Capítulo 42 | Broken |

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La última vez que había estado en Bucarest en Rumania fue ocho años atrás y se había ido no en las mejores condiciones, lo habían perseguido por culpa de quién ahora se había convertido en el padrino de la boda. Qué vueltas daba la vida. Habían pasado tantas cosas en los últimos ocho años que no se había detenido a pensar en ellas, incluso el último año estuvo lleno de un sin fin de aventuras. Pero ahora caminaba por las calles de Bucarest en paz, Wanda caminaba a su lado con una mirada pacífica, disfrutando del viento que recorría la ciudad.

Si, está vez no estaba oculto, no lo buscaban, no huía, solo celebraba encontrar su pieza faltante.

Sam le había recomendado viajar a Rumania en invierno, porque era más romántico y adecuado para la luna de miel, pero él insistió en llevarla en pleno verano, quería que observará su lugar favorito, dónde encontró paz cuando estuvo solo.

Se alejaron del centro de la ciudad, y caminaron hacia un largo y ancho puente de piedra que atravesaba el imponente lago, dónde las olas rompían contra el puente, creando una brisa refrescante. La observó caminar llena de ilusión, sus pantalones y blusa holgada bailaban con el viento mientras ella alzaba los brazos para sentir la brisa en todo su esplendor.

-¡Ven aquí!- le llamo sacándolo de sus pensamientos. Tardó más en reaccionar, que en lo que Wanda lo envolvía con su magia discretamente y lo atraía a ella. Pegandolo a su pequeño cuerpo. Le estampó un beso en la boca, tomándolo por sorpresa, pero poco a poco se lo devolvió con la misma intensidad. Jugando con su cabello y tomándola por la cintura. Pronto una ola demasiado fuerte estampo contra el puente, salpicandolos. Dieron un salto y comenzaron a reír mientras corrían hacia el museo donde dirigía el puente, las olas como si quisieran jugar con ellos, empezaron a chocar con más fuerza, mojandolos más. Tomó la mano de Wanda y la arrastró entre la brisa y las gotas, hasta quedar en los escalones del museo. Recupero una gran cantidad de aire mientras observaba como las gigantescas olas iban y venían.

-Este lugar es increíble- la escucho susurrar. La miro con ternura y extendió su mano hacia ella- ¿Vinimos a un museo?

Su mirada de desilusión lo hizo reír, Wanda no era fanática de la historia a menos que se tratara de él, pero Bucky negó con la cabeza. Rodearon la pieza arquitectónica, y tras de ella Wanda observó otra continuación del puente que daba hacia un bosque. Su mirada volvió a iluminarse y la guío nuevamente por el pasillo, está vez las olas se tranquilizaron y disfrutaron con mayor quietud el recorrido.

El camino de piedra terminó, y la guío hacia el interior del bosque, entre grandes pinos y el olor a tierra mojada que Wanda aspiro-¿A dónde vamos?

Pregunto una vez más como niña pequeña-Estamos por llegar.

Con sus manos entrelazadas la guío por el camino de tierra, cuidando de que no resbalará o alguna rama atrapara su ropa. Poco a poco el sonido del lago volvió a escucharse y la brisa la recorrió de nuevo, los árboles dejaron de ser densos, y más bien fueron sustituidos por pastizales altos, rocas, y una singular flor de color rosa. Bucky se detuvo y ella pudo observar porque era su lugar favorito, era una vista impresionante del lago, dónde la brisa cubría tanto al museo que se perdía entre ella. El lago y sus olas daban la impresión de que era el mar mismo.

-Es hermoso- susurró cuando logró recuperarse. James la guío hacia un par de rocas y tomaron asiento juntos. La observó acariciar las flores cercanas que se encontraban cerca, al igual que los pastizales. Le gustaba verla disfrutar de esos pequeños placeres, la brisa, el olor a bosque o la suavidad de los pétalos.

-Cuando escapé de Hydra, busqué un largo tiempo quién era. Las memorias eran como destellos y me afectaban tanto que no podía seguir huyendo, hasta que llegué aquí a Bucarest. Y un día me encontré con este lugar y empecé a tener memorias, mi madre, mi hermana, Steve.. y decidí quedarme aquí.

B R O K E NDonde viven las historias. Descúbrelo ahora