AL DÍA SIGUIENTE.
-¿Mama, que le sucede a Anya?- pregunto un hombre, de barba blanca, perfectamente cortada -¿No va a desayunar?
-¡Ay dios, ayúdame!- exclamo, golpeando levemente la cabeza del mismo con una cuchara- ¿Acaso yo soy su padre?
-No, pero eres su abuela.
-¿Y que?- volvió a golpearlo -Deberías ir tu mismo y ver que le sucede, esa niña no se ve nada bien. Hizo un gran esfuerzo viajando a Macao para cuidarte, pero en ningún momento le preguntaste como era su vida aquí en Tokio.
El hombre chasqueo la lengua, a veces se molestaba cuando su madre tenía razón -Esta bien, entiendo. Ya no me regañes- dejo el desayuno de lado y se dirigió al cuarto de la chica.
Golpeo tres veces la puerta, sin embargo, no hubo respuesta así que decidió entrar -Voy a pasar, cariño- dijo.
Con la vista recorrió el cuarto, Anya no estaba en la cama, pensó que tal vez se había ido temprano, hasta que la vio en el balcón, mirando a la nada.
-¿Anya?- hablo, acercándose a ella.
-Oh, papa- volteo a verlo- No te escuche entrar.
-Lo se, golpee varias veces- sonrió-¿En que piensas tanto?
-Como explicarte- suspiro.
El hombre se acerca y apoyo ambos brazos sobre el borde del balcón - ¿Quieres hablarlo? Puedes contarme, voy a escucharte y aconsejarte si lo necesitas.
Anya asintió, tenia los ojos rojos de tanto llorar - Nunca te lo conté porque estabas enfermo y no quería preocuparte- lo miro fijamente- Pero antes de viajar a Macao tenía novio, y lo deje.
-¿Novio?- dijo sorprendido, para el Anya siempre fue su pequeñita -¿Por qué lo dejaste?
-Tu me necesitabas, y todo el mundo sabe que la familia esta primero- respondió- Además íbamos a estar tan lejos el uno del otro, como si fuera poco, teníamos otro problema encima.
-¿Qué otro problema?
-El era mi profesor y nadie sabia lo nuestro, pero cuando se enteraron dijeron que uno de los dos debía irse- sollozo- Fueron muchas cosas a la vez, me sentí acorralada.
-¡Tu profesor!- exclamo-¿Era un anciano?- pregunto serio.
-¡Claro que no, papa! Si, era mayor por unos pocos años, la abuela lo conoció. Puedes preguntarle luego, si quieres- bajo la vista- Pero como sea, eso no va al caso.
-Disculpa me exalte un poco- se acerco a ella y la abrazo, aquello hizo que la chica comenzara a llorar como magdalena -Princesa, debo ser honesto contigo, existían muchas soluciones para que pudiesen seguir juntos.
-Si, lo se...soy una boba.
-No claro que no eres una boba, que tu solución haya sido la menos indicada no es tan malo, todos nos podemos equivocar ¿Pero sabes que es lo bueno de esto?
-¿Qué?- pregunto curiosa.
-Que quizá aun no es tan tarde, como parece- sonrió.
-¿Tu crees?
-Por supuesto, así que límpiate esas lagrimas y ve por el- acaricio la cabeza de Anya como si fuera una niña- Y una cosa mas, debes saber que la posibilidad de ser rechazada esta presente, sin embargo, al menos sabrás que lo intentaste y eso te hará sentir mas tranquila.
