DURANTE LA TARDE
Anya ya tenia puesto su uniforme y se encontraba por los pasillos del colegio, gracias a dios nadie vio el momento en que llego, de hecho nadie la habia buscado ya que ese día por suerte no le tocaba exorcizar ninguna maldición.
-Buenas tardes, Yamato- entro a la enfermería- ¿A que hora vamos a salir? Así me arreglo un poco.
El chico se levanto de su silla y volteo a verla, estaba emocionado por cenar con ella, sin embargo, aquella emoción se corto cuando observo el cuello de Anya.
-¿Te pico algo?- pregunto serio, acercándose y apartando sus cabellos rojos, para ver mejor esa marca.
-Si, fue un mosquito- no pudo evitar sonreír, pues aquel mosquito casualmente tenia nombre y apellido.
-Vaya, eso es nuevo, no tenia idea de que dejaran marcas tan grandes- sabía que ella mentía- No creo que podamos cenar, estoy algo ocupado- dijo luego.
-Oh, perfecto, digo, me parece bien, ya que estoy cansada porque...- se quedo en silencio, por un pelo de rana calva, casi suelta todo lo que había hecho durante la noche.
-¿Por qué, que?- pregunto curioso.
-Bueno, es que cuando duermo demasiado, despierto aun mas cansada- sonrió nerviosa- Y anoche me dormí muy temprano y hoy desperté tan tarde.
-Ya veo...- murmuro.
-Oye, Yamato, ya que no vamos a salir...- tomo una pausa- Puedes decirme eso que querías ahora ¿No te parece?
-No, no me parece- respondió fríamente- Es decir, ya olvide que era, pero no te preocupes, no era importante.
-Esta bien, ya me voy entonces- se despidió del chico y se marcho rápidamente.
Yamato la observo hasta que desapareció entre los pasillos, sentía una presión tortuosa en el pecho, era como una mezcla de ira y tristeza, que no lo dejaban pensar. Desde pequeño que sus sentimientos por Anya, eran algo mas que una amistad, pero de pronto alguien mas robo su corazón y encima tenia el tupe, de dejárselo claro con esa marca en el cuello de la chica.
-¡Maldito vejestorio!- gruño, golpeando la pared con el puño cerrado. Tenia de mas presente el hecho de que era Satoru quien salía con ella, pero por el momento, no haría nada para romper ese romance imposible, ya que decirlo a los demás, solo perjudicaría a Anya.
Se dirigió directo al lugar donde Gojo solía pasar las tardes, que tenia libre. Y apenas lo vio, lo encaro como un perro asesino, desafiando a otro.
-¿Qué te pasa niño?- pregunto el peliblanco, pasando por su lado e ignorando su mirada fulminante.
-¡Perjudicaras a tu alumna!- exclamo siguiéndolo, y tomándolo de forma violenta del brazo, haciendo que este se volteara rápidamente.
-Ah, ya entiendo lo que ocurre- dijo Satoru, con cara de burlesco- Parece que viste la marca y tus sentimientos dieron un vuelco, pues déjame decirte, que...
-Voy a conquistarla- lo interrumpió molesto- Si logro hacerlo, entonces saldrás de su vida por completo y sino, entonces te daré todo el dinero que desees, pero déjala de una vez.
Satoru soltó una carcajada, ya estaba irritado y mas con ese comentario -Escucha mocoso, ni todo el dinero del mundo, puede hacer que deje a Anya. Ella vale mas que miles y miles de billetes y además, tengo lo suficiente como para construir una piscina llena de el y meterte a ti adentro.