Sueño

2.2K 308 19
                                    

Will cambió de posición, dormir del lado izquierdo había dejado de ser cómodo, pero tras unos minutos, tampoco lo fue el lado derecho. Finalmente quedó de espaldas mirando el techo, estaba agotadísimo, pero por alguna razón no lograba acomodarse para dormir. Volvió a cerrar los ojos, suplicando poder conciliar el sueño. Su súplica obtuvo respuesta y no pasó más de media hora para que lograra caer en un sueño profundo.
De pronto toda la habitación se sumergió en una solitaria oscuridad, no había la más mínima señal de luz a la vista. Ahora estaba de pie en medio del negro panorama, sin embargo, no sentía sus pies tocar el suelo. Entendió con certeza que se trataba de un sueño e intentó despertar sin éxito, pero pronto una sensación desconocida recorrió su cuerpo por completo, desde la cabeza hasta los pies, y bien por curiosidad o disfrute, decidió dar un paso. Esta sensación que parecía complacerle aumentaba con cada paso que daba, como si se estuviera acercando a la fuente de su placer como un imán. En curiosidad de aquello, decidió retroceder un paso, pero al notar que esa sensación disminuyó, aunque fuera sólo un poco, se apresuró a recuperarla, aumentando la velocidad de su caminar.
Supo que ya estaba muy cerca de la fuente cuando una electricidad recorrió desde su pecho hasta el abdomen, revolviéndole el estómago. Entonces su vista se nubló por unos segundos, pese a que todo era negro pudo sentir el desenfoque y fatiga ocular. Luego, de la nada, apareció Hannibal frente a él.

Estaba de rodillas en algo similar a una jaula sin techo para animales, desnudo, cabeza baja, y unas cuerdas en sus manos elevaban sus brazos en forma de uve hacia unos pilares. Su cuello tenía también un collar que lo amarraba a la jaula. Sus piernas estaban entreabiertas por cuerdas en sus pies, dejándolo en la posición más deplorable en la que el castaño había visto jamás al caníbal.
Al verlo, el placer desconocido que estaba sintiendo se elevó casi al éxtasis y lo atribuló la confusión, ¿era esa particular escena la que le provocaba tanto deleite? Perturbado por una mezcla de emociones quiso salir de allí, pero entonces el caníbal elevó su rostro y le miró.
Los pies del castaño se paralizaron, por primera vez sintió verdadero terror del hombre frente a él, aun cuando este estaba imposibilitado de hacer cualquier movimiento en su contra.
Lecter le clavó la mirada y como si de una orden se tratara, Will cayó arrodillado ante él. Luego, sin tener control sobre lo que hacía, abrió la reja que les separaba, dejando a la vista el cuerpo castigado y desnudo del caníbal. El castaño lo observó con cuidado, cada cicatriz, cada herida, cada vello y curva de lo que para él parecía una anatomía divina. Luego de una sigilosa exploración, se detuvo en la porción de carne entre las entreabiertas piernas del doctor. Su estómago se revolvió otra vez y sintió marearse por un momento. Sabía que tenía el control psicológico y emocional sobre el asesino serial, pero la idea de un control físico sobre él...

De pronto dejó de sentirse vulnerable y tomó el dominio de la situación. Se puso de pie, dejando su entrepierna a la altura del rostro del caníbal, quien bajó la vista sonriente, y comenzó a acariciar el cabello de su sometido, apreciando las canas y cabellos rubios que caían por su frente.

—Will... —susurró Lecter.

—Shh... —Graham tiró de su cabello sin aplicar demasiada fuerza, provocando que el rostro del doctor se elevara hasta mirarle.

—Will —exclamó Hannibal con voz ronca.

