03. ALCUNE COSE NON SONO IMPOSSIBILI

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Algunas cosas no son imposibles

*

A la mañana siguiente del lunes desperté sobresaltada por un sueño. Era más como una pesadilla horrorosa, una que llevaba tres años intentando olvidar.

Decidí ignorar el hecho de que estaba temblando, no precisamente por el frío, y a paso apurado me dirigí al baño para ducharme. Me tomó un rato asimilar el sueño que había tenido, pero lo que sí estaba segura era que después de que los Salvatore llegarán a Barley todo iba a venirse abajo.

Cundo salí del baño busqué la ropa que me pondría. Unos jeans, un suéter sencillo y un abrigo. Unas botas y no podía olvidar mi gorro. Cogí mi mochila y bajé rápidamente las escaleras.
Eris estaba en la cocina preparando el desayuno, al acercarme para tomar jugo, se giró y me miró detenidamente.

-Devora me dijo que los chicos te llevarán a la escuela. Me alegra que al menos te agraden.

No era cierto.

Por poco quise decirle "No, solo me agrada Dante porque descubrí que sus dos hermanos mayores me están vigilando a ver si cometo otro crimen", pero me contuve y simplemente asentí mientras ella me ponía unos gofres frente a mí. Desayuné con tranquilidad, mi hora de entrada era a las siete y aún faltaba media hora.
Terminé y lavé todo, mientras Eris se despedía de mí y subía las escaleras para irse a dormir otra vez.

Me habría gustado que fuera verano, para disfrutar el sol, ir a nadar a lagos y comer helado hasta que se me enfriara el cerebro. Pero, aún faltaban muchos meses para poder querer eso.

Había estado tan sumida en mis ideas y pensamientos, que no había escuchado el claxon que sonaba frente a mí casa. Tomé mis cosas y salí a la fría mañana.

Dentro del Mustang del 70 estaban los hermanos Salvatore. Al volante iba Dominic, vestía tan elegante que creí que estaba mirando a un empresario ricachón que podría aplastarme cuál mosca. Junto a él, en el asiento del copiloto, iba Devian mientras hablaba entre italiano e inglés por celular. Atrás, pegado a la puerta derecha estaba Dante mientras leía un libro, al verme acercarme al auto sonrió instintivamente mientras abría la puerta.

No sabía que decirles, así que lo primero que se me pasó por la cabeza fue lo primero que solté.

-Ciao.

El primero en reaccionar fue Dante, quien rio satisfecho y me dejó espacio para sentarme. Me respondió el saludo, mientras sus hermanos hablaban sobre el trabajo y la universidad.

En el camino, Dante me dijo que estaba muy bien que les dijera eso, ya que ciao era considerado como un saludo en italiano y también podrías usarlo para saludar y despedirte.

-¿Esta es la secundaria de Barley? -preguntó Dante en cuánto Dom aparcó el auto en la entrada de la escuela.

Era un edificio de unos cuatro pisos, con un amplio gimnasio y comida rica. No es igual a un restaurante italiano, pero era comestible al final.

Dante se despidió de sus hermanos, les dijo unas cuantas palabras en italiano y se marcharon. Se giró hacia mí y sonrió.

-¿Buscamos mi horario?

Asentí y me dispuse a llevarlo hasta la oficina principal, dentro todas las secretarias se le quedaron mirando. Estaba a punto de decirles "Lo sé, parece irreal que exista alguien tan guapo", pero obviamente no dije nada y espere a que le dieran todo lo necesario.

-Aquí está tu horario, un mapa de la escuela por si lo necesitas y por ahora no tenemos casillero disponible para ti. Evelynn, ¿no te molesta compartirlo con Dante por unos días? -preguntó la secretaria principal y negué rápidamente. No me molestaba en lo absoluto. -Perfecto. Creo que algunas clases las tienen juntos, así que no habrá problema. Bienvenido a Barley.

Los Salvatore ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora