a esos ojitos azules—los que quieras— salto de alegría envolviendo sus brazos en el cuello, repartió por mi cara  besitos por todas partes.

En una cubeta guardamos varios objetos, desde piedras hasta diminutas caracolas con las cuales Anne dijo que haría pulseras para Joyce.

La playa estaba algo desierta, puesto que viajamos en la época dónde menos visitas turísticas venían a la pequeña isla de Capri.

Nos metimos al mar para nadar, y cuando me sumergí en el agua, me di cuenta que Anne no estaba conmigo.

—¿Amor, que pasa?.—ella estaba parada en la arena recibiendo el agua del mar en sus pies.

—No sé nadar— admitió con cierta vergüenza, me encaminé despacio sintiendo las gotas del agua correr por todo mi cuerpo y la tome como princesa— ¿Que hacés?.

—Hoy haremos clases de natación con nada más y nada menos que el profesor Gilbert Blythe—la dejé con suavidad en el agua aún sujetando su cintura— ¿Le gustaría aprender con el señorita?.

Ella asintio— será todo un placer.

La tarde fue divertida, era gracioso ver a Anne intentando nadar, menos la parte en dónde casi me da el susto de mi vida al fingir que se ahogo.

—Oh vamos Amor, era solo una broma— la ignore caminando de vuelta al cuarto del cabaña.

Al abrir la puerta aún seguía dándole la espalda, claro que no estaba enojado pero era divertido verla en esta faceta.

—Gil, por favor—me mordí el labio para no sonreír, comenze a caminar hasta el baño me los brazos de Anne en mi cintura me lo impidieron—¿Me perdonas?.

Me gire bajando la vista a sus ojos y negué, ella hizo un puchero que casi me convence, pero no me espere que sonriera con malicia pasando una mano por mi pectoral derecho con lentitud.

—¿Me perdonas por favor?— se paro de puntitas acercando sus labios a los míos sin llegar a juntarse, aquellos dos zafiros azulinos no se separaban de mis ojos avellana.

Ya no puedo seguir fingiendo esto, no con ella en está pose y con su aliento chocando con el mío.

La tomé por la cintura corriendo con ella hacia el baño, su risa rebotó en mi oido y no perdí tiempo en cerrar la puerta.

—¿Disfrutaron de sus vacaciones?— Pregunto James desde la parte de atrás del auto.

—Debieron haber roto varios muebles— Anne le dió un golpe a Royal en la nuca—estoy conduciendo agresiva.

—Si cariño, la pasamos muy bien—mi esposa sonrió en su dirección desde el asiento del copiloto.

Adoraba que ella y James se comenzarán a llevar bien, pero aún adoraba más el hecho de que ahora en adelante, seremos los cinco viviendo en la casa como una familia.

Por ahora seremos cinco, quien sabe, puede que dos pequeñas personitas se unan a la familia.

Les juro que no pude parar de reír mientras escribía esto, lo siento pero no estoy para nada acostumbrada a escribir a Shirbert siendo atrevidos

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Les juro que no pude parar de reír mientras escribía esto, lo siento pero no estoy para nada acostumbrada a escribir a Shirbert siendo atrevidos.

¿De que creen que trate el próximo capítulo?.

Los amoooo

Mapa 🤍

𝗛𝗲𝗮𝘃𝗲𝗻𝗹𝘆 | 𝐀𝐧𝐧𝐞 𝐱 𝐆𝐢𝐥𝐛𝐞𝐫𝐭 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora