Violet
Octubre 2009
Me muevo despacio, evitando ser escuchada, me deslizó por las paredes como si fuese de gelatina, como si yo tambíen hiciera parte del tapiz desgastado, tragándome el dolor que me genera la acción, la reciente cicatriz en el lateral de mi abdomen arde con cada movimiento, pero he aprendido a ser silenciosa, he aprendido a no hacer más ruido del necesario y por ello me sigo deslizando hasta que llegó a la cocina
Aún escucho los ronquidos de mi padre, está en la sala, así que conteniendo la respiración tomo lo que vine a buscar y camino a la sala, siguiendo los sonidos, levanto el cuchillo en alto cuando lo encuentro, pero me arrepiento al último segundo y corro de vuelta a mi habitación, dejando caer el cuchillo
Me encierro en el armario y suelto las lágrimas que llevo retenidas desde que salí del hospital hace una semana, lloro sin emitir sonido, porque a papá no le gusta cuando lo hago, a él no le gusta que haga ruidos, o este molestando a su alrededor
Solo le gusta que haga comida para cuando está sobrio y que lleve sus cervezas, escucho sus pasos entrar a la habitación y su risa seca, veo por la rendija del armario el cuchillo que deje caer a su espalda, como una fiel sombra, una amenaza de lo que hará, si pongo un pie afuera
—Sal de tu escondite pequeña bastarda — gruñe con esa voz ronca, con una oscura diversión creciendo en ella, sabe lo que intente hacer y ya temo las consecuencias de lo que implica, pero no quiero que mi cicatriz vuelva a abrirse, así que solo sigo en silencio — trae mi comida, ahora
No me muevo y solo lo observo remover las gavetas de la pequeña mesa de noche donde toma las pastillas que me dieron para el dolor y se las traga, observa todo de nuevo, y queriendo que esto sea una pesadilla más me acurrucó más en el armario, llorando en silencio
En completa oscuridad, ya que siempre estoy a oscuras y al parecer eso nunca va a terminar
* * *
Septiembre 15/ 2019
Londres
Presente
Parpadeo, y suelto un ligero bostezo, observo la hora que marca el reloj, y camino hacia la entrada cambiando el letrero de la cafetería para indicar que ya es momento de cerrar
Este día en particular estuvo repleta y eso me alegro pues son propinas que añado a mis ahorros para completar mis estudios, masajeo mis sienes quitándome el delantal y le dejo un beso en la mejilla al amargado chef
Que tiene sus 60 años, y es el dueño de la cafetería que me ha dado trabajo desde que pude salir del orfanato, rueda los ojos y me despacha moviendo la mano para que me vaya
Saco mi pequeño teléfono y envío un texto a Aranza que debe estar por terminar su turno en el bar, busco mi abrigo, y pienso en ir a comprar ropa, mientras me lo coloco, tiene algunos huecos y el invierno está a la vuelta de la esquina
Acomodo mi cabello lo mejor que puedo tras mi nuca y empiezo la caminata hacia mi departamento, no estoy tan lejos y es tan deprimente estar allí, que decido llegar al parque, los autos estacionados le dan un aire más sombrío a la calle, y un sentimiento de intranquilidad se instala en mi pecho
Siento una firme mirada sobre mi y aunque llevo solo cinco minutos sobre el columpio me levanto y camino hasta el conjunto de departamentos, busco algo que no encuentro pero que siento con cada paso que doy
Me detengo frente a la puerta café y meto las manos en mi bolsillo, buscando las llaves, siento mis dedos temblar y no por el frio es por la presencia que me lleva hacia atrás, el grito queda contenido en una mano grande envuelta en unos guantes negros, pataleo mientras intento en vano salirme de su agarre
Pero la persona que me sostiene es mucho más fuerte que yo, más grande y coloca algo sobre mi nariz con un olor tan fuerte que me marea, ni siquiera puedo respirar bien, y todo se va nublando haciendo que el mal presentimiento que tuve todo el día ahora se hace realidad y vuelvo al mismo rincón oscuro del armario en el que me escondía de papá
* * *
Se que está lloviendo cuando abro los ojos, no es difícil deducirlo ya que en Londres siempre llueve, suspiro intentado traer claridad a mi vista pero todo está borroso, aún cuando llevo varios minutos tratando de enfocar, la cabeza me duele pero no es lo único
Todo está oscuro, y estoy tan acostumbrada a la oscuridad que lo que me hace temer no es la penumbra en la que nos encontramos, es la mirada café que me examina, la figura recostada en una silla que se, esta leyendo cada parte de mi alma, de pronto sacando mis mas oscuros secretos solo con verme
Trago en seco y mis ojos se aguan
Estoy asustada, me siento como cuando corría a esconderme debajo de la cama cuando papá tenía sus ataques de histeria y rabia
Pero aquí no hay donde esconderse
Soy una presa fácil, y el hombre de ojos café es un lobo, un depredador esperando no se que de parte para atacarme, se acerca despacio, y puedo apreciar mejor su estatura, sus facciones varoniles
La profundidad de su mirada marrón, la fuerza de su mandíbula cuadrada, su nariz perfilada y su piel blanca, pero no tanto como la mía, sobre su oreja brilla un pendiente, y vuelvo a tragar sin saber que hago aquí, mientras me estremezco de anticipación y ansiedad
Así como tampoco se quién es esa persona que sigue mirándome sin decir nada...
—¿Qui- quien es usted? — mi voz sale en un susurro trémulo, tan tambaleante como me siento, ya que mis pies ni siquiera tocan el piso, el me ve y sube una de sus cejas pobladas, dando más pasos hasta que el humo del cigarro que tiene entre los dedos impacta en mi cara, la sensación de la nicotina me pone en un estado aún más ansioso, la distancia es mínima y me siento en un remolino de emociones, que empiezan con la ansiedad y el miedo y terminan en algo que no se descifrar
Murmura algo que no entiendo, porque estoy tan absorta en el hecho de que no estoy en casa, de que al parecer fui secuestrada por una persona que no conozco, que nada de lo que dice llega a mis oídos y siento las lagrimas caer por mi rostro, naturalmente
»—No me haga daño, por favor — susurro, mi voz quebrándose con cada palabra dicha, dejándole notar lo nerviosa que me siento — yo no tengo dinero, no se...
—Calla — expresa la voz más grave que jamás he escuchado en un perfecto acento ingles, haciendo que selle mis labios, bajando la mirada sin atreverme a seguir soportando su mirada café — tienes exactamente una hora para decirme que hiciste con el resto de mi mercancía, y tal vez tenga compasión de ti
Sollozo sin entender a qué se refiere, el frío instalándose por mi cuerpo, percatándome que estoy sin ropa, otra cosa que no logro entender
—No se a que se refiere, señor — murmuró, mi voz entrecortada acompañando mis lágrimas, mientras el sonríe de lado, cínico, y levanta la mano dando pasos hacia atrás
—Se bien que sabes de lo que hablo — su índice derecho acariciando la barba que empieza a crecer sobre su mentón, esta tan cerca que mi respiración se detiene y solo queda de mi hecha un manojo de lagrimas — y con cada minuto seré menos amable...
Se aleja y vuelve a levantar la mano, un balde de agua fría impactando en mi cuerpo y su risa seca mientras se termina de alejar, mi cuerpo temblando apreciando su espalda ancha, y se que no solo tiemblo por el miedo aun cuando este sigue creciendo al no saber a lo que se refiere o lo que quiere de mí
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La Equivocada ¥ [LM#0]
AçãoElla, su primer error El, un caos de ojos café Juntos un torbellino de emociones. En un mundo de armas, confusiones y guerras, ¿Que sentimiento ganará la batalla?