Una visita inesperada

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—Will, buenos días —se detuvo el doctor a mitad del pasillo —¿Estás bien? Traía el desayuno... No me acompañaste en la mesa hoy

Hannibal observó la pinta descuidada del castaño, como si hubiera tenido una noche difícil. Sus rulos estaban desordenados y sus mejillas rojas. No hacía contacto visual y por alguna razón la pared le parecía más interesante de mirar.

—Sí, yo solo... Desperté muy temprano y decidí volver a dormir, lo siento —refregó su rostro con las manos, como siempre cuando se sentía frustrado. Hannibal se intrigó.

—¿Devuelvo esto a la mesa entonces?

—No tengo hambre, muchas gracias... —pasó Will a su lado.

Hannibal quedó ahí de pie extrañado, la actitud de Graham había llamado su atención. Observó la comida en la bandeja que había preparado con tanto esmero, para luego tener que volver a preparar lo que se había enfriado, lucía no sólo sabrosa, sino que extremadamente hermosa,  y Will se lo había rechazado sin vacilar.
Lecter se volteó para seguir al castaño a través del pasillo, llendo a parar a lo que ahora era la biblioteca. Allí Will notó que el doctor le seguía, así que para librarse de él aceptó un vaso de jugo que Lecter traía en la bandeja. Hannibal decidió darle su espacio, pero su conciencia le decía que algo estaba mal, así que luego de devolver la comida a la cocina, regresó a la biblioteca.

—¿No tienes cita con Bracco hoy? —preguntó Will con molestia al sentir sus pasos, sentado en un sillón que le daba la espalda al recibidor.

—No hasta dentro de dos días

Will no volvió a articular palabra, esperando ansiosamente que si ignoraba lo suficiente al doctor, este no insistiría en seguir atormentándolo con su presencia, pero no fue así; Hannibal pacientemente tomó un libro de uno de los estantes y se sentó a poco más de un metro de él.
Así, en silencio, Will continuó leyendo el libro en sus manos "La inquietud por la verdad". Mientras este devoraba cada palabra del libro, Hannibal pretendía leer el suyo, pero el castaño podía sentir la mirada insistente y furtiva del canoso sobre él. A pesar de aquello, continuó leyendo por algunos minutos, hasta que ya no pudo soportar la incomodidad.

—Hannibal

—Sí, Will

—¿Sucede algo?

—No lo sé, ¿sucede algo, Will?

El castaño rodó los ojos y volvió a leer su libro.

—Okay, basta —cerró la tapa con fuerza —¿Hay algo que quieras decirme?

—¿Hay algo que tú quieras decirme a mí? —dijo haciendo énfasis en la palabra tú y cerrando también su libro, pero a diferencia de Will, con delicadeza. Sus libros eran algo demasiado preciado como para maltratarlos.

—Te lo aseguro, no tengo la más mínima idea de lo que está ocurriendo aquí

—Traeré un poco de vino —Hannibal se puso de pie —¿Blanco, rosado, tinto?

—¿No es muy temprano para beber? —Will arqueó una ceja, sorprendido por la propuesta del doctor, pero este no se inmutó —Está bien, tomaré algo ligero

—Blanco entonces —Lecter caminó hasta el recibidor, alcanzando a escuchar un escondido susurro que le pareció ser "Devorar el hígado de Bedelia ciertamente provocó algo", lo que le formó una sonrisa.

Tras un rato el doctor regresó con las copas ya servidas, pues tampoco planeaba embriagarse a horas tan tempranas del día. Le entregó la suya a Graham y quedó de pie viendo como los labios del castaño besaban el cáliz de la copa. De pronto, el ojiazul elevó su mirada encontrando su reflejo en la de Lecter. Sus piernas se estremecieron un poco.

𝗠𝘂𝗿𝗱𝗲𝗿 𝗛𝘂𝘀𝗯𝗮𝗻𝗱'𝘀 |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora