𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟯

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Un nuevo día estaba comenzando, eran solo las 10:30 de la mañana y las calles ya estaban repletas de gente caminando de un lado a otro, sin siquiera percatarse un poco del peligro que había a sus alrededores. Entre la multitud apretada en las veredas, se encontraba Satoru, caminando despreocupadamente con sus manos metidas en los bolsillos.

Tarareaba tranquilamente una canción, cuando de pronto, se detuvo en seco al notar que había una nueva tienda de dulces en la ciudad. Sin pensarlo dos veces se adentró al local, totalmente decidido a comprar unos cuantos dulces para él y otros claramente, para darle la bienvenida a la nueva estudiante.

Mientras se tomaba su santa paciencia para elegir los mejores, se dio cuenta de que se le hacía demasiado tarde, así que pago rápidamente lo que llevaba y finalmente salió de la tienda cargando con dos bolsas de tamaño mediano. Gastar dinero en dulces era sin duda su pasión.

-Espero que le gusten-Murmuro, mientras caminaba en dirección al aeropuerto. Sus pasos eran rápidos debido a que ya era algo tarde, sin embargo, sucedió algo terrible que le impidió seguir con su andar, y es que una señora le arrojo agua sucia encima.

-Oh, lo siento jovencito, no logré verte - Sonrió nerviosa - Soy vieja y mi vista a veces falla.

-A veces, si-Dijo en voz baja de manera irónica -No, no se preocupe, la entiendo -Respondió entre dientes, molesto, ya que sus dulces quedaron completamente inservibles y los tuvo que arrojar a la basura con mucho dolor, por otro lado, él quedó hecho un asco, olía a pescado y su cabello goteaba, hasta su uniforme estaba empapado -Mi día ya se arruino - Mencionó mientras volvía a retomar su caminata.

Después de caminar unas cuantas cuadras, entró a un local, donde pidió que por favor lo dejaran pasar al baño. El hombre que atendía estaba bastante distraído con los juegos de su celular, así que, sin esperar una respuesta simplemente se dirigió hacia el tocador y entro cerrando la puerta con seguro, al voltear se topó de frente con una mujer que lo observaba fijamente con los ojos totalmente abiertos, como dos platos.

Inmediatamente el rostro de Satoru, fue adornado por un lindo tono rojizo, y si no hubiese sido por la venda que cubrían sus ojos, hubiese cegado a cualquiera ya que desprendían una chispa increíble.

Durante sus años como estudiante y profesor, había conocido a muchas mujeres, por eso no llegaba a comprender del todo como era posible que la mujer que tenía enfrente hubiese hecho palpitar su corazón tan aceleradamente. Era extremadamente hermosa, y además tenía un aura bastante familiar, el cabello rojizo y esos hipnotizantes ojos verdes, los recordaba de algún lugar ¿pero de dónde exactamente?

-¡Aaaah! -Gritó aterrada, mientras lo golpeaba con su bolso en la cabeza -¡Sal de aquí maldito pervertido!

-¡Ouch! Yo solo quería... ¡Ouch! - Intentó explicarse, pero era imposible, así que sin más remedio tomó las muñecas de la chica con una de sus manos y acto seguido la llevó contra la pared -Por favor cállate, no hagas tanto escandalo o vas a meterme en problemas - Susurró muy bajo, para que solo ella lo oyera.

-¡Eres un sucio! -Cuestionó de inmediato -Mira cómo me estas apresando ¡Pervertido! Voy a gritar ahora mismo-Un breve silencio se apoderó del ambiente, y de repente, Satoru, cubrió la boca de la chica con la mano que le quedaba libre. No iba a arriesgarse a que gritara y causará un desastre terrible.

-Tranquila, no soy ningún pervertido, solo entré a lavarme y no pensé que hubiese alguien adentro - Balbuceó desesperado-La puerta no tenía seguro, ¿Entiendes? -La chica simplemente se quedó inmóvil, no intentaba liberarse de el, ni nada similar. -Escucha, soy profesor y debía estar hace más de treinta minutos en el aeropuerto para recoger a mi estudiante, no es el mejor momento para tener problemas.

Al escuchar aquello, la pelirroja inmediatamente se zafó de los agarres dejando boquiabierto al albino que no estaba aplicando mucha fuerza, pero aun así, que alguien lograra liberarse tan fácilmente lo dejaba bastante sorprendido. -¿Tú eres Satoru Gojo? - Preguntó de manera seria.

-Hmm sí, ¿Cómo es que sabes mi nombre?

-¡Qué mal servicio! -Levanto la voz, mientras tomaba una maleta y al mismo tiempo se agachaba para alzar su bolso - Te esperé mucho tiempo, eres un terrible profesor y se lo haré saber al director del colegio en cuanto llegue.

-Espera, tú eres...

-Sí, soy la estudiante ingresante a primer año, Anya Tokugawa -Lo interrumpió, caminando elegantemente hacía la puerta.

-No le digas al director, realmente lo siento por haberte echo esperar y también por haber entrado sin tocar la puerta-Suspiro avergonzado.

Ella lo observó y dudó un poco antes de dar una respuesta, pero finalmente se dispuso a hablar -Está bien, no diré nada, pero por favor no me toques. Ya suficiente tuve con que invadieras mi espacio personal segundos atrás.

-Ah sí, bueno, me disculpo nuevamente por eso -Sonrió.

Los dos salieron del baño y se encontraron con el chico que atendía el local mirándolos atónito.-Ustedes estaban...en el baño...haciendo eso...-Tartamudeo.

-¡Claro que no!-Respondieron al unísono y salieron a toda prisa del lugar.

Mientras esperaban a que Ijichi llegara, ambos decidieron tomar asiento en una muy vieja banca de madera, y con el pasar del tiempo lograron desarrollar una charla bastante fluida, donde acabaron riendo por lo ocurrido en el baño.

Los dos tenían muy presente aquel lugar donde estaban sentados, pero no recordaban el rostro del otro, a pesar de sentir esa calidez tan conocida. Era curioso ver como el destino, los había reunido nuevamente después de tantos años, en el mismo lugar donde se vieron por primera vez, cuando eran solo dos niños, sobre todo ella, que apenas tenía doce años.

Saludos

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Saludos.

Kokosh.






𝐀𝐪𝐮𝐢 𝐄𝐬𝐭𝐚𝐬 ━━ 𝘚𝘢𝘵𝘰𝘳𝘶 𝘎𝘰𝘫𝘰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora