Des
Le doy la última puntada a mi nueva obra corto los hilos y busco su gemela dejando ambas prendas en mis piernas. Las razones por las cuales escogí ese color las desconozco, solo sé que estaba dentro de la gran variedad de madejas que los Frederick me ha iba obsequiado. Una mañana me vi con la necesidad de tejer dos vestidos en color rosado. Hoy un día de que nacieran mis hijos, había terminado ¿Intuición o mi deseo que sean dos niñas? No sé, lo cierto es que tenía la necesidad de hacerla y la hice.
Estoy en el cuarto, Jasón estudia en el salón de juegos y las chicas se han ido hace un par de horas. En adelante, tendrán los días libres, porque Gregory aseguró no estaríamos en casa los dos primeros meses luego del nacimiento. Había aceptado de su padre que viviríamos en la mansión y algo me decía que de allí no saldríamos.
De todas maneras, la idea de vivir allí me agrada, el sitio es lujoso, pero tiene calor de hogar. Los bebés estarán con sus abuelos y yo por fin tendría ese hogar uno que intenté tener con Luisa León, pero que solo recibí de ella desprecio. Podría trabajar con Harris, porque Gregory no me lo negaría, era su amigo.
Me incorporo del cómodo sillón a regañadientes y es que donde me siento quiero dormir por siempre. Mis últimos meses de embarazo han sido tortuosos de hecho, todos los meses hubo algo distinto, tan es así, que difícilmente creo volver a tener hijos.
Me acerco a la mesa amarilla que según Gregory era para cambiar el pañal a los bebes, está dispuesta la maleta que llevaré al día siguiente para el hospital. Tomo los dos diminutos vestidos, con sus zapatos, gorros. "Outfit completo" pienso sonriente y lo dejo a la vista en la maleta. Detengo mis manos al cerrarla para detallar todo cuando hemos comprado juntos y algunas cosas tejidas por mí.
Llenar esa maleta y todo lo que existe en su interior se convirtió para ambos en la más maravillosas de las aventuras. El embarazo hizo en ambos, cosas que nunca hubiera sucedido, acercarnos. Siendo sinceros, ni él o yo nos fijaríamos en el otro, porque él no llenaba el prototipo que yo buscaba en un hombre. Gregory pertenecía a una clase social que critiqué en innumerables ocasiones.
En cuanto a lo que él pensaba de mí, lo dijo siempre.
Era demasiado vulgar y corriente para su gusto, a tal punto que solo se imaginaba compartiendo cama conmigo si me pagaba. Creo que el embarazo derribó nuestros prejuicios y nos obligó a desnudarnos uno a al otro.
Y no, no habló de sacarnos la ropa...
Cierro la maleta con la seguridad que hice todo lo que tenía pendiente y lo que estaba a medio terminar era culpa de Gregory. Dejó todo para última hora y hoy día teníamos todo en casa, pero en desorden.
—¡Des! —grita Jasón y su voz se escucha lejana, por lo que avanzo a la puerta.
No he dado tres pasos hacia ella cuando se abre estrepitosamente y se asoma un J, agitado con los ojos humedecidos. Le cuesta hablar y lo único que logro entender es que algo le sucedió a su padre.
—¿Qué le sucedió a tu padre? —preguntó y niega pasándose las manos por la cabeza
—Debemos ir al hospital...
—No pienso ir contigo en esas condiciones —advierto eliminando distancia y tomando sus manos. —yo me quedo con Jack, solo seré un estorbo y aquí estaré segura.
—No voy a dejarte aquí sola...
—No quedaré sola —interrumpo. —estaré con Jacke.
Duda un instante y niego acompañándolo a la puerta, mientras le recuerdo que Greg llegara en unos minutos. La calma que demuestro estoy lejos de sentirla, porque se lo importante que es su padre para toda la familia.
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Un Frederick en Apuros
Любовные романыLibro I Saga Frederick Él vive en la zona más exclusiva de New York y es uno de los herederos del imperio Frederick. Ella en el Bronx, en la peor casa de la zona. Él ha crecido en medio de lujos, viajes, cócteles y mujeres, pero tiene un vacío que n...