Caso abierto

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—¿Habitaciones individuales o una compartida?
—Individuales, por favor —respondió el doctor.

Un joven tomó sus maletas y los guió por un estrecho pasillo. Anduvieron muy poco hasta que se detuvieron frente a las dos últimas habitaciones. El joven les entregó las llaves a cada uno, les ofreció algo de comer y ambos aceptaron.

—Bueno, buenas noches
—Descansa, Will...

Graham se dispuso a abrir la puerta de su cuarto, pero tras un segundo mirando la manilla de esta pensó en una mejor idea.

—Cenemos juntos
—Mi cuarto o el tuyo —respondió Lecter inmediatamente, como si hubiese estado pensando exactamente lo mismo.
—El tuyo

Will entró a la habitación, pero dejando la puerta abierta, así cuando vino el chico pudieron pedirle que dejara ambas comidas en esa pieza.
Comieron, era algo simple, algo así como una sopa, pero para ambos paladares estaba increíblemente sabroso. Sin embargo, Will no podía evitar tentarse de la risa con la cara del doctor mientras comía, pues aunque estaba exquisito, Lecter obviamente desconocía la procedencia y odiaba no saber qué estaba metiendo en su cuerpo.
Pronto ambos platos quedaron vacíos, pero Will no se movió de donde estaba. Lecter se puso de pie y dejó los platos sobre un velador, luego volvió a la pequeña mesita con dos sillas donde habían disfrutado su cena. Se sentó y cruzó la pierna izquierda sobre la derecha, descansado sus brazos sobre ella y manteniendo la postura recta, sin quitar los ojos de sobre Graham.

—Entonces... ¿No me preguntarás qué hacemos aquí? —preguntó al fin.
—... Pues... Confío en cuál sea tu plan
—Y qué si no hay uno...
—Sí que hay uno, y te mueres por contármelo no es así —rió por la ternura que le causaba ver ahí a Lecter esperando sus preguntas.
—Vinimos aquí porque hay alguien que puede sernos de ayuda, su nombre es Lorraine Bracco y hasta hace unos años era la mejor en su rubro, antes de que se retirara por supuesto...
—Y su rubro sería...
—Derecho penal

Will se detuvo un momento a pensar el porqué Hannibal buscaba la ayuda de esa prestigiosa abogada, Lecter era ahora su pilar y si él temía que los atraparan entonces estaban realmente en problemas.

—Y buscas abogada porque... —se atrevió a preguntar.
—No tengo miedo de que nos atrapen Will

Graham soltó un suspiro de alivio.

—Su padre fue mi mentor en la escuela de medicina... Y ella me ayudó a escapar de Pazzi
—Comprendo —dijo arrastrando su dedo índice por la cubierta de la mesa —Pero dijiste que está retirada... —hizo una pausa, curioso por la respuesta a la pregunta que estaba por hacer —¿Ella a quién...?
—No, no ha matado nadie, ella no es como nosotros
—Entonces no entiendo
—Nos ayudará con el papeleo de la herencia, y nos mantendrá ocultos como sea posible
—Ahora sí tiene sentido —otra vez hizo una pausa y Lecter aprovechándola abrió un poco la cortina para observar a través de la ventana. Will con la boca entreabierta observó las venas que se marcaban en el cuello del doctor, quien para asomarse había tenido que estirarse un poco.
—La veremos mañana por la noche, nos ha invitado a cenar en su casa
—¿Y no me dirás por qué se retiró?

Hannibal quitó su mirada de la ventana para posarla otra vez en Will.

—Su esposo fue acusado de haber violado y mutilado a 7 jóvenes en la ciudad de Nevada, ella sin saberlo había aceptado uno de los casos contra él, incapaz de hacerlo decidió escapar junto a su marido e hija hasta acá, Cuba, donde no pudiesen encontrarlos —Will escuchaba atento y en silencio —En ese momento confiaba plenamente en la inocencia de su esposo, pero cuando nos comunicamos lo único que me pidió a cambio del refugio fue terapia para su marido...
—¿Entonces lo es? ¿Es el culpable?
—Al menos teme que lo sea —Hannibal cerró la cortina —Es preferible dejar impune el delito de un culpable que condenar un inocente —dijo citando a Ulpiano —¿Tú qué crees, Will?
—Bueno... Ella sin duda se siente atraída por las mentes criminales... No sería sorpresa haberse casado con una...
—Lo mismo pensé yo —dicho eso se puso de pie y acomodó su abrigo —Tú lo sabrás al instante de ver al sujeto
—Y tú al oírlo —se puso de pie también, captando la señal de despedida.
—Buenas noches, Will
—Buenas noches, Hannibal
—Partiremos a las 9 mañana, ¿necesitas que te despierte?
—No es necesario, gracias... —respondió mientras caminaba hacia la puerta —Que descanses
—Igual tú, buenas noches
—Buenas noches —salió y cruzó hacia su habitación, oyendo la puerta de Hannibal cerrarse tras él.

Por un momento quedó ahí de pie, preguntándose acaso al doctor le hubiese molestado la opción de quedarse a dormir ahí con él, en el suelo por supuesto; pero luego recordó lo rápido que había respondido a la dama acerca de las habitaciones separadas y quitó la idea de su cabeza para luego entrar en su cuarto. Una vez dentro sintió frío, compartir un momento con Hannibal había sin duda ambientado la otra habitación, pero esta se sentía solitaria y fría.

Un poco molesto se tiró sobre la cama de espaldas y su enojo aumentó al sentir lo dura que esta estaba. Maldijo en voz alta y se puso de pie. Caminó por el cuarto detestando el sonido que hacían sus pasos al caminar, así que maldiciendo otra vez, volvió a la cama de la que había huído. Se sentó primero y luego cayó de espaldas, mirando el techo de la habitación. No estaba seguro de si odiaba estar ahí o de si odiaba estar solo, o de si lo que realmente odiaba era no estar en la pieza frente a la suya, donde había calor y buena compañía. Esto último le hizo recordar su vida con Molly, pero pronto quiso sacar ese recuerdo de su cabeza y lo reemplazó con lo que el doctor le acababa de contar. Estaba ansioso por conocer a Lorraine Bracco y su esposo, de alguna manera le recordaba sus días como agente especial del FBI, y no podía esperar a resolver el caso. Sin embargo luego se preguntó, ¿por qué querría ella que un asesino tomase la terapia de su esposo? ¿Y qué si lo que realmente quería era deshacerse de él sin tener que hacerlo ella? Sin duda conocía el desprecio del doctor por los groseros y sabía que Lecter no se podría resistir.

Pronto regresó el sueño, no entendía por qué estaba tan agotado, pero pensó que probablemente por el cambio de horario. Fuera la razón que fuera cayó dormido de un momento a otro, vestido, con los pies en el suelo y la espalda en la cama, tal cual se había sentado.

𝗠𝘂𝗿𝗱𝗲𝗿 𝗛𝘂𝘀𝗯𝗮𝗻𝗱'𝘀 |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora