𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟒

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<< SIETE Y MEDIA DE LA TARDE >>

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Era un tranquilo día viernes, el sol había sido reemplazado desde temprano por un cielo nublado y unas enormes nubes color negro, aquello indicaba tormenta y una que probablemente lograría sacudir todo.

Anya, había regresado hacia tan solo unos minutos de una misión y se encontraba exhausta tendida sobre el suelo, puesto que tenía el uniforme repleto de tierra y como si fuera poco, varios rasguños en diversas partes de su cuerpo, sin mencionar el golpe bastante notable en su mejilla de color rojo fuerte.

Había perdido la cuenta de todas las heridas que había recolectado en cada enfrentamiento con maldiciones, definitivamente si su padre la viera en tal estado la sacaría inmediatamente del colegio.

-Espero que nunca me vea así-murmuro.

Una semana había transcurrido desde su llegada y no había podido descansar absolutamente nada, dado que tuvo que realizar misión tras misión, y también, superar la gran prueba de Satoru, para confirmar que realmente estaba lista para ser un chaman. Habían muchos casos, en donde los hechiceros se quedaban paralizados frente a una maldición y eso llegaba a costarles la vida, por lo que el peliblanco tenía que asegurarse que ella no pasara por lo mismo.

-Mejor dormiré un poco- bostezo, cerrando lentamente los ojos. El cansancio la estaba venciendo por completo, sin embargo, unos cuantos golpes en la puerta, la hicieron levantarse exaltada del suelo.

-¿Cómo esta mi querida estudiante?-pregunto una voz gruesa y bastante alegre desde el otro lado, la chica hizo una pequeña mueca en sus labios y abrió la puerta encontrándose con el albino que por alguna razón tenía el cabello desordenado y lucía agitado-Corrí hasta aquí lo mas rápido que pude, Ijichi, me dijo que te vio llegar herida y que no pasaste por la enfermería.

-Son solo rasguños leves, al menos estoy completa, ¿Lo ve?-respondió dando una pequeña vueltita.

Satoru, sonrió y tomo la mano de la chica -Tienes razón, no parecen heridas profundas, pero de igual forma iremos con Shoko. Podrían infectarse si no son tratadas adecuadamente- sin soltarla, la jalo para que empezara a caminar junto a el.

-Ya le he dicho que no me toque- hablo seria, quitando su mano con brusquedad.

-Dios mío, que niña tan arisca.

(...)

Al llegar a la enfermería, buscaron a la mujer de ojeras e incluso la esperaron durante varios minutos, pero no había rastros de ella así que el peliblanco decidió enviarle un mensaje.

Al llegar a la enfermería, buscaron a la mujer de ojeras e incluso la esperaron durante varios minutos, pero no había rastros de ella así que el peliblanco decidió enviarle un mensaje

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-Bueno, parece que no podrá atenderte- hablo, guardando el celular. -¡Así que lo haré yo!-sonrío de oreja a oreja.

-¡Oh, no, no, no!-Exclamó, intentando salir del cuarto médico, pero rápidamente Satoru, se paró frente a la puerta.-¡Déjeme salir!

-Tranquila, te dejaré salir, pero primero debo atender tus heridas -la tomó de los hombros y la alejo de la puerta, poniéndole seguro a la misma por si acaso -Ahora dime donde está la lesión más profunda, esa es primordial.

Anya, se quedó en silencio unos cuantos segundos, y su rostro pálido enrojeció rápidamente-En mi espalda-murmuro.

-Bueno, quítate las prendas que tapan la herida así puedo tratarte.

Esas palabras hicieron que el sonrojo se duplicara, el tono de voz de Satoru, era autoritario y sexy, tanto que la hizo estremecer-No, no hare eso-debía mantenerse con la mente fría.

-Solo voy a aplicar una pomada, te sanaras rápido y no tendrás que lidiar con el dolor, tiene anestesia-hablo tratando de convencerla-Ser así, te jugará en contra algún día, debes dejarte ayudar.

-Ya que...-respondió de mala gana, y sin quejarse rodeo la camilla para luego sentarse sobre la misma de espaldas a el-Hágalo rápido, quiero descansar -Se quitó la chaqueta y con cuidado desprendió su camisa, bajándola un poco.

El peliblanco sin decir una sola palabra tomó asiento detrás de ella y comenzó a limpiar la herida con yodo para luego aplicar la pomada, sus ojos se mantenían solamente en la herida, era de tamaño mediana y aun sangraba.

-¿Cuanto falta?-cuestiono la chica, con cierta incomodidad.

-Ya termine, solo voy a colocar un pequeño vendaje-contesto, dando los últimos toques. No pudo evitar correr su vista hacía los hombros de Anya, eran pequeños y lucían tan suaves que involuntariamente los acarició.

-¿Qué está haciendo? ¿No dijo que solo iba a curarme?-se bajó inmediatamente de la camilla y se volteó con molestia.

Satoru, dejo escapar una pequeña carcajada-¿Intentas seducirme?-preguntó con un tono burlesco.

Ella abrió sus ojos de par en par al darse cuenta de que se veía todo su sostén-¡Claro que no, pervertido!- se cubrió a la velocidad de la luz y en tan solo segundos caminó enfurecida hacía la puerta.

-Oh, espera ¿Qué tienes ahí?-dijo sereno, tomándola con ambas manos del rostro-Vaya, tienes un moretón, pero descuida lo curaremos con paños de sal-añadió.

-¡Ya deje de tocarme!-lo empujo- ¡No quiero qué me siga curando!-sacó el seguro de la puerta y a toda prisa se marchó.

Para el albino la situación había sido algo graciosa, pero al mismo tiempo pensaba en su profesionalismo-¿Acaso te has vuelto loco Satoru?-se golpeó la frente, por tan solo unos segundos, se había salido de control.

Para el albino la situación había sido algo graciosa, pero al mismo tiempo pensaba en su profesionalismo-¿Acaso te has vuelto loco Satoru?-se golpeó la frente, por tan solo unos segundos, se había salido de control

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𝐀𝐪𝐮𝐢 𝐄𝐬𝐭𝐚𝐬 ━━ 𝘚𝘢𝘵𝘰𝘳𝘶 𝘎𝘰𝘫𝘰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora