Capítulo 33. Perdonar

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ACLARACIÓN: NO ES EL FINAL, ES EL PENÚLTIMO CAPÍTULO

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ACLARACIÓN: NO ES EL FINAL, ES EL PENÚLTIMO CAPÍTULO.

La esperanza debida - Capítulo 33 - Perdonar

Bruno se incorporó un poco y la miró, pasmado. Seguramente no había escuchado bien.

-¿Hablas en serio?

-Sí, yo...-lo apartó y se sentó. Automáticamente sus ojos se llenaron de lágrimas y comenzó a temblar. Bruno se impresionó de verla así.

-Juli...tranquila...

-Me acuerdo todo...me acuerdo quién eres tú, quién es...quien es Connall Blooms, y lo que me hizo...-lo miró, aterrorizada. Bruno vio en aquella expresión el mismo espanto de días atrás, cuando la rescató, como si hubiera involucionado - Me secuestró, me retuvo en contra de mi voluntad y...-se tapó los oídos, pero no logró reprimir los ecos de ese recuerdo tortuoso.

-No le hagas daño, Connall...¡es una niña!

-Sí, Fleming. Esto pasará cada vez que me desafíes...- desabrochó los pantalones.

-¡No! - gritó Julia hasta quedarse sin voz -¡No lo hagas, por favor, no lo hagas! ¡Auxilio! ¡No!

-Este método funciona con las justicieras como tú...y ya que no puedo tocar a una mujer embarazada por principios...

-¡Julia, tranquilízate! - la voz de Bruno la obligó a volver al presente; no podía dejar de llorar.

-¡Le hace daño, le hace daño! - chilló.

-¡Abre los ojos! - la zamarreó, desesperado.-¡Por favor, me estás asustando!

-¡No puedo, no puedo! ¡Tengo que salvarla! - las lágrimas salían a borbotones.

-¡Julia, estás aquí! ¡Conmigo! Mi amor, abre los ojos, reacciona...-ella le hizo caso y Bruno la abrazó con fuerza, besando su pelo.- Tranquila, amor, ya está...

-Debo ir a buscarla...debo ayudarla...-decía incoherentemente.

-¿De quién hablas? - susurró, sin entender.

-A Cindy...a la niña. Me necesita.

Él temió por la salud de Julia; sus enunciados no tenían sentido.

-¿Quién es Cindy? - susurró, jadeando.

-Una...una muchacha de Skleton...Connall la violó...abusó de ella en frente de mí -A Bruno se le secó la boca. No estaba seguro de querer oír la historia. Julia deshizo el abrazo y lo miró, jadeando, el terror no abandonaba sus ojos, temblaba como una hoja. Las lágrimas continuaban cayendo por su rostro armonioso. -Tengo...tengo miedo...

-No, ya estás fuera de ese lugar....

-Nunca estaré fuera...lo tengo en mi mente, castigándome todo el tiempo...-afirmó, llorando.

La esperanza debida (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora