Capítulo 26. Admitir

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Capítulo 26 - Admitir

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Capítulo 26 - Admitir

Bruno estaba en frente de su amor de la adolescencia, sin explicarse muy bien por qué accedió a tomar un café con ella. Tracy Dumas ya no tenía aspecto aniñado e inocente, era toda una mujer. Continuaba siendo muy bonita, y no aparentaba ni de cerca treinta y seis años. Al contrario. Se notaba que hacía ejercicio asiduamente y cuidaba su figura. Debido a su prominencia dedujo que se había hecho alguna cirugía en los labios. Utilizaba demasiado maquillaje, los labios rojos resaltaban en su rostro, y si sus ojos no lo engañaban usaba pestañas postizas. Sacudió la cabeza instintivamente, apartando la vista. Era un disparate estar elucubrando teorías sobre los tratamientos estéticos de Dumas. Por Dios, ¿qué demonios hacía con esa mujer? Quizá fue una vía de escape para olvidarse del exquisito desliz con Fleming, una forma de recordar que se llevó a sus hijos por caer en su trampa. Por mucho que le costara admitirlo él también fue ingenuo; jamás imaginó que iba a caer tan bajo de enviarle las fotos fingiendo que habían estado juntos aquella tarde en el supermercado.

Al verlo tan serio, Tracy carraspeó. Giró el cuello y le hizo una seña al mozo. Pidieron dos cafés.

- ¿Cómo has estado? - rompió el silencio.

-Bien...-dijo incómodo - Estoy bien.

-Te veo muy cambiado...-sus celestes ojos recorrieron el torso de Bruno.

-Tú también estás diferente - ella sonrió, haciendo una mueca.

-Espero que para bien - Bruno forzó una sonrisa. No estaba seguro de que el maquillaje la favoreciera.- ¿Qué fue de tu vida?

-Puse una juguetería en Soho, se llama Rainbow.

-Me enteré...es muy grande. Y también supe del éxito de las pistolas que inventaste, las vendieron a McDonalds...todo un suceso..- Bruno bebió un poco de café. Tracy lo miraba con mucho interés. - Estás serio. ¿Te arrepentiste de venir? - le preguntó sin rodeos.

-No lo sé - reconoció Bruno, pasando una mano por la nuca. Tracy vio que tenía una marca roja en el cuello y se estremeció. Probablemente fue Fleming. Sintió mucha envidia de Julia...finalmente lo había atrapado, mostró sus verdaderas intenciones con Bruno. Ahora lo tenía para ella y le daba mucha rabia. ¡El hombre que estaba degustando! Lo agarró en su mejor momento, al menos en lo físico; Sullivan se transformó un adonis. A los dieciocho era un muchachito de rasgos simétricos, pero bastante flaquito. Ahora Bruno era un hombre tonificado, maduro. La barba incipiente lo favorecía y los ojos verdes resaltaban por su oscuro cabello...y hasta parecía tímido. Le calentaba el pudor en los tipos. - Tú también te quedaste seria.

-Solo te estaba mirando...parece que empezaste a entrenar.- Bruno se puso rojo - Quién lo diría, ahora eres tímido.- él sonrió un poco.

-No soy tímido. - Enseguida dedujo que con Julia llegó a una confianza ciega. O tal vez siempre la tuvo y recién años después se dio cuenta. No podía quitársela de la cabeza, era una sombra en su interior. ¿Cómo alguna vez pudo comparar su amor por Tracy con lo que sentía por Fleming? Qué estupidez. Eran completamente diferentes. ¡Y con Julia solo estuvo tres meses! "Esas cosas no saben de tiempo", le diría su madre.

La esperanza debida (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora