𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟏𝟒

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Los días transcurrieron normales, exorcizar maldiciones y estar presente en clases seguía siendo el mismo aburrimiento de siempre, sin embargo, había algo que le daba un toque diferente a cada día, ya fuera de mañana o tarde, estar cerca de Satoru se había vuelto algo necesario en su vida.

Los besos y abrazos se volvieron algo diario en cualquier parte del colegio, siempre y cuando nadie los estuviese observando. Eran conscientes del problema, pero con el tiempo, experimentar ese peligro de ser descubiertos era probablemente lo que más les gustaba.

No obstante, había un pequeño problema que incomodaba bastante a la joven y es que cada vez que estaba con Satoru, podía notar cierta intranquilidad en él, miraba su celular constantemente y suspiraba agobiado, además de que se marchaba sin decir nada y luego aparecía sin mas.

Siempre que ella intentaba hablar sobre ese asunto, él la evadía y eso la dejaba aún más pensativa, cuestionándose sobre que estará pasando ya que se comportaba de forma tan extraña.

- ¿Acaso el director le encargó alguna misión secreta, de la cual no puede decir nada? - Se pregunto así misma, mientras observaba el techo de su habitación, sabía que preguntarle directamente no serviría, de hecho, no sirvió la última vez que lo hizo - Bueno, quizá debería dejar de hacerme tanto la cabeza...- Se fijó la hora, 2:35 A.M - ¡No puede ser, me quede hasta tan tarde pensando en ese tonto! Debo descansar.

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Al día siguiente, vio al peliblanco salir del colegio rápidamente, intentó alcanzarlo, al menos para saludarlo, pero al llegar a la entrada, se percató de que Satoru estaba subiendo a un auto color blanco, junto a una chica, la misma observo atentamente a la pelirroja y sonrió.

-Que rayos... ¿Acaso me conoce? ¿Por qué me sonríe? - se preguntó confundida.

Durante todo el día, se quedó esperando el regreso del albino, pasaron las 6 P.M, luego las 8 y las horas seguían transcurriendo mientras que él no volvía.

- ¿Quién era esa chica? ¿Será su amiga? - Estaba llena de preguntas.

Una vez el reloj marco las 11 de la noche, sintió los pasos del peliblanco por el pasillo, y luego pudo oírlo entrar a su respectivo dormitorio. Se moría de ganas por ir a hablar un poco con él, y preguntarle sobre esa mujer, pero al mismo tiempo estaba en duda, ya que quizás lo que había visto podía ser solo un malentendido.

- Será mejor dejarlo pasar... - Susurró, mientras se cubría con la cobija y cerraba sus ojos.

Al otro día, mucho mas despreocupada, se encontraba caminando por las instalaciones del colegio.

- ¡Hola linda! - Se escuchó una voz feliz detrás de ella.

- Buen día - dijo seria, sin mirar al más alto.

- ¿Ocurre algo? - Preguntó.

- ¿Por qué lo dices?

-Lo digo porque tu mirada me dice, que hoy quieres comerme a besos - Contestó de forma burlesca, sabía que algo no estaba bien con ella, pero prefirió cambiar de tema.

- Jajá qué tonto eres, en realidad si tengo hambre, pero no como para comerme a un albino que dice delirios.

- ¿Entonces si no dijera delirios, si me comerías? Okey, lo tengo - Sonrió - Por cierto, hoy no podré ir a almorzar contigo, tengo algunas cosas pendientes.

- Descuida, no hay problema - Respondió un poco desilusionada.

- Anya, te prometo que luego de acabar con mis asuntos, pasaremos mas tiempo juntos ¿Sí?

- Claro, no te preocupes - Respondió, observando a los estudiantes que pasaban cerca de ellos, sumergidos en sus propios asuntos.

- Bueno, adiós preciosa - Se despidió intentando darle un beso, pero ella lo aparto.

- Hay gente alrededor - Suspiró - No deberíamos tener estas muestras de afecto en público.

- Oh si, tienes razón - guiñó un ojo - Entonces, nos vemos luego señorita - Hizo un gesto de reverencia y comenzó a caminar hacia la entrada, donde lo estaba esperando el mismo auto del día anterior.

- Otra vez con esa chica... - balbuceó realmente molesta, definitivamente no podía ignorar el tema, algo la incitaba a averiguar a toda costa lo que ese lagarto albino ocultaba - ¡Yo misma me encargare de esto!

Apresurada comenzó a caminar hacia el despacho del director, estaba segura de que él podría serle de utilidad al menos con algunos datos.

Al llegar hasta el lugar, golpeo la puerta un par de veces, hasta que finalmente escucho un "adelante".

- Buen día director - Sonrió algo nerviosa.

- Señorita Anya - Dijo Yaga observándola, mientras señala una silla frente a él, para que tomara asiento - ¿Qué la trae hasta aquí?

- Bueno, en realidad estoy aquí por Satoru Gojo.

- ¡Que hizo ahora ese patán! - Levanto la voz, hablar de él siempre lo exaltaba.

- El no hizo nada, solo quería saber algo - tomo una pequeña pausa - Últimamente no tiene nada de tiempo para poder enseñarme y demás, lo cual no está bien porque es mi profesor y debería tomar su papel en serio - mintió descaradamente, pero era lo correcto, no podía decirle que tenía una relación amorosa con su profesor y que quería saber a dónde salía todos los días.

- ¿Qué es lo que quieres saber sobre él? - Pregunto pensativo.

- Necesito que me diga qué clase de misión le ha dado, como para que esté ocupado todos los días - su tono de voz exigía una respuesta.

- ¿Misión? - Cuestionó de inmediato - Satoru no está en ninguna misión.

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𝐀𝐪𝐮𝐢 𝐄𝐬𝐭𝐚𝐬 ━━ 𝘚𝘢𝘵𝘰𝘳𝘶 𝘎𝘰𝘫𝘰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora