Capítulo 18

388 26 0
                                    

Desiré

El ambiente entre la familia fue acogedor, tuve la oportunidad de conocer la mansión en su esplendor. Una vez vi el último rincón de ese sitio supe que el dueño tenía buen gusto y no escatimó en detalles para hacer de su morada un sitio elegante. No esperaba menos, porque el sitio donde vivía Gregory y que, según fuentes, también era suyo, era igual de lujoso y elegante.

El recorrido lo hice con la señora Fiorella ya que su esposo se encerró en una reunión con su hijo y Jedrek. Trisha se había perdido por los jardines una vez la deje en el suelo y me habían dicho que no me preocupara, iría en búsqueda de sus demás hermanos. Asi supe que eran cinco cachorros y que le estaban buscando un hogar.

— ¿Sigue peleados Gregory y usted? —pregunto a la distinguida mujer.

Esta apoyada en la terraza del segundo salón, uno que se encuentra en el segundo piso del lugar. Se distrae mirando un punto lejano suelta un suspiro fuerte y pesado, es la señal que he tocado un tema sensible. Aunque han hablado luego que fui a verles esa noche, Gregory no ha puesto un pie en la casa de sus padres desde ese día. Lo curioso de todo, es que Matt si lo hace y habla con sus padres de manera común.

—No como yo quisiera —responde girando su cuerpo hacia mí y el reflejo de los rayos del sol iluminan sus facciones. —pienso que nunca volverá a ser igual. —habla en tono melancólico.

—Nunca es una palabra muy larga —respondo y gira en mi dirección —también es una de las cuatro palabras Peligrosas—respondo y gira hacia mí, con un gesto que he visto en sus dos hijos.

—¿Peligrosas? —afirmo acomodando mi cuerpo en el sillón fingiendo que no me afecta su mirada fija en mí.

—Nunca, siempre, todo o Nada, tiene pocas o nulas opciones con ellas —se queda un instante mirando en mí dirección y luego sonríe.

—Sí, supongo que tienes razón —sigue y mira la hora en su reloj —no va a venir.

—Tendrá que venir por mí—le digo y sonríe acercándose a mí. —si no viene a almorzar, vendrá a cenar y si no a desayunar o a almorzar —digo firme y alza una ceja divertida —no me moveré de este lugar hasta que no hable con ustedes.

—¿Siempre eres asi? —me pregunta.

—¿Obstinada? —pregunto y niega.

—Apasionada —me corrige —las personas como tú lo hacen todo diferente, simplifican su vida y tienden a tomarse la vida en calma. —señala mi atuendo y lo miro un instante en búsqueda de algo malo y niega con una sonrisa—¡Mírate! Tienes un embarazo peligroso y según me han dicho llevas una vida normal, no te has detenido.

—Las mejores cosas de la vida no se disfrutan corriendo o con afanes —confieso —me es imposible vivir en medio de una vida caótica o con afanes, quizás por eso todo lo que está sucediendo me produce escozor.

Me toma de las manos al escuchar a su esposo llamarla y bajamos en silencio. No sé dónde se encuentra, pero solo espero no deje a su madre tirada, sería maleducado. El sonido de una notificación me llega y al leer es un mensaje suyo diciendo no llegará, que lo regrese a casa. "Con un no me moveré de aquí y pasa por mi" le doy a entender lo que pienso de su cobardía.

Suelto una exclamación al sentir que soy alzada en brazos y alguien besar mi cuello, lo que me hace buscar al causante de todo. El menor de los tres varones Frederick, me mira con una sonrisa y su parecido con su padre es evidente.

—¿Me extrañaste? —me pregunta con la mejor de sus sonrisas y vuelve al ataque en mi cuello haciendo cosquillas.

—J...la vas a hacer caer —advierte su madre, pero también sonríe.

Un Frederick en ApurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora