Luego de unas largas horas de vuelo, por fin llego a la casa de mi padre, todo es tan lindo, su casa es 4 veces mas amplia que la de mi madre, esta pintado de colores pasteles, todo es lo lindo del mundo, pero no puedo disfrutar lo, tan solo acordar me de que mis hermano y mi madre están lejos de mi, es una tortura, pero pronto cumpliré 18 y no pienso durar mas tiempo acá.
-Aly, ya esta la cena, por favor baja a comer.-Dice la actual esposa de mi padre, ella es alta atlética, con cabello rubio, ojos azules, su sonrisa es perfecta, su mirada es dulce.
-Enseguida bajo.-Le digo escuchando el sonido de sus pasos alejarse detrás de la puerta.
Lentamente bajo a comer, al llegar al comedor busco por todas partes la presencia de mi padre pero al parecer no se encuentra.
-¿Te puedo ayudar en algo?.-Dice su esposa sonriendo me mientras me doy cuenta que me ha pillado buscando por todos lados.
-¿Mi padre no esta?.-Pregunto mientras ella termina de masticar lentamente su comida.
-No, lo llamaron del trabajo.-Dice ella sonriendo.
-¿Estas segura de eso?.-Pregunto mientras esta se detiene a pensar.
-Totalmente segura Erick no me mentiría.-Responde ella mientras sus ojos se fijan en mi.
-¿Sabes por que estoy aquí?.-Pregunto algo sulfuran te.
-Si.-Contesta ella tomando un poco de vino fuerte.
-¿Como lo toleras?.-Pregunto indignada.
-Nos amamos Alexa, nos entendemos muy bien.-Dice ella levantando se de la mesa.
Nadie volvió a hablar, todo fue lo mas de silencioso, después de unos minutos sus hijos llegaron y pronto estábamos en una guerra de miradas incomodas y poco disimuladas, al terminar corro a la cocina, lavo lo que ensucie y subo las escaleras hasta el cuarto que me han indicado.
-Te recomiendo no sacar la ropa de tus maletas.-Escucho decir después de miles de insultos y burlas de parte de mis queridos hermanastros.-Si abres te doy algo que es tuyo, querida hermanita.-Escucho decir a uno de los troles que engendro mi padre.
-La duda me calco me y tal ves sea una trampa pero que malo me pueden hacer estos hijos de papi y mami; decido abrir la puerta silenciosamente, encontrando me con la mirada de mis dos hermanastros.
-¿Que quieren?.-Digo cortante.
-¿Esto es tuyo?.-Pregunta el mas alto de ellos, ni siquiera se su nombre pero se nota que es el mayor entre ellos.
Miro lo que tiene entre sus manos y mis ojos no pueden ser mas grandes, no lo puedo creer, es mi celular, el celular que mi padre me quito esa vez.
-Si es mio.-Respondo intentando quitarse lo de las manos, apuesto que nadie ha descubierto mi clave. dice mi conciencia alegrando me la noche.
-No te lo daré tan fácil, her-ma-ni-ta.-Juega con mi apodo familiar.
-¿Que quieren a cambio?.-Pregunto con la intención de conseguir cualquier cosa que me pidan.
-Queremos todo el efectivo que tengas.-Dice Jerremi el mayor de mis hermanos.
-No tengo dinero, pide otra cosa.-Digo tratando de convencerlo.
-Si no tienes dinero, no te doy tu celular, es a si de sencillo.-Dice con malicia Randy, mi hermano menor.
-Deja me ver que tengo por allí.-Digo dando le paso a la habitación donde me quedo.
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Miradas Peligrosas
Teen FictionLa locura es el mejor acompañante del amor, sentir que te desean, es una de las mejores sensaciones. - Que quieres? -Quiero tenerte-Dice Ravel con una sonrisa detestable, realmente me idiotiza esa maldita sonrisa. -Tener me?- Jamás y nunca-Digo sin...