Quién es el monstruo

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El menor se acomodó un poco más atrás en la cama y el primer pensamiento de Hannibal fue que le había asustado, así que inmediatamente se puso de pie dispuesto a retractarse si Will se lo pedía, pero sus intenciones cambiaron por completo cuando vio al ex agente tomando la remera desde su borde inferior y subiéndola lentamente hacia arriba. Una vez que se la quitó por completo, bajó sus manos hacia el pantalón y lo desabotonó. Continuó con el cierre, y luego volvió a apoyar sus codos en la cama esperando a que el hombre de pie le ayudara.

Hannibal le observó un momento. Con sus ojos acarició la cicatriz que marcaba el abdomen bajo del hombre frente a él.

—Está bien si te gusta... Creo que a mí me gusta también —el ojiazul notó la excitación con la que el caníbal observaba la cicatriz de su huida. Antes, las cicatrices le molestaban, quería borrarlas de su cuerpo. Ahora, las apreciaba.

—Me excita saber que eres mío... —el mayor comenzó a bajarle el cierre del pantalón.

—Estoy marcado, ¿no es así?

—... Sí —tiró de los pantalones hacia abajo y los dejó caer en el suelo —Ordenaremos eso más tarde —dijo entre sonrisa.

La sonrisa se congeló cuando el teléfono sonó a lo lejos. Ambos tuvieron la intención de ignorarlo y continuar, pero pronto el ruido retumbó en sus oídos como una alarma de incendio y supieron que algo no andaba bien. El teléfono sonaba con el mismo tono, misma intensidad, misma frecuencia que otra llamada cualquiera, sin embargo, algo había diferente.
Se miraron, confirmando que intuían lo mismo y Will comenzó a vestirse. Hannibal salió de la habitación con rapidez y llegó hasta el teléfono.

Cuando Will le alcanzó, el rostro del doctor estaba frío e inexpresivo y acababa de colgar la llamada. Lecter no le miró, siguió con los ojos perdidos en el suelo mientras por su cabeza pasaban todos los posibles futuros que desde ahora empezaban a correr.

—¿Hannibal?

El doctor le miró esta vez —Will

—... Hannibal

El mayor se acercó lentamente y apoyó las manos en sus hombros. Necesitaba parecer tranquilo, en control de la situación.

—Necesito que te quedes aquí, prepara algo para comer, algo caliente, estaré de regreso en una hora

—¿Me dirás que ocurre?

Hannibal sonrió forzadamente y le acarició la mejilla. El tacto del doctor se sintió helado contra su piel. Eléctrico. Will sabía que algo pasaba y no permitiría que Hannibal lo ocultase de él. Ya no habían secretos entre ellos, ya no eran dos, eran uno mismo.
Por su parte, el caníbal sabía que sus esfuerzos serían en vano, así que aunque por dentro estaba desesperado por salir por la puerta y llegar a su destino, intentó permanecer sereno y comprensivo.

—Es Lorraine

Will se apartó inmediatamente.

—Es Brianna —el miedo sonó en sus palabras con lamento y miedo.

Sin esperar corrió hasta su cuarto y regresó con un abrigo, pasó por el lado del doctor y se dirigió hasta la puerta esperando la compañía de Hannibal. El doctor le siguió, sabía que no podría convencerle y aunque no sabía qué les esperaba, se sentía más fuerte junto a Will.
Durante el camino, a pesar de la incontenible preocupación, el ambiente era grato, estaban en un muy buen momento el uno con el otro y parecía que nada podía quitarles eso. Pero qué les esperaba metros más allá, qué les recibiría cuando llegaran a la mansión, cuál sería la magnitud y cuál sería su impacto.

Hannibal sabía que un sólo acto y en un sólo segundo el curso de su vida podía cambiar para siempre, por eso había procurado desde que pudo hacerlo el cuidar cada movimiento y decisión en su día a día. Pero ahora temía por Brianna y su poca experiencia.

Pronto cruzaron el portón y se acercaron a la casa. Una sola luz estaba encendida en el primer piso.

Cuando golpearon la puerta notaron que esta estaba entreabierta, así que se abrieron paso. La luz venía de la sala de estar, donde Lorraine estaba sentada junto al teléfono con la mirada perdida.

—Lorraine —Hannibal se paró a su lado y llamó su nombre, pero no recibió respuesta.

Los ojos verdes de la mujer estaban fijos en la nada, desinteresados, pero al mismo tiempo concentrados en el vacío. Estaba ausente aunque frente a ellos y conmocionada aunque inexpresiva.

—Lorraine —el doctor volvió a llamarla –Estoy aquí

Will observaba un paso más atrás.

El doctor pasó su mano frente a su rostro, pero ella no reaccionó tampoco.

Will no aguantó y se cruzó —Dónde está ella —le preguntó a la mujer por su hija.

Hannibal rodó los ojos frente a la descortesía e imprudencia de Will.

—Está en shock, una anestesia a su sufrimiento —el doctor le tomó del brazo y lo alejó de ella —Busquemos a la chica

Will se soltó del agarre y comenzó a recorrer el primer piso. Entonces el doctor acarició el cabello de la mujer y le susurró algo al oído. Los párpados inferiores bajo los ojos perdidos se tensaron y sus pupilas se dilataron. Luego se marchó atrás de Will.

Juntos llegaron hasta el final de la casa donde unas grandes puertas que parecían dar a la recámara principal estaban abiertas hasta atrás. La luz estaba apagada, pero los rayos de luna entraban con fuerza dándole un tono claro, pero nocturno a la habitación. A medida que se acercaban la curiosidad les apretaba la garganta y el plumón de la cama, de pilares de madera y paralela a la entrada, evidenciaba ventanas abiertas por el movimiento al son del viento. Faltaba poco más de un metro para entrar cuando el mismo viento azotó una de las puertas contra la pared, asustándoles.

Cuando entraron la imagen detuvo sus pasos en seco.

Apoyada en la cama y sentada en el suelo con los brazos sobre las rodillas estaba Brianna. Estaba cabisabaja y el pelo desordenado le caía sobre la cara. Al sentir la presencia entrar en la habitación sus manos que estaban entrelazadas se deslizaron un poco. Estaban mojadas aún.
Tras ella y sobre la cama había una posa de sangre oscura que aún corría fresca de su cuerpo de origen. Allí yacía Jack de cuerpo tendido y frío, con un abdomen apuñalado más de diez veces.

—Iba a contarle el miembro —dijo la chica —pero no podía controlar las arcadas —hizo un gesto con su mano en la garganta y cara de asco —... Lo habría echado a perder

Mientras Will examinó la escena, el doctor se acercó a la chica, esperando que continuara.

—Luego quise sacarle el corazón —levantó la mirada hacia la pared —pero recordé que no tenía ninguno —entonces levantó la mirada hasta el doctor, tranquila —Luego simplemente enterré el cuchillo, lento, como una aguja... Y vi su cara, como se tensaron sus músculos y venas...

Will se sumó al doctor atento al relato –Él no ofreció resistencia —dijo.

Brianna lo miró —No lo hizo, y lo odio por ello

—... Él quería morir —sumó Will otra vez —Qué te hizo seguir entonces...

—Mamá —la chica miró hacia detrás de ellos donde Lorraine acababa de entrar —Sus gritos me hicieron perder la paciencia

Will miró hacia el lado, las sábanas estaban abiertas junto al cuerpo. Brianna había subido a la cama estando su madre en ella también.

—Por un momento pensé... Ella va a apoyarme, nos desharemos de este monstruo juntas y...

—¡Tú eres el monstruo, tú eres el monstruo! —la mujer intentó correr hacia ella, pero Hannibal alcanzó a detenerla. La chica, por primera vez desde que entraron, se mostró triste y a punto de llorar.

𝗠𝘂𝗿𝗱𝗲𝗿 𝗛𝘂𝘀𝗯𝗮𝗻𝗱'𝘀 |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora