34.

472 75 7
                                    

Agosto 2018. 


- Eun Sang. - me nombró el hombre, en cuanto puso un pie dentro de la sala de estar de la mansión Choi. - Youngjae. - añadió, dirigiéndole la mirada a mi hermano, sentado justo a mi lado. 


Ni siquiera pude verle a los ojos. En mi interior se cocinaba una mezcla de rabia y tristeza tan poderosa que podía hacerme estallar en cualquier momento. No sabía si sería en llanto o en gritos y por eso preferí no verle. 


- Ellos no van a hablar contigo, pero yo sí. - habló el señor Choi... mi abuelo. - ¿Tienes idea de todo lo que has ocasionado? ¿Tienes idea de lo que tus errores le están costando a esta familia? 

- Bueno, los veo muy a gusto con el producto de uno de mis errores. No entiendo por qué están tan enojados. - replicó, obligándome a dirigirle la mirada a sus ojos fríos, casi inhumanos.


Aquello me dolió más de lo que había pensado. Aquello clavó en mi corazón un puñal que no solo me quebró por dentro, sino que me quitó el aire. Era mi padre, después de todo.

Youngjae, sentado a mi lado, buscó mi mano y la apretó, intentando tranquilizarme con aquel acto. Pero en mi interior algo comenzó a cocinarse, algo que no me gustaba para nada. 


- ¡Choi Dong Wook, no te vuelvas a referir a Eun Sang de esa forma! - vociferó mi abuela, señalando con el dedo a su hijo. - Ella no tiene la culpa de que yo haya criado a un hijo tan insensato y tan cobarde. Un hijo que no puede reconocer que se ha equivocado, mucho menos pedir perdón por ello. 

- ¿Qué es lo que quieren de mí, entonces? - gritó de vuelta mi progenitor. - ¿Por qué se esforzaron en mandar gente por mí? ¿Por qué no me dejaron fuera, tal y como habíamos acordado? 

- Porque vas a salir a hacerte responsable por todo. - replicó mi abuelo. 

- No. - dijo Dong Wook, firme y seco. 

- Porque vas a salir y pedirás perdón por haberte conducido por ese camino. - continuó mi abuelo, ignorado por completo a su hijo.  

- No. - repitió, haciendo que su padre se ponga de pie para imponerse y que a mí se me detuviera el corazón por un instante. 

- Porque vas a salir a redimir a tus dos hijos, Choi Youngjae y Choi Eun Sang, y quitarás de ellos la carga de tus errores. 


Choi Dong Wook comenzó a negar con la cabeza y los brazos cruzados, como si de un niño se tratara. Pero su padre no cedía, mi abuelo estaba parado firme en su sitio y con una expresión dura, como la de un militar. 


- No lo haré. Eso me va a destruir. - argumentó pobremente. - Ellos son jóvenes, pueden lidiar con ello, como lo han hecho todo este tiempo. No voy a manchar mi reputación y destruir mi buen nombre. 

- Lo va a hacer. - se elevó una voz más desde el pasillo de la mansión, una voz acompañada de pasos, tantos que no podían ser una sola persona. - ¿Sabe por qué? - añadió, justo al mismo tiempo que en la entrada de la sala de estar aparecían tres hombres vestidos con pantalones hechos a medida, camisas de mangas largas y sacos que parecían haber sido comprados a juego. 


El alma pareció regresar a mi cuerpo cuando reconocí sus rostros y unas ganas increíbles de correr a abrazarles se apoderaron de mí, aunque sabía que no era el momento de hacerlo. No era solo por haberles extrañado el tiempo que estuve fuera en China, sino porque los dueños de esos tres rostros eran mis salvadores. 

Unperfect Match | Kim YugyeomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora