Un juego adolescente termina en un forzado matrimonio que dura muy poco. Dieciocho años después, Julia y Bruno se ven obligados a olvidar sus diferencias para hacerle saber a dos personas especiales que la esperanza es lo último que se pierde. (Fina...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La esperanza debida - Capítulo 22 - Descubrir
Peter los miró, nervioso. El remordimiento le pesó el triple estando con los dos hermanos.
-¿Todo bien? - tanteó, metiendo las manos en el bolsillo, puesto que le temblaban.
-Sí, Iris y yo arreglamos las cosas - confirmó Blas, sonriendo.-
-Ah...me alegro -miró a su novia serio, y ella le hizo un gesto forzado, se sentía muy incómoda también.
-No lo parece, tienes una cara, amigo. ¿Estás bien? - dijo Blas, ceñudo.
-Sí, sí. - contestó Peter, esquivando sus ojos. Él chasqueó la lengua y negó con la cabeza. Iris tenía los cachetes rojos.
-¿Y tú por qué tan callada?
-No seas pesado...-repuso, intentando sonar natural.- Ya estamos en paz...
-Yo debo...debo ayudar a mi padre - se excusó Peter.
-Nos estás echando, lo entendimos - concluyó Blas divertido.
-¿Dónde está Zoe? - preguntó Iris, mirando alrededor.
-Se fue...tuvo que irse - Peter se encogió de hombros.
-La voy a llamar...
-¡Mierda! Ahora debemos tomarnos un taxi.- protestó Blas.
-En fin, vamos Blas - Iris se obligó a apurar la despedida, reprimiendo las ganas que tenía de quedarse con Peter. ¿Por qué todo tenía que ser tan complicado? - Adiós, Pet.
-Suerte con tu papá - Blas lo abrazó. Iris se acercó a saludarlo, y apoyó los labios en el cachete. Dios, el aroma de Peter le encantaba. Notó que su novio la apartaba, y se sintió ligeramente rechazada, sabía que era por Blas pero de igual modo le resultó chocante.
Minutos después, se retiraron. En el camino, Blas no hizo ningún comentario, permaneció taciturno. Iris concluyó que no era la única que ocultaba cosas pero no podía reclamar nada. El tiempo con Peter estaba acotado por la presencia de Blas. Era un alivio haber hecho las paces con él, no obstante debía ir con mucho cuidado, su hermano podía seguirla y enterarse de la verdad.
Ni bien se bajaron del taxi, la puerta de la casa de enfrente se abrió. Por ella salieron Zoe y Mel. Blas maldijo internamente. Melanie le había contado lo sucedido entre ellos, era más que evidente. No le hacía ni pizca de gracia, puesto que Iris iba a saberlo. Los cuatro se quedaron mirándose, incómodos.
-Bueno...¿alguien va a hablar? - dijo Iris, riendo.
-Debo volver a mi casa a llevarle el auto a mi padre, ya me envió varios mensajes.- respondió Zoe, serenamente - Los dejo...-saludó a cada uno y se subió al auto.
-Blas, me gustaría hablar contigo - murmuró Mel, tímidamente.
-Ya entendí - Iris sonreía - Los dejo para que hablen tranquilos, tortolitos. - se metió en la casa.