FIN DE SEMANA [09:00AM]
- ¿Segura de que puedes ir sola, Anya?
- Sí papá, solo envía al chofer a la dirección que te dije - Suspiró - Visitare a la abuela y volveré lo antes posible.
- ¿Estás completamente segura? - Preguntó de nuevo el hombre con tono de preocupación - ¿No tienes algún amigo que vaya contigo?
- ¡Oh, papá! - Exclamó molesta.
- Está bien tranquila, no seas histérica - Soltó una pequeña risita - Pero entiende, si vas acompañada sería un alivio para mí, sabes perfectamente que la abuela vive en un lugar muy apartado de la ciudad.
- Bien eso haré, ahora deja que me prepare - Se despidió rápidamente y colgó la llamada.
En poco tiempo salió de su cuarto, al ser fin de semana y tener el día libre, llevaba puesta ropa cómoda, junto a una mochila blanca que hacía juego con sus zapatillas.
Realmente no tenía intenciones de invitar a nadie, bueno en realidad no conocía a nadie, por lo tanto, ya se inventaría algo para decirle a su padre, una mentirita piadosa no hacia ningún mal.
Caminó hasta llegar a la entrada del colegio, mientras esperaba a que vinieran por ella tomo asiento sobre una banca algo vieja, que se encontraba a su lado.
Varios minutos habían transcurrido y nadie llegaba, así que aburrida, levanto su mano izquierda y comenzó a estudiar cuidadosamente su tono de piel, siempre había sido muy blanca, hasta el punto en que parecía enferma.
- Últimamente estas muy pálida ¿comes bien? - Dijo de sorpresa el peliblanco detrás de ella.
- Claro, tengo un apetito voraz - respondió - Además, este color me ha acompañado toda mi vida.
- Qué raro, el presidente es moreno...
- Sí, pero mi madre era tan blanca como la nieve - Giró su cuerpo para observar a Satoru - ¿Por qué esta aquí? - preguntó.
Él simplemente guardo silenció y comenzó a caminar, se veía realmente apuesto sin el uniforme del colegio, esta vez vestía de forma casual y en vez de usar la venda en sus ojos, llevaba gafas.
- ¡Señorita Anya! - Gritó un chico joven desde un auto color negro - ¡Disculpe la tardanza!
- No te preocupes, al menos llegaste - Caminó hacía el coche algo confusa al ver que Satoru se había detenido junto al mismo.
- Bueno, ya podemos irnos.
- Si vámonos, quiero aprovechar el día, hoy será estupendo - mencionó el albino, subiendo junto a ella en el asiento trasero.
- ¿Qué mierd...¿Por qué está en mi auto?
- ¿Tu padre no te lo dijo? - sonrió - Él llamo al director y le dijo que le pagaría a quien te acompañara a casa de tu abuela, así que aquí me tienes jaja.
La chica apretó sus dientes a punto de explotar y se cruzó de brazos. Cada vez que quería estar lejos de Gojo, de alguna forma terminaban cruzándose y acabando el día juntos.
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Aproximadamente una hora después, llegaron hasta su destino, bueno mejor dicho casi llegaban, ya que la casa de la abuela se encontraba al otro lado de un bosque muy frondoso.
- Los dejaré aquí señorita, por favor tenga cuidado - Habló el chofer abriéndole la puerta - Y no olvide pasarla bien.
- ¿Ya llegamos? ¿Y la casa? - Preguntó Satoru, bajando del móvil- ¿Tu abuela vive en un árbol o qué?
- ¡Claro que no! - levanto la voz - El único camino que atraviesa el bosque es muy estrecho y el auto no puede pasar, así que tendremos que caminar, pero si no puede hacerlo entonces el chofer lo llevara al colegio de nuevo.
- Jaja ¿cómo crees? Ya estoy aquí, prefiero esto a andar exorcizando maldiciones.
- El camino es largo, mejor vuelva al colegio - Insistió - Ya es un hombre adulto, quizá sus piernas no aguantan tanto - sonrió de manera burlesca.
- ¡Oye, tampoco soy un viejo! - Respondió ofendido - Apenas tengo veintiocho.
- Ajá, es todo un señor- Comenzó a caminar apresurada, seguida de un Satoru bastante molesto.
Después de unos minutos, llegaron a la casa de la anciana, era enorme y tan vieja como ella misma, se podría decir que incluso era más grande que el Templo Gojo.
- Ohhh vaya - dijo animado, quitándose las gafas para apreciar mejor el lugar - Como era de esperarse, la madre del presidente nada en dinero y oro.
- Profesor, solo nos quedaremos aquí hasta mañana - mencionó la chica, mientras se quitaba las zapatillas para entrar - Y, por cierto, en esta casa hay algunas reglas que deberá seguir.
- ¿En serio? ¿Cuáles? - Se quitó rápidamente el calzado.
- Debe ser respetuoso con las sirvientas, usar ropa tradicional y no beber nada de alcohol.
- Mmm ¿Será tal vez... que tu inventaste la primera regla? Con el objetivo de que no esté cerca de otras mujeres- preguntó mientras se acercaba de forma lujuriosa a la chica, sus labios y los de ella estaban a tan solo centímetros de rozarse.
- ¿Acaso usted necesita de reglas para dejar de ser un don juan por al menos un día? ¿Sabe? mi abuela es una mujer chapada a la antigua- empujo con fuerza al albino - Por ende, las chicas aquí son jóvenes sacerdotisas vírgenes, y si un don juan como usted les hace algo, mi abuela se encargará de cortarle lo único que lo define como hombre - Soltó una pequeña carcajada y entro al templo.
Satoru simplemente sonrió de lado y la siguió.
PD: En el futuro me gustaria escribir otro fanfic, con algun otro personaje, así que porfis dejen el nombre de su husbando favorito y lo tendre en cuenta para el proximo 👀👌