Anne vuelve de la universidad para retomar la tarea que realiza cada verano, cuidar el cementerio de Avonlea.
Un día ella conoció a un azabache de ojos avellanas, al cuál ayudo a devolver el amor a su corazón y al de sus hijos.
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Gilbert
Anne me a invitado a una cita y mi mente aún lo sigue procesando, no soy capaz de pensar en que enserio paso.
Vino a mi consultorio ayer y con su hermosa sonrisa me lo pidió, no sabía que decir, parecía una estatua, congelado ante aquella chica que estoy enamorado.
Solo pude asentir con una sonrisa, una vez que se fue grite sacando toda la emoción de mi ser, y ahora me encuentro en mi auto pensando en la cita.
Me dijo que sería una sorpresa, lo único de información que logré obtener fue que la cita sería en el cementerio, para cualquiera algo macabro pero para mí es romántico, digo allí nos conocimos.
Allí la conocí, estoy agradecido de que ese día mis tres hijos se hayan escapado de mi.
Dejé el auto en el estacionamiento, con mi chaqueta y un pequeño ramo en mano caminé hasta la entrada, y cuando entre al lugar unos gritos se hicieron presentes.
Logré ver a Royal y un Rubio el cual no conocía, Anne y Cole estaban a los costados mirándolos con preocupación.
¿Que hize yo?, Me escondí detrás de un ángel de piedra.
—¡Alejate de mi hermana Garden!— el rubio desconocido para mí empujó al castaño, Royal no se quedó atrás para tomarlo por el cuello.
—¡Nisiquiera sabía que vino a Avonlea, Billy!.
El rubio se soltó de su agarre pero quedó lo bastante cerca del rostro de Roy— Entonces sigue haciendo eso, porque si me entero que intentas acercarte a ella o la vuelves a contactar, te voy a matar.
—Ella no necesita que la cuiden y tú no eres nadie para ordenarme que hacer o no— Billy desvío su vista hacia Anne y Cole, y sin decir nada más se alejo con su mirada aún puesta en el castaño.
—Nunca aprendes— Cole se le acercó— ¿Es que acaso eres idiota?.
—Ya basta tu también— Anne tomo del brazo al rubio— ahora los dos se me van a ir al baño y vuelvan al trabajo cuando estén tranquilos.
Los dos sin decir más se alejaron, Anne en cambio soltó un grito de frustración.
Salí de mi escondite y me aproximé a la peliroja, cuando llegue atrás de ella toque su hombre con una palmada.
Coloque una nueva anotación en mi mente, nunca saludar de este modo a Anne Shirley si no quieres que su mano impacte en tu mejilla.
—¡Oh santo cielo, Gilbert!— me sobe la mejilla mientras Anne se acerca hasta mi rostro tomándolo entre sus manos— perdóname.
—No tu a mi, no quería asustarte—ella me sonrió con dulzura.
—Tranquilo, ¿Creo que debo decir hola, verdad?.
—Eso hace la gente normal, pero tú no lo eres por lo que veo— dije señalando mi mejilla roja.
Anne me dió un golpe leve en el hombro que solo logro hacerme reír—¿Vamos a nuestra cita?.
Caminamos hasta una parte desconocida para mí del cementerio, era un jardín de lo más hermoso y en el centro había un pequeño kiosco de color blanco.
—¿Hermoso no?—yo asenti por las palabras de Anne—este era el jardín de la abuela de Cole.
—Es muy encantador, a Joyce le gustaría este lugar— Anne tomo mi mano causando sorpresa y nerviosismo en mi interior.
—Vayamos a nuestra cita, señor Blythe.
Entre unas tazas de té y varias galletas pasamos la tarde, hablando de diversos temas, conociéndonos un poco más, y cuando todo eso acabo, nos inundamos en un silencio cómodo, sentados en una banca observando el lago.
—Anne—dije, ella dejo de observar el lago para mirarme, no sabía que decir pero tengo en mente algo que quiero hacer desde hace un mes.
Me levanté con ella tomándola de ambas manos, me fui acercando con lentitud a su rostro y sin decir nada coloque mis labios sobre los de ella.
Ella se dejó llevar por el beso colocando sus manos en el cuello de mi camisa y yo bajé mis manos a su cintura acercandola aún más a mi.
Nos separabamos pero por escasos momentos, para volver a unir nuestros labios, hasta que el aire nos exigía y ella dejo un último beso antes de separarse solo un poco de mi.
—¿Le gustaría salir en una segunda cita conmigo señorita Shirley?— pregunté jugando con nuestras narices.
—Me encantaria señor Blythe— y sin decir más, pego sus labios de nuevos con los míos.
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*Aparece en el escenario y las lectoras comienzan a aplaudir y gritar como locas*,¡Ayy por fin se besaron!