Así, como en un pestañeo, la escena cambió derrepente y Hannibal tenía un cuchillo entre sus dientes y una mano libre. Graham no lograba entender cómo había ocurrido ni tuvo tiempo para resolver el misterio, pues el pesado cuerpo desnudo del caníbal se había abalanzado sobre él, botándolo al suelo. Al contacto con el doctor, el espacio físico cobró realidad y sintió con dolor el impacto contra el piso. Luego del golpe notó que sin darse cuenta se había aferrado a la cintura de Hannibal, quizá en la desesperación de pensar que caería a un vacío infinito. Su corazón aceleró sus latidos a más de cien por minuto, pero decidió mantener el agarre.
Lecter comenzó a acariciar el rostro del castaño con el cuchillo, y Graham, por la cercanía, podía sentir el aliento metálico de la boca maltratada del doctor. Hannibal dirigió el cuchillo hasta la boca del hombre bajo él, haciendo que este la abriera lentamente. Will, en su interior, rogaba porque el caníbal le hiciera un corte, el que fuera, suplicaba por otra marca de su dios, pero sin poder expresarlo en palabras sólo pudo enterrar sus uñas en la suave piel del hombre que ejercía presión sobre su cuerpo.

Un dolor le despertó, tenía sus uñas enterradas en la palma de sus manos y había un pequeño rastro de sangre en ellas por la agresividad con que las había enterrado.
Avergonzado vio como un bulto sobresalía entre las sábanas y cubrió su rostro con las manos mientras intentaba recobrar su respiración normal. Pronto sintió frío, tenía toda la espalda mojada y ahora la helada noche golpeaba contra su camiseta. Se sentó en la cama, envitando mirar su entrepierna, pero a la incomodidad que la erección le provocaba no podía ser indiferente. Observó la hora en el despertador, eran las seis y algo de la mañana. Desordenó un poco su pelo y se paró descalzo en dirección al baño de la habitación. Encendió la luz y apoyó sus manos en el lavabo mirando su reflejo en el espejo, pero no pudo evitar recordar las recientes imágenes de su cabeza y se sonrojó por completo, así que para ocultar su vergüenza bajó el rostro y dejó correr el agua. Se mojó con ella una y otra vez, intentando disminuir el calor corporal que le estaba ahogando, pero no tuvo resultado.
Se desnudó y se metió en la ducha esperando que el agua fría disminuyera la situación entre sus piernas, pero al sentir el agua correr por su cuerpo recordó el contacto con el doctor. Alcanzó el jabón a su izquierda y lo esparció por sus pectorales y abdomen, luego echó su cabeza hacia atrás para que el agua se deslizara; volvió a esparcir jabón esta vez por su espalda y luego apoyó ambas manos al frente para que el agua limpiará ese rastro también. Estando en esa posición, con mucha duda, se atrevió a mirar su erecto miembro, y sabiendo que era la única solución, llevó su mano derecha hasta su abdomen bajo, deslizándola con miedo hasta rozar su erección. La quitó de inmediato, no quería hacerlo si era por el doctor, le causaba morbo y vergüenza sólo pensarlo, pero luego recordó que llevaba mucho tiempo sin complacer ningún aspecto de su sexualidad, así que se convenció con esa idea y atrapó su miembro con la mano. Cerrando sus ojos hizo el primer desliz, desde la punta hacia atrás, mientras el agua fría chocaba en su espalda. Soltó un quejido, joder, extrañaba la sensación. Volvió a repetir el movimiento con temor, luego otra vez y otra vez. Cada oportunidad con mayor entusiasmo, su estómago estaba apretado y revuelto, todo su cuerpo vibraba con cada caricia. Abrió su boca del puro placer y decidió mirar atento sus movimientos, comenzando a masturbarse cada vez con más agresividad.

—Ah.... Joder

Continuó, sus manos estabas pegajosas por el líquido preseminal y ya se sentía muy cerca de acabar por completo. Sólo necesitaba abrirse al recuerdo, una sola imagen y podría terminar. Pero se negaba a hacerlo, no podía hacerlo.

—Dios... Oh... ¡Joder! —gimió echando su cabeza hacia atrás, muy cerca del éxtasis.

Ese último grito le obligó a recordar sus uñas enterradas en la piel del doctor y el cuchillo rozando sus labios. Sólo esa imagen bastó para finalmente sentir el semen mojar su mano, luego otra vez, otra vez y en un dolor de abdomen, el último chorro.
Avergonzado terminó de asear su cuerpo, en especial sus manos, y salió de ese baño lo más rápido posible.

𝗠𝘂𝗿𝗱𝗲𝗿 𝗛𝘂𝘀𝗯𝗮𝗻𝗱'𝘀 |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora