Seguiría siendo libre

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La noche continuó silenciosa, ya eran altas horas de la madrugada y ninguno lograba conciliar el sueño, similar a la noche en que tuvieron que dormir en esos sillones. Will sabía que Hannibal continuaba despierto, lo mismo Hannibal sobre él, pero ambos se daban la espalda y fingían dormir.
De pronto Will sintió como el doctor se volteaba y ahora dormía en su dirección, por supuesto no podía verlo porque le daba la espalda, pero estaba casi seguro de que se había volteado.

—¿No puedes dormir? —escuchó tras él.

—No... ¿Tú?

—Tampoco

Otra vez el silencio de la noche se apoderó del dormitorio y no volvieron a cruzar palabra.
Will quería hacer algo, quería aprovechar ese momento que tal vez no se repetiría, tenía miedo de que el cuarto comenzara a aclararse sin que él hubiera hecho cualquier cosa para hacer de esa noche algo especial, así que se volteó y con su mano debajo de la almohada y otra sobre ella justo al lado de su rostro, quedó mirando lo poco que podía ver de Hannibal frente a frente. Para su tranquilidad, no estaban tan cerca. Juntó el valor para decir algo, sin siquiera pensar en qué diría, pero justo cuando estaba por hacerlo Lecter lo hizo primero.

—Nunca me dijiste, Will —el silencio del castaño le demostró que no entendía a qué se refería —A veces... A veces creo estos escenarios en mi cabeza acerca de lo mucho que me extrañaste mientras estuvimos separados... Porque sé que me extrañaste aunque quieras negarlo, fuiste por mí, ¿no? —no podía verlo, pero estaba seguro de que Will sonreía —Pero... Necesito algo más que mi imaginación para hacer esto funcionar...

El suspiro de Will resonó en cada rincón de la habitación como si hubiera soplado a un megáfono. No era la primera vez que Lecter insistía en que le abriera su corazón, que le dijera lo que él tanto quería escuchar. Quizá ahora era el momento perfecto, en la intimidad de la noche, así que se armó de valor. Tardó en dar una respuesta, pero después de un rato, al fin supo qué decir.

—Esto —dijo —Tú y yo, aquí, aunque fuera ese minuto atrás donde sólo nos dábamos la espalda sin hablar, pero juntos... Es en todo lo que podía pensar mientras estuvimos separados... —volvió a resoplar y cambió su posición para esta vez mirar al techo —Me quedaba despierto la mayoría de las noches pensando en ti, mientras intentaba no pensar en ti... Y... Y extrañándote, mientras intentaba, con todas mis fuerzas, no extrañarte... Estabas en todas partes, Hannibal, en cada comida, en cada... —bufó —En todas partes, pero no conmigo

—Pero creí que me odiabas, tú me hiciste creer que me odiabas

—¿Odiarte? Hannibal, por favor... No te odio, nunca te odié, pero era más sencillo que admitir que te extrañaba

La mano de Hannibal sobre su pecho le indicó que se volteara y lo hizo obedientemente.

—Pero por qué... Por qué me alejaste de ti —su mano se detuvo esta vez en su nuca, acariciando su cabello con una profunda delicadeza y amor.

—Supongo que tenía miedo... Y quizá sigo teniéndolo —tragó saliva y se acercó al doctor acortando la distancia entre ellos —Esto es tan nuevo para mí, necesito que lo entiendas, pero si necesitas saberlo debes saber... Que jamás me he conocido a mí mismo como me conozco a mí mismo cuando estoy contigo, y que soy tuyo... Y tú eres mío... —su mano acarició la mejilla del mayor —Voy contigo hasta el fin del mundo y si eso significa una cárcel... Si estamos juntos... Seguiría siendo libre

