Capítulo 6. Temer

387 21 13
                                    


La esperanza debida. Capítulo 6 : Temer

Blas abrió los ojos y bostezó en la cama, intentando reaccionar. Miró la hora en su Iphone, eran las diez de la mañana. Sonrió al techo, perezoso. ¡Qué placer no asistir a clases! Eso era vida, estar todo el día sin hacer nada, disfrutar. No estaba ansioso por empezar la universidad, de hecho ninguna carrera lo entusiasmaba. Debía pensar una excusa para sus abuelos...aunque no estaba interesado en hablar con Warren, de hecho no contestó ninguno de sus llamados. Solamente habló con James dos palabras. Estaba enojado con ellos, porque seguramente aprobaban la violencia de Warren. Los cuatro eran como una secta.

Sentía una alegría extraña que fue un consuelo de los horribles momentos de ese fin de semana. Una dicha de un color único, que jamás sintió antes. No tardó en darse cuenta que se debía al encuentro de sus padres en la bañera. Estaba contento y a la vez preocupado, sobre todo por Julia. Blas jamás lo mencionó, pero desde pequeño intuía que su madre sentía algo por Bruno. ¿Por qué lo odiaba tanto? Después de todo, el odio era un sentimiento. En cambio las intenciones de Bruno le generaban dudas. Temía que utilice a Julia para pasarla bien, eso no iba a permitirlo, ningún hombre jugaría con su madre. Bruno era más desarraigado, las novias le duraban poco. Frecuentaba a una tal Marizza que no conocía, ni tampoco quiso presentarles. Él estaba agradecido, pocas ganas tenía de socializar con las parejas de su padre.

Era un iluso, pero se encontró deseando que sus padres se quisieran, así como los padres de Peter que llevaban veinticinco años juntos. Respiró hondo. Eso era otra cosa que le preocupaba, su mejor amigo estaba raro. El día anterior se fue sin avisar y le contestó con monosílabos. ¿Tan enojado estaba porque se ausentó cinco minutos? Tocó su frente, que afortunadamente no tenía ninguna marca. Su espalda pagó un precio mayor por el pelotazo. Sonrió al recordar a esa rubia llamada Melanie. Era una belleza, nunca había conocido una chica tan linda. Parecía bastante tímida. ¿Por qué tuvo que contestarle tan groseramente? ¡Debió seducirla, no decir estupideces! Es que se sintió menospreciado, ¡lo trató de viejo!

Iris entró en la habitación, bostezando.

-¡Buen día, dormilón!

-Pendeja..- ella se tiró en la cama, y lo abrazó.- ¿Como dormiste?

-Bien, ¿y tú?

-Mejor que nunca...fue un descanso reparador.

-Te creo, pasaste doce horas durmiendo, eres un oso hormiguero.

-¿Qué tiene de malo?-dijo con voz ronca - No hay nada para hacer...es hora de pasarla bomba. ¿Vamos a la piscina?

-Deberíamos limpiar esta casa, es una mugre. -repuso, observando las telarañas del techo - Hay que ayudar a mamá.

-Limpia tú, por algo eres una mujer. - Iris le pegó en el hombro, indignada.

-¡Qué machista! Estamos en 2018, la limpieza es responsabilidad de todos los integrantes de la casa, no de la mujer.

-Sí, claro.

-Cuando tengas novia, no tolerará esos comentarios - advirtió muy preocupada.

-¿Te gustaría que tuviera novia, enana? - inquirió, curioso.

-Mmm...solo si yo la apruebo.- sonrieron. - ¿Y a ti? ¿Te gustaría que salga con alguien? Que no sea Terry - puntualizó con amargura.

-Sí, no estaría mal - dijo Blas, incómodo. - Aunque no toleraría ningún tipo de mimos delante mío. Mucho menos papá, creo que lo mata.- sonrió. Iris detectó un brillo en sus ojos castaños.

-¿A ti qué te pasa? Estás demasiado contento.- se sentó en la cama.

-Puede ser...-repuso misteriosamente.

La esperanza debida (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora