𝗠𝘂𝗿𝗱𝗲𝗿 𝗛𝘂𝘀𝗯𝗮𝗻𝗱'𝘀 |TERMINADA|

No es correcto

—¿Aún molesto? —Will llegó desde atrás y le susurró en el oído.

—Molesto no, sólo me disgusta la idea de que todo es para ti un mero juego...

Luego del éxtasis e intimidad, el castaño había regresado a la cocina para ver el progreso de lo que el doctor preparaba para ambos. Una vez allí había decidido sorprenderlo por la espalda. Ya no quería más discusiones sin sentido, ya no quería perder el tiempo, ahora estaba seguro de lo que sentía.

—Pensé que nos serviríamos algo más... Especial —dijo mirando el interior de la olla que soltaba vapor.

—Ah, no... Bueno, no lo sé, estaba pensando que para la cena, pero Brianna no estará aquí

—Vaya, lamento no ser buena compañía

Hannibal le miró de inmediato, pero la sonrisa del castaño le confirmó que se trataba de una broma. Por supuesto que no había mejor compañía para Lecter que la de Will.

—Respecto al desagradable de allá atrás, ¿qué planeas hacer? —preguntó esta vez con seriedad.

—¿Yo? Pero si es tuyo —el canoso continuó preparando la comida y actuando como si no estuvieran hablando de un ser humano.

—No tengo ganas aún... Quizá dejarlo ahí, para cuando me frustre o algo

Lecter sonrió, alguien diría que hasta con orgullo de padre.

Hubo un momento de silencio donde el doctor sólo tenía atención para la preparación del plato y Will aprovechó de sentarse a la mesa, puramente a observar. El estar ahí, sin nada más que hacer que mirar al doctor cocinar, le obligó a pensar y recordar lo que acababa de hacer, lo que venía experimentando desde hace ya un tiempo. Se preguntó si tal vez era lo mejor hablarlo o callarlo, discutirlo o dejar que las cosas ocurrieran por su cuenta. Por supuesto se inclinaba por la segunda opción, era más cómoda para él y servía mejor a sus propósitos, ¿pero qué había de Hannibal? Ya no estaban en una posición donde cada uno pensaba egoístamente acerca de sus propios beneficios, él debía pensar en la no maleficiencia y beneficencia de ambos como uno solo y no dos distintos.
Así que eso hizo.

—Dr. Lecter... —Hannibal se volteó inmediatamente, el castaño no le llamaba así con regularidad —Yo... Bueno...

—Will, si me das un sólo minuto, esto estará listo para servirse... —el doctor había entendido que algo serio estaba por discutirse y no quería hacerlo con un paño de cocina sobre su hombro.

Will se encogió de hombros y no dijo nada más.

Pronto la mesa ya estuvo servida y con una mirada sostenida, Lecter hizo al castaño hablar.

—Oh, la verdad ya no estoy seguro de-

—Will, sólo dime y ya

El castaño probó la comida, llevándose por supuesto una grata sorpresa, y luego de algunas cucharadas finalmente se atrevió a confesar. Estaba nervioso como hace tiempo no lo estaba, el constante temblor en su pierna y el calor en sus mejillas le hacían sentir como un quinceañero a punto de declararse a su amor platónico.

—Entonces... —el doctor estaba ansioso, es más, ya casi no quedaba rastro de comida en su plato.

—Bueno, es sólo que... Bueno... Creí prudente hablar de... Conversar, acerca de lo que está pasando

—¿Qué está pasando, Will?

—Lo que está pasando aquí

Hannibal mantuvo el gesto de duda.

—Vale, así que explícito... —el ojiazul intentó controlar la enorme molestia de estómago ahogándola con un sorbo de vino blanco —Creo que esto, nosotros —hizo un gesto con su mano apuntando a ambos con su dedo —Estamos explorando un nuevo aspecto de nuestra relación