𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟐𝟐

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Al día siguiente, Anya tenia muchas ganas de ver a Gojo, pero al mismo tiempo se sentía horrible y por ende, quería pasarse el día entero encerrada en su cuarto. Sin embargo, esa misma mañana alguien toco su puerta.

-¿Estas bien?- pregunto Yamato, desde el exterior.

-Eh si, por supuesto- respondió sin ánimos.

-¿Aun duele tu tobillo? Traje medicina por si acaso.

-Gracias, pero ya no duele así que no te preocupes- abrió la puerta - ¿Cómo esta mi profesor?¿y Kaomi?

El chico rubio hizo una pequeña mueca de molestia, realmente detestaba que ella preguntara por el peliblanco -Están bien- dijo sin mas.

-Ya veo, me alegra saberlo y gracias por decirme- estaba apunto de cerrar la puerta, pero el pie del chico se lo impidió, aquello hizo que Anya lo observara de inmediato -¿Qué haces?- pregunto confusa.

Se sintió aun mas confundida cuando Yamato tomo su mano, no entendía nada de lo que estaba pasando y eso, sumado con sus problemas de la noche anterior, estaba haciendo que entrara en una gran crisis.

No sabía como actuar, que decir o hacer y solo habían dos opciones, quitar su mano rápidamente o cerrar la puerta en su cara, para huir de tal situación, pero ninguna de las dos le gustaba, pues el era su amigo de la infancia y hacerlo sentir mal, era lo que menos quería.

-¿Puedo pasar?- hablo, mientras ingresaba a la habitación de la chica, sin si quiera esperar un si o no, pensaba que el rostro sonrojado de la pelirroja era una clara respuesta.

-Señorita Anya- hablo Ijichi, apareciendo de la nada y haciendo que el rubio se espantara, alejándose de ella.

-¿Si?- inquirió nerviosa.

-Tienes una misión, saldremos en cinco minutos...alístate- contesto serio- te espero en el auto.

Anya entro rápidamente al cuarto ignorando a Yamato, que aun seguía ahí y volvió a salir, pero esta vez corriendo y sin despedirse del chico, su cabeza estaba demasiado tupida de cosas como para pensar en nuevos problemas. Así que prefirió, dejar todo para luego.

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Una vez en el auto, se tomo un tiempo para pensar y aclarar ideas, mientras miles de preguntas saltaban a su cabeza ¿Yamato sentía algo por ella?¿como haría para estar lejos de Satoru?¿Y si en vez de alejarse, permanecía a su lado?¿Ijichi se enteraría? Todas esas cosas, la estaban aniquilando.

-Niña...- hablo el de anteojos, llamando su atención.

-No me digas nada, aun necesito procesar lo de anoche- replico.

La charla termino antes de empezar, así que simplemente guardaron silencio, en lo que quedaba del camino.

El sitio al que debían ir para la misión, era un viejo templo, casi en ruinas y en el que supuestamente la gente desaparecía de la nada, estaba mas que claro que una maldición estaba en aquel lugar, y Anya debía encargarse de ella. Cuando llegaron, ella fue la primera en bajar y alejarse del auto, así es, quería evitar a Ijichi, su presencia la hacía irritarse.

Reviso cada esquina, incluso debajo de las rocas, pero allí no había indicios de algo peligroso, lo cual le resultaba bastante extraño -Ijichi...- se digno a hablarle- Aquí esta vacío ¿seguro que es el lugar correcto?

-El director dijo que era aquí, no creo que este bromeando.

-Entonces la maldición se entero de nuestra visita y se marcho- hablo, volviendo al móvil, sin embargo algo extraño ocurrió.

Ijichi desapareció, al igual que el templo y de un momento a otro, se encontraba dentro de lo que parecía ser el interior de un estomago. Lo que se encontraba adentro era lo mas horrible que había presenciado en toda su vida, cuerpos de personas descuartizadas por doquier y un olor nauseabundo, que la estaba haciendo sentir terrible.

-Que rayos...- quiso hablar, pero su mal estar se lo impidió.

-¡Oh, vaya!- hablo alguien, sentado sobre una pila de cadáveres, justo detras de ella- hacía mucho tiempo que no recibía la visita de un chaman- comenzó a reír, como loco.

¿Estan listos para conocer el poder de Anya? ✔

𝐀𝐪𝐮𝐢 𝐄𝐬𝐭𝐚𝐬 ━━ 𝘚𝘢𝘵𝘰𝘳𝘶 𝘎𝘰𝘫𝘰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora