B R O K E N

Capítulo 7 | Una familia |

Bucky había logrado conciliar el sueño... Pero solo para tener pesadillas, el recuerdo de Tony Stark atacandolo por la muerte de sus padres lo invadía. Steve lo defendió, renunció a ser el capitán américa, a los Vengadores y estuvo dispuesto a ser fugitivo porque creía que James merecía una nueva oportunidad. Hydra lo torturó por años, le borró su pasado, lo convirtió en una máquina de matar que seguiría en su cerebro por el resto de sus días. Lo había condenado a estar solo.

Cada noche cuando las pesadillas lo atormentaban se hacía la misma pregunta ¿Steve hizo lo correcto? ¿Debió salvarlo? Había días en que deseaba estar muerto. No tenía historia ni familia y lo único que le quedaba era Steve. Y ver cómo Walker manchaba su legado, como invadía lo único que le quedaba, solo le dio pesadillas esa noche. Se sentó sobre la cama y miro la ventana, dónde la oscuridad era lo único visible. ¿Porqué estaba ahí? Sin nadie, sin nada. ¿Que debía hacer en esa nueva oportunidad? ¿Que debía buscar? Pero no encontró respuesta alguna, tal vez no la había, tal vez aún no era momento de saberla.

Wanda sentía que la mente de Barnes estaba inquieta, podía sentir las pesadillas sin siquiera adentrarse en su mente. No quería ver el dolor que perseguía al soldado, le bastaba con el suyo propio. Y al parecer no era la única que no conciliaba el sueño: Sam rondaba por la sala de estar sosteniendo el escudo y pensando en todo lo que significaba. No quiso bajar porque no quería explicar el porqué de su insomnio: sus propias pesadillas y la voz de Pietro que seguía llamándola.

Aún sentía el dolor de Walker, escuchaba los huesos crujir de Nico y observaba el escudo lleno de sangre. Eso solo desencadenó la serie de recuerdos tenebrosos que guardaba en lo más oscuro de su mente: los niños alterados que morían en Hydra, Pietro lleno de balas, Thanos arrancándole la gema a Visión... ¿Cómo se suponía que debía vivir con eso? ¿Cómo debía seguir adelante? Y al igual que Barnes, no encontró respuesta alguna.

Aquella noche estuvo llena de batallas internas: Bucky trataba de encontrar una razón para vivir, Wanda trataba de no hundirse en su lado oscuro y Sam, él trataba de convencerse a sí mismo de que era digno.

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Muy por la mañana, Wanda ayudaba a Sarah a preparar el desayuno mientras Sam contactaba a todo viejo amigo de su familia para reparar el bote. Tenía que comenzar ganando una batalla a la vez, por alguna cosa debía comenzar y lo hizo por la menos complicada. El muelle estaba lleno de personas dejando regalos, dándole consejos al menor de los Wilson y conociendo a Maximoff. Sarah atendía su restaurante de mariscos y Wanda cuidaba de los pequeños que la adoraban, si bien trataba de ser discreta, a ninguno de ellos le importaba que saliera una extraña luz roja de sus manos e hiciera levitar objetos.

Sam hablaba con un trío de hombres mayores que le regalaron un motor para el barco, estaba sobre una vieja camioneta y se debatían cómo bajarlo. Uno de ellos dijo que para subirlo necesitaron de sus diez nietos, así que se ofreció a llamarlos. Pero no fue necesario cuando observaron a un pelinegro de ojos azules levantarlo con facilidad y dejarlo en el suelo.

—Bueno, problema resuelto— dijeron los tres hombres y se retiraron. Entonces Bucky subió a la batea de la camioneta un maletín de aspecto wakandiano— Vine a dejarte esto. Solo necesito que firmes y me largo.

Sam trató de ignorar su frialdad. Sabía que estaba molesto por lo del escudo, en su rostro se reflejaba que no había pasado una buena noche y que seguía un tanto decepcionado.

— ¿Cómo te fue con Zemo?

— Extraño— soltó sin decir nada más y recordando su incómoda y rara conversación, la cual se negaría a toda costa repetirla. De pronto la voz de Sarah llamando a Sam los guío hacia el bote, una fuga de gas — Hola Sarah ¿Cómo estás y los niños? —antes de que le respondiera Bucky se alejó para ayudar a Sam a reparar la fuga.