Descontrol

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Will hizo un cobarde movimiento en un fallido intento por atrapar la boca del canoso, quien sin que el castaño pudiera entender por qué, se echó para tras en una clara señal de rechazo. Seguido de aquello retiró sus manos del cuerpo de Will y le echó hacia atrás pidiéndole que le dejara ir. Graham no se resistió, sentía demasiada vergüenza como para tenerlo ahí contra su voluntad.

Esperó a que el doctor se apartara lo suficiente y luego se alejó él también, caminando a la cocina en busca de un vaso de agua. No sólo sentía vergüenza sino que también pena, porque él esperaba atención, cariño, hasta había imaginado que tendría que evitar al doctor después de lo que había sucedido entre ellos porque pensó que no se querría alejar de él en todo el día.

Tomó un vaso del mueble y lo llenó de agua en la llave del fregadero, pero al dar el primer sorbo sintió asco, no porque el agua supiera mal realmente sino que sólo no tenía verdaderas ganas de tomarla. Con las manos apoyadas en el lavaplatos dejó caer su cabeza, exhausto.
De pronto sintió como un cuerpo grande y fuerte le abrazó por la espalda cruzando sus manos en su cintura y descansando su cabeza en su hombro. Will descansó sobre él también, echando su cuello para atrás y absorbiendo el rico aroma que esa posición le ofrecía.

—Lo siento —se disculpó el doctor —Si no te he dado la atención que mereces —dicho esto depositó un tierno beso en el cuello desnudo que tenía tan al alcance. Will se estremeció, recordando una vez más la exquisita sensación de tener los colmillos del caníbal clavados en su piel como la noche anterior. Agradecía la ternura y la disfrutaba, pero un poco de salvajismo no le haría mal tampoco, así que guiado por la lujuria se volteó y agarrando al mayor del cuello le besó.

Hannibal no reaccionó al instante, Will le había tomado por sorpresa, pero apenas cayó en cuenta de lo que ocurría metió sus manos dentro de la ropa del castaño y atrapó su boca  con impaciencia. Había bastado la única práctica de la noche anterior para que ahora el movimiento fuera mecánico, descender la mandíbula, estirar la lengua y recorrer la boca del otro con ella. Will soltó un gemido, pues su más íntimo y abismal deseo de saborear los labios del doctor se estaba cumpliendo. Sus quejidos eran como ópera a los oídos del caníbal, que en una pérdida de control mordió con demasiada fuerza el labio inferior del castaño, alcanzando a saborear un poco de su sangre. Sin embargo, Will no se quejó. La mordida había revuelto su estómago y lanzado una corriente directa hasta su miembro, que comenzaba a vibrar y endurecerse. El sabor a sangre entre las papilas gustativas del destripador le debilitó las rodillas, obligándole a afirmarse otra vez de los glúteos del menor. Le agarró con fuerza y lo apegó a él, acabando con la insignificante distancia que aún los separaba. Iba a atrapar su boca otra vez cuando Will se lo impidió.

—Dr. Lecter

—Sí, Will... —el canoso hundió su rostro en el cuello del ojiazul otra vez, respirando hasta la última partícula de su perfume.

—... Muérdeme otra vez...

—¿Qué?

—... Por favor...

—Dónde —Hannibal estaba dispuesto a obedecer la más loca petición.

El castaño tomó el borde inferior de su polera y la subió con timidez, dejando a la vista parte de su desnudo abdomen, mientras Lecter miraba el escenario hambriento.

—... Aquí... —con su dedo, Will le indicó la zona del ombligo y la inferior a esta, justo en los abdominales piramidales y los caminos en diagonal que guiaban a su entrepierna.

Hannibal sonrió y lentamente fue inclinándose hasta apoyarse con ambas rodillas en el suelo. Quedó un poco más abajo de lo que esperaba, pero la posición le favorecía aún más para su verdadero propósito.
Inspiró y exhaló profundamente, en el fondo estaba nervioso, ansioso sí, pero también nervioso. Él necesitaba complacer a su hombre y tenía miedo de equivocarse.

Primero sació su deseo de sentir la piel del castaño entre sus dedos, y luego delicadamente acercó su rostro hasta el abdomen del hombre de pie ante él. Para empezar depósito un corto beso que lo volvió completamente loco, pero la mano que le tomó del cabello le indicó que Will quería algo un poco más bestial que eso. Miró hacia arriba, encontrándose con los profundos ojos azules que esperaban sentir sus colmillos, así que el caníbal abrió su boca sin quitarle la mirada y clavó sus incisivos en el abdomen del castaño. Fue un apretón solamente, luego otro igual, y de a poco fue ganando la confianza para enterrar sus colmillos cada vez con más fuerza.
Mientras más consciencia tomaba de lo que estaba ocurriendo, más deseos tenía de arrancarle un pedazo de carne. Las mordidas fueron haciéndose más feroces y las uñas del castaño clavándose en su sien no le ayudaban en lo absoluto. No se dio cuenta cuando sin permiso bajó hasta el bulto que sobresalía del pantalón, dejando mordidas desesperadas sobre él.

—Ha-hannibal...

Pero el éxtasis era demasiado, no podía oírle. Estaba sintiendo el pene de Will en su boca. Estaba perdiendo el control.

—Mierda —Will soltó un gruñido cuando una de las mordidas fue demasiado fuerte.

Lo disfrutaba, por supuesto, ya sentía el líquido preseminal mojándole la ropa, pero también comenzaba a preocuparse por el descontrol del caníbal.

—Do-doctor Lecter... ¡Oh, Dios! —le estaba comenzando a doler, mucho, pero también le estaba llevando al clímax. Eso sumado al sabor oxidado de la sangre que aún podía sentir en su boca.

Derrepente un fuerte ruido les interrumpió, parecía que algo muy pesado había caído y el sonido venía del taller. Continuaron en la comprometedora posición por un segundo antes de poder reaccionar. Interiormente, ninguno tenía la intención de detenerse y maldijeron cualquiera fuera la razón que les obligó a hacerlo.

—Deberíamos ir a ver qué ocurre —dijo Graham finalmente.

—Lo sé...

—Ya ponte de pie —Will se bajó la polera y acarició un poco los canosos y rubios cabellos del doctor.

—... Pero me gusta estar así

Will dejó escapar una sonrisa tímida, dándole a la escena un toque romántico en contraste con la conducta casi animal que recién habían compartido.

𝗠𝘂𝗿𝗱𝗲𝗿 𝗛𝘂𝘀𝗯𝗮𝗻𝗱'𝘀 |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora