CAP- 11 COMPARTAMOS UN HELADO...QUE TAL SI TU HELADO SOY YO

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-Nena, ya acabaron las clases, ¿te llevo a tu casa?.-Dice, mirandome fijamente.

Me acerco tranquilamente, despego mis talones del suelo sosteniendo mi peso en las puntas de mis pies, el pasa sus brazos fuertes, y suaves por mis caderas atrayendome hacia el, me acerco a su cara y miro sus labios al tiempo que me muerdo mi labio inferior, se le escapa una sonrisa maliciosa.

se acerca y sierro mis ojos, y justo cuando se confia y los cierra para comenzar un ardiente beso, planto mis labios en su mejilla izquierda, inmediatamente abre los ojos como platos de loza grandes y no puedo evitar reirme.

-¿Que pasa?, no te gusto mi beso-Digo sonriendo ingenuamente.

-Eres mala, sabes que te deseo y te aprovechas.-Mis caracajadas no demoran en salir y mis ojos ya estan llorando de la risa, mi estomago ya me duele,-que esperabas-Digo..

Me las pagaras-Dice Ravel al momento me arrecuesta una de las paredes del salon atrapa mis manos con una de las suyas, y las levanta dejandome indefensa, su mirada es distinta, es pesada y ruda, la calidez se ha ido.-admito que me intimida mucho.

¿Ravel que haces?-Digo tratando de enterder la situacion.

ya veras-Dice.

Se acerca a mi, me besa bruscamente, mis labios comienzan a arder del maltrato, muerdo uno  de sus  suaves y rosados labios, le duele, por lo tanto se aleja un poco.

-Ravel, me duele-digo en casi un susurro. Pero debo admitir que me ha gustado, su parte ruda es tan sexy.-pienso.

se acerca, pero esta vez es mas tierno, sus labios se mueven al compaz de los mios lentamente, la mano que tenia sujeto mis brazos es liberado.
sus manos se estacionan en mi cuello y pronto estamos disfrutando de mil sensaciones sanas en nuestra relacion.

pronto se separa y se dirije a la silla donde esta mi bolso, lo toma y me acerco a el, me pasa uno de sus brazos por mis hombros y nos dirijimos fuera del salon, riendonos de cualquier tonteria que se nos ocurriera.

Al momento de salir al estacionamiento, me doy cuenta de que a lo lejos,  esta mi padre buscando me, trato de ocultarme, al Ravel darse cuenta de que me escondia, dirijio su atencion a mi padre, este me estaba buscando desesperado, pero se le notaba con rabia, seguro que mi madre ya le dijo que hoy no voy a dormir en casa.


Ravel se apresura entra a su carro, yo pronto ya estoy dentro y en camino no se a donde.

-Nena.-dice Ravel mirando me rapidamente.
-Si, -Respondo casi de inmediato.
-¿Te llevo a tu casa?-Dice. tranquilamente.
-No. ¿puedo dormir hoy en tu ca..?-no puedo ni termitar de preguntar cuando el ya me esta respondiendo con una sonrisa.
-Claro que si amor-dice, casi radiente, casi casi tiene luz propia, sus ojos tienen un brillo unico, y no se le nota algun mal sentido.

Pronto nos acercamos a la calle, pero noto que se pasa de largo de su casa, lo miro y el me regala una sonrisa.

Pronto llegamos a la calle de mas arriba de su casa, al parecer su casa tiene dos frente, el que esta frente a mi casa y este que es solo para los autos, deben ser muy ricos por lo que veo, como para darse tal lujo.

Nos bajamos del carro y un muchacho, con un poco de barba, ojos claros, piel clara y linda, un cuerpo de agrado, y vestido con traje, al parecer es un mayordomo, pero es joven, pongamosle unos 22 años, nos abre la puerta de la camioneta y luego Ravel le da las llaves para que el guarde la camioneta.

Ravel me agarra por la cintura y nos dirijimos a una puerta, grande y sencilla.

Esta casa es grande, tiene puertas y ventanas de estilos imperiales, colores pasteles dentro, combinados siempre con un blanco, inspirando tranquilidad, nos dirijimos a la sala de estar, al entrar nos encontramos con unos muebles color negro y a Emily, sentada en este, hablendo tranquilamente con Hayden.

Miradas PeligrosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora