Capítulo 33 | Estoy aquí |

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Despertó con la luz brillante del sol que iluminaba la blanca habitación. Suspiro al sentir la suavidad de las sábanas, miró al techo.. Esa no era su habitación, y lo sabía perfectamente. Recordaba cada momento de la noche anterior. Se giró, encontrándose con Hill profundamente dormida. Admiró su piel tan clara, sus pestañas abundantes y su cabello desparramado por su espalda. Se levantó en silencio y comenzó a vestirse, buscando su ropa entre toda la habitación. Luego se acercó para observarla una última vez y le depositó un suave beso en la frente... Pero ella abrió los ojos lentamente— Tengo que irme...

—Lo sé... ¿Te veré pronto o en seis años?— preguntó con ironía pero con voz dulce, haciéndolo sonreír. No quería alejarse de esa sonrisa, no ahora, todo estaba en su lugar para poder iniciar una historia a su lado.

—Pronto, lo prometo— Ella sonrió y volvió a recostarse, tomó su móvil y su saco y bajó al estacionamiento. Después subió a su auto y manejó directo a casa. Tenía que llegar antes de que alguien despertará. Aparco silenciosamente y se acercó a la puerta, verificando por la ventana que nadie estuviera despierto, giró lentamente la llave, esperando no hacer ruido. Cerró con cuidado la puerta siendo inundado por el aroma a canela, subió las escaleras escuchando como Wanda y Bucky reían de algo, seguían en su habitación. Cerró la puerta y se lanzó a la cama, necesitaba una ducha.

Ambos bajaron tomados de la mano, Wanda y James lo observaron por la ventana llegar tan solo unos minutos antes. Ninguno había bebido por suerte y no había resaca, buscaron al pequeño Magnus pero este dormía plácidamente sobre el pecho de Joaquín. La ojo verde tomo una manta de color azul y los cubrió, arropandolos. Magnus despertó ligeramente pero Wanda lo volvió a apapachar hasta que se durmió.

Sirvió un par de tazas con chocolate caliente y salió hacia el jardín trasero, había dos sillas mecedoras. Le entregó una taza a Bucky— Gracias...— dijo él sonriendo. Luego entrelazó su mano con la de ella y la jaló hacia él— Ven conmigo Preciosa... — Wanda colocó su taza en el suelo y se sentó sobre él, acurrucandose en su pecho mientras la silla los mecía. Sintió la suave brisa que el lago emanaba, el sonido de las aves cantando por la mañana y la tranquilidad que emanaba el lugar.

—Este lugar es mi favorito...— susurro aún acostada en su pecho— Cuando estoy aquí tengo una inmensa paz...

—¿De verdad...?

—Si..—Wanda le tomó el rostro y se acercó a sus labios, rozando con los de él, James la miró con una dulce sonrisa. Luego los unió, moviéndose en una dulce danza con sabor a chocolate, le recordó a su primer beso, aquella noche en el muelle. Bucky le siguió abrazándola y recorriendo su boca, saboreando despacio, recorriendo sus mejillas, su paladar, memorizandola. Se separaron lentamente, aún rozando sus narices—No sabes cuánto te amo...

—Y yo te amo a ti— susurro, entonces sacó algo de su bolsillo y se lo entregó a Wanda— Tengo una sorpresa para ti.

—¿Qué es?— dijo mirando la llave. Bucky no dijo nada y solo le pidió esperar. Ella se recostó nuevamente en su pecho y continuaron un rato más acurrucados y disfrutando de la mañana.

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°. •

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Joaquín despertó pensando que había bebido demasiado, el dolor de cabeza era horrible, luego una sensación de humedad le recorrió el rostro ¿Acaso había dormido con alguna chica? No lo recordaba, se había besado con una prima de Sam y ya. Entonces abrió los ojos y no eran los besos de una bella mujer los que lo despertaban, eran de Magnus, el cachorro estaba en su rostro, lamiendo sus mejillas.

B R O K E NDonde viven las historias. Descúbrelo ahora