Fue Hannibal quien terminó por acortar la distancia y unió ambas bocas en un tibio contacto. Sin movimiento, sólo unión.
El corazón de Will parecía intentar salir de su pecho y el estómago de Lecter era un revoltijo de emociones. La respiración que el castaño recibía de la boca del doctor era como un cálido halito de vida que inundaba cada célula y músculo de su cuerpo, mientras un hormigueo se apoderó de la mano que el doctor mantenía sobre los ondulados cabellos del castaño producto de la emoción que era incapaz de controlar.
Will tímidamente entreabrió un poco más sus labios en un intento por atrapar el labio superior del hombre que le estaba haciendo perder la cordura, pero fue un movimiento torpe y no logró su objetivo. Estaba demasiado extasiado, ni siquiera tenía completa certeza del tiempo espacio, sólo estaba al tanto de los delicados labios que intentaba capturar en vano. Lecter, luchando contra el hormigueo en sus dedos, tomó la nuca del castaño con firmeza y atrapó su boca con necesidad, haciendo el primer movimiento inteligente de la velada. Will le siguió, ansioso por continuar, arrastrando sus uñas por el rostro del doctor. Ambas bocas comenzaron a desesperarse una contra la otra, pronto el beso inocente y lento se volvió frenético y violento. Hannibal ahora le jalaba del cabello hacia atrás para abrirse espacio con su lengua y Will intentaba impedírselo con la suya propia, provocando una batalla mojada y desenfrenada. Un gruñido de parte del doctor hizo que el miembro de Will palpitara y sin poder controlar el placer sus uñas se enterraron con demasiada fuerza en la piel del caníbal, rasguñándole la cara. Hannibal no se inmutó, al contrario, el hecho pareció alentarlo, porque en un solo movimiento se posicionó sobre el ojiazul y profundizó aún más el beso, como si intentara llegar a su garganta. Will le atrapó de la cintura y levantó un poco la cadera para sentir el miembro del doctor, a ver si eso calmaba un poco el suyo. El movimiento motivó al caníbal, quien comenzó a clavar su entrepierna en la pelvis del ex agente, provocando que este arrastrara sus uñas a lo largo de su espalda. El doctor ya perdiendo el control rompió el beso para atrapar el cuello del castaño entre sus colmillos, mordiéndolo y chupándolo con desesperación. Will le dio espacio echando su cabeza hacia atrás y sin darse cuenta sus manos bajaron hasta su culo atrapándolo para aumentar la intensidad del brusco contacto. Ambos miembros duros como rocas no resistirían el placer, el roce entre ambos era cada vez más violento y frenético.
Will soltó un gemido, luego otro y luego un grito que acompañó de un agresivo rasguño en el culo del doctor, provocando que intentara ahogar su propio rugido en la piel del castaño, clavándole sus colmillos en el hombro. Ambos se quejaron del dolor y el frío en sus entrepiernas indicó que habían acabado casi al mismo tiempo, uno segundos antes que el otro.

Se miraron a los ojos, ambos con la boca entrabierta y respiraciones agitadas. Will levantó un poco su mandíbula mientras su vista volvía tímidamente a la boca del caníbal, como si su cuerpo quisiera un beso, pero no su cerebro. Hannibal acercó su rostro mínimamente con la misma intención, pero también con la misma incertidumbre. Ninguno terminó por dar el paso y el incómodo silencio terminó por separarlos. Hannibal se dejó caer al otro lado de la cama y se llevó una mano a la cabeza, aún procesando lo que acababa de pasar. Will quedó mirando el techo en la misma situación. Luego de unos segundos el castaño se paró rápidamente y caminó hacia el baño, cerrando de un portazo.

Hannibal intentó esperar despierto hasta que Will volviera a la cama, pero el sueño le venció y se durmió. Para cuando despertó Will ya no estaba allí. Se sentó sobre la cama y miró por la ventana recordando lo que había ocurrido durante la noche. Sonrió para sí, no lo había soñado.
El hecho le recordó, sin embargo, que necesitaba una ducha urgente.

Cuando estuvo listo salió de la habitación y vio que la puerta del cuarto de Will, donde había pasado la noche Brianna, estaba abierta. Buscó por la casa pero no logró encontrarla ni a ella ni a Will, así que asumió que el castaño había cumplido su deseo de llevarla a pescar.
Caminó contento a la cocina y comenzó a preparar el desayuno de esa mañana. Una vez allí decidió que la cena de ese día sería especial.

𝗠𝘂𝗿𝗱𝗲𝗿 𝗛𝘂𝘀𝗯𝗮𝗻𝗱'𝘀 |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora