15. LE TUMBE

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Las tumbas

*

Devian tomó mi mano, apretándola con fuerza. No queriendo soltarme y yo tampoco quería que lo hiciera. Quería quedarme por siempre con él, incluso no me importaba si en algún momento rompía mi corazón.

Quería que él lo rompiera. Nadie más podía romper mi corazón, sólo Devian Salvatore.

Amaba la forma en que me sonreía, como me abrazaba y me decía te quiero al oído. Había pasado al menos un mes desde que comenzamos a salir y su compañía era todo lo que bastaba para hacerme sentir en paz.

Estaba emocionada, porque en poco tiempo al fin me graduaría y podría irme con él a Italia. Allá los abuelos estaban felices por conocerme, tanto que sentía la necesidad de aprender un poco de italiano. Algo más que sólo ciao y ti amo.

Ese día, siendo un miércoles, estaba con Dante sentada en la cafetería. Mientras él comía, yo apuntaba las palabras italianas que me decía.

-Il mio nome é Evelynn -repetí viendo mi cuaderno.

Dante sonrió satisfecho.

-Aprendes rápido. Ya verás que en unos meses hablaras fluido el italiano.

No podía ocultar mi felicidad y ansiedad por irme a Venecia con Devian. Me había costado mucho convencer a mis padres y a Eris, pero al final accedieron porque ya estaba grande como para decidir si irme de Barley o no.

Además de eso, me estaba costando dormir y no era exactamente por la emoción. En el último mes el ninja asesino había arrasado con al menos cinco personas más. Sacando sus corazones y haciéndolos sufrir con una muerte lenta y dolorosa.

Por otro lado, Bea había estado faltando mucho, pero la veía al acabar mis clases porque pasaba por su casa. Había estado algo enferma, otra vez, y se veía demasiado mal. Dante y yo habíamos acordado que investigaríamos nosotros mientras ella siguiera en cama.

Ese mismo miércoles, ocurrió otro asesinato más. Lo supimos porque fue en la escuela, está vez la víctima fue un profesor. Era la señorita Yates, de francés. Vimos la horrorosa escena en cuanto entramos al salón, su cuerpo todo sangriento estaba sobre el escritorio y quise devolver los huevos que me había comido en el desayuno.

¿Cómo no la habían visto antes?

Y cuando vi el charco de sangre, pude ver que estaba fresca. Apenas y la habían asesinado, pero se desangro muy deprisa.

Mis párpados pesaron y sentí como caía al suelo. Lo último que escuché fue la voz de Dante.

-¡Evelynn!

(*)

Sentí un olor a alcohol y medicamentos. A mi alrededor escuchaba las voces de mujeres, pude entender que eran las enfermeras y me encontraba en el hospital.

-¿Evelynn? Evelynn, despierta. No dejes que te controlen. Eres fuerte, puedes vencerlas.

¿Vencer a quiénes?

Un pinchazo en mi cabeza me hizo abrir los ojos, viendo que a mi derecha se encontraba Devian y a mi izquierda Dante. Extrañada me incorporé, mirando hacia abajo para ver que estaba en una camilla. El cuarto blanco de hospital se encontraba vacío, sólo estábamos nosotros tres.

Mi cabeza dio vueltas cuando me acomodé.

-No me des sustos así, Evelynn -dijo Devian, abrazándome y escondiendo su cara en mi cuello.

Besé su frente, con la mirada de Dante sobre nosotros.

-¿Me desmayé? -Mi amigo asintió.

-Después de ver el cuerpo de la señorita Yates. Te saqué de ahí, a rastras, y esperamos a la policía.

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