Tan pronto llegaron al lugar, la joven pelirroja bajo del auto con suma rapidez, no tardo mucho en percatarse de algunos hombres ocultos, en ciertos lugares del solitario sitio al que la habían hecho ir.
-No me gusta este lugar, tendríamos que irnos y dejar que la policía se encargue de esto- menciono Yamato, bajando del móvil y tomando lugar junto a la chica.-Claro que no, aquí nos vamos a quedar- respondió, analizando todo a su alrededor.
-Anya no seas terca.
-¡Por fin llegas!- grito un hombre, era la misma voz que se había escuchado a través de la llamada, anteriormente -Espero que tus manitos no estén vacías princesa- hizo un pequeño movimiento con la cabeza y otros dos hombres, aparecieron con los cuerpos inconscientes de Satoru y su amiga.
Anya se alarmo rápidamente al ver la sangre que los mismos perdían -¿Qué les hiciste?¿van a morir?- pregunto, intentando acercase a ellos, pero Yamato se lo impidió tomándola del brazo y señalando el arma que el hombre cargaba en su cinturón.
-Si me das el dinero en este instante, quiza llegues a salvarlos.
-Y suponiendo que no lo traje ¿que pasara?- pregunto -¿Vas a matarnos?
-Obviamente.
La chica observo a Yamato y luego volvió su vista al hombre, un paso en falso y le volarían los sesos a ambos, además habían mas personas ocultas de lo que se imaginaba.
-Pero solo era una suposición ¿verdad? No creo que seas tan tonta de venir aquí sin nada- sonrió malévolamente.
-Por supuesto que traje el dinero, esta en el auto- se dio la vuelta tomando a su amigo del brazo- Iremos a buscarlo.
Cerca del auto, Anya tomo su bolso (vacío) y convenció al rubio de que se quedara en el mismo, ya tenia un plan en mente, pero con el presente le resultaría difícil concretarlo y no podía tardarse una eternidad para hacerlo, no estaba segura de cuanto tiempo Satoru y Kaomi llevaban heridos.
-No puedes ir sola, esta armado, déjame ir contigo- insistió en acompañarla.
-Por favor, solo quédate aquí, veras que podre sola. Soy una hechicera ¿Qué no lo recuerdas? - bajo del móvil y comenzó a caminar de nuevo hacia donde estaba el mafioso, dejando en silencio a Yamato.
-¿Y bien? Dame el dinero, no te tardes tanto, el tiempo corre- Ordeno, algo impaciente.
-Toma...- respondió acercándose lo suficiente a el y extendiendo su mano con el bolso, el hombre lo tomo con rapidez y observo adentro con desesperación.
-¡Aquí no hay nada!- grito, intentando tomar el arma de su cintura.
-Es que los idiotas no pueden verlo- hablo sarcástica, golpeando la mano del tipo, impidiendo así que este tomara el arma.
En ese instante una pelea entre ambos empezó. La pelirroja sabía de mas sobrellevar combates cuerpo a cuerpo, ya que Satoru la había entrenado bastante bien y si lograba vencerlo a el, entonces un gánster sería pan comido, el único problema era el resto de hombres, ya que quizá en ese preciso momento la estaban apuntando para matarla.
Sin pensarlo mucho, pateo al lider de todos en el estomago, mandándolo varios metros atrás, hasta chocar con una pared, enseguida comenzó a inmovilizar al resto, utilizando una técnica de teletransportación, similar a la de Gojo.
-Maldita zorra- murmuro con dificultad el tipo, intentando levantarse del suelo. Anya realmente se lamentaba por haber sido tan violenta, lastimar personas no era algo agradable, incluso si las mismas eran unos monstruos.
Su corazón era tan compasivo que a veces, hasta aniquilar maldiciones le dolía.
-¡Anya!- grito Yamato, llegando hacía ella- Vaya, lo lograste.
-Así parece, ahora necesito que atiendas a Kaomi y Satoru, rápido
El chico no dudo un segundo al ver la preocupación de la ojiverde, así que rápidamente corrió hacía ambos y comenzó a tratarlos, al mismo tiempo, le marcaba a su tía para notificarle de lo ocurrido.
-Espero puedas perdonarme- menciono, caminando hacia el mafioso, realmente le costaba ponerse de pie - no quería lastimarte, pero no tenia opción y en cuanto al resto, solo están inconscientes.
-Pequeña ratoncita...- hablo enfurecido- ¿crees que lo dejare pasar?
-Pues lógicamente hablando, si- sonrió levemente- y existen dos motivos por los cuales te veras obligado a dejarlo pasar ¿te los digo?
-¡Te voy a matar!- exclamo, ignorando el resto.
-Te lo diré aun que no me hayas dado una respuesta- se agacho hasta quedar a su altura- primero, llame a la policía así que estarás encerrado por mucho tiempo y segundo, ni si quiera puedes moverte como para hacer algo contra mi.
Se levanto de forma coqueta, moviendo su pelo y se alejo de el, dejándolo todo enfadado y con sed de venganza.
En poco tiempo llego la policía, no tardaron absolutamente nada en esposar a los rebeldes, y un par de minutos después llego Ijichi, quien se quedo para explicar todo a los de traje azul, mientras que Anya, Yamato, Satoru y Kaomi volvieron al colegio, estos dos últimos para ser tratados en mejores condiciones, ya que habían perdido demasiada sangre, pero gracias a todos los dioses el chico rubio había logrado parar la hemorragia.
"You are the perfect chemist".