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Violet

Hay  veces que simplemente veo destellos de una vida que no es mía, una vida donde mis padres siguen juntos, dónde papá no golpea a mamá, ni tampoco a mi, somos felices, llevamos una vida normal

Pero solo es mi imaginación ya que vuelvo a sentir el golpe que me regresa al piso, la sangre que se desliza por mi nariz y la hinchazón en mi rostro, no sé en qué fecha estamos pero se que falta poco para salir de aquí

Porque ellos aumentan sus golpes cada día, ellos saben que me estoy quedando sin tiempo y su juguete favorito se marchará, cierro los ojos un momento, y los vuelvo a abrir sin derramar alguna lágrima viendo sus ojos marrones oscuros, y su boca sonreír

Esa misma boca con la que da sermones y enseña que debemos amar al prójimo, me levanta lo suficiente para que pueda sentir su respiración en mi cuello, y su aliento hacer que mis piernas fallen, mantengo mi rostro impasible y su sonrisa flaquear

Ya no voy a rogar que se detenga, al final nunca lo hace y solo son consecuencias, una tras otra que me engrandecen el ego, dejaré de hacerlo por el tiempo que me quedé aquí, ya no seré su marioneta nunca más

—A rezar — gruñe, llevándome al suelo, mis rodillas sienten la fricción, pero lo hago — señor...

—Señor, en tus manos colocamos este día — recito, sintiendo mi voz razgada y mi piel arder, el cuero cabelludo me arde pero no me detengo — gracias por tus bendiciones y por tus dichas — lamo mis labios sintiendo su respiración en mi nuca y el estremeciento en mi piel ante su contacto

—Sigue, que Dios va lavar tus pecados — gruñe en mi oído

Perdoname señor porque he pecado — suspiro, mantengo mis ojos cerrados aún cuando sus manos delinean mi cuerpo, las manos con las que rinde servicio sagrado tocan mis pequeños pechos y acarician aún cuando están manchadas de sangre, de abuso y maltratos — he abandonado a un ser que debía ser un don, y he mentido de palabra y acción, lava mis pecados y envuelveme en tu gracia...

—Amen — termina por mi y me voltea, abriendo mis ojos y metiendo su lengua en mi boca, se ríe pero aún así no lloro, solo dejo que haga lo que siempre hace hasta que se sacia y llega su compañero y hace justo lo mismo

—Padre lo están buscando — anuncian y suspiro cuando ambos salen de mi y se acomodan la ropa, permanezco en el rincón de siempre mientras ellos salen del lugar

Pienso en mamá y sus perfectos ojos grises que tenían el poder de hacerme sentir mejor, mientras la puerta es abierta de nuevo, muerdo mis labios sintiendo una agonía eterna al volver a sentir sus pasos

Vistete y sígueme — murmura y suspiro tomando la ropa que me lanza y me cambio rápido, medio limpiando mi cara de la mierda que tengo pegada y el rueda los ojos llevándome al baño y haciendo que la suciedad, la sangre y todo se quite de mi rostro

Veo mi reflejo y el hematoma que se formó después de sus golpes aún permanece, lamo mis labios y avanzó cuando toma mi brazo y me obliga a caminar, entramos a su oficina, y sonríe hacia la persona que allí se encuentra

Su cabello rubio cae sobre su espalda al igual que el mío y gira la cabeza lentamente hasta que sus ojos se encuentran con los míos...

Toso queriendo recuperar el aire que me falta, parpadeo trayendo a mi realidad una habitación blanca, tan blanca como piel, casi pálida sineto que no respiro bien y mi cejo se arruga queriendo que saquen la mierda que está dentro de mi garganta, la busco con mi mano y trato de quitarla yo

Varias personas intentan detenerme y por fin un hombre de bata blanca me retira lo que me impide respirar

—Violet... — parpadeo y veo sus ojos grises sonreírme con dulzura — bienvenida...

—¿Donde estoy? — pido saber y el hombre suspira, tomando mis signos vitales y demás

—Estuvieste en un coma inducido por más de 36 días, tu cuerpo ya se recuperó en su totalidad, administramos medicamentos para aquellos órganos que habían tenido una mala recuperación y podemos decir que estás como nueva — expresa sonriente

Observó el lugar intentando sentarme, el hombre de bata blanca me ayuda y me extiende un vaso de agua con un popote que bebo porque me siento reseca

—¿Dónde estoy? — vuelvo a preguntar, en la puerta hay otro hombre que se gira para verme su cabello negro cae sobre sus ojos, que me muestran una profunda oscuridad, y un alma rota

Pero no como la mía, ya que solo veo tristeza, y un dolor infinito como si hubiera perdido una parte de su alma al perderse una vida importante

—En mi casa — otra voz fuerte que reconozco de inmediato me hace horar la cabeza hacia el, su mirada café choca con mis ojos razgados, un estrecimiento invade mi cuerpo, y me escondo bajo la cobija, evitando que vea mis pezones erizados y mi piel de gallina

El me secuestro

El me golpeó

El mando a qué me torturan

Pienso en todo eso pero mis iris brillan y se que es por su cercanía

—Quiero irme a casa — expreso con un sollozo, y no porque me sienta mal si no porque necesito evitar su mirada café

—Primero debemos hablar...

La Equivocada ¥ [LM#0] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora