Unperfect Match | Kim Yugyeom

46.

Diciembre 2019. 

- ¿Aún no tiene noticias de mi novio? - pregunté a mi guardaespaldas por enésima vez, desde que habíamos salido de JP Tech.

El hombre negó con la cabeza. 

- Su guardaespaldas debe considerar que no es prudente comunicarse por el momento. 

- ¿Cree que mi novio siga en peligro? - pregunté, sintiendo mi corazón comenzar a latir a mil por hora. 

El guardaespaldas no respondió, pero su silencio fue suficiente para mí. 

Habían detenido a dos hombres en el aeropuerto, pero tal vez habían más. Tal vez alguien les estaba siguiendo. Tal vez alguien seguían amenazando sus vidas. 

- ¿Está segura que quiere quedarse en la casa Choi? - preguntó mi guardaespaldas, al cabo de unos minutos dejando que el silencio en el auto me aplastara cada vez más. 

No, claro que no. No quería ver a mi padre y mucho menos hacer que la madre de Youngjae se sintiera extraña conmigo allí. Pero quien sea que nos estuviera persiguiendo necesitaba ver a quienes se estaba enfrentando en realidad. 

Habían tenido el descaro de atacarnos a plena luz del día, al heredero de los Kim y a una de las directoras de JP Tech. Se habían creído con el derecho de atacarnos, pensando que éramos los más débiles, pensando que Yugyeom y su familia estaban debiles por el error de su tío, y pensando que yo, con un pasado manchado, estaba sola. 

Les demostraríamos que no era así. Se habían metido con las personas equivocadas. 

x

- Me preguntaba por qué tanto alboroto esta mañana. - habló una voz masculina, mientras mi abuela y yo conversábamos en la sala de la mansión Choi. - Ya veo que es por la llegada de la nieta favorita. 

Choi Dong Wook entró a la sala y tomó asiento en el sofá de un cuerpo frente al nuestro. 

- No empieces. - le advirtió su madre. - Eun Sang-ah acaba de llegar de un viaje largo y se quedará con nosotros hasta que encuentre un lugar para ella. 

Mi padre frunció el ceño de inmediato. 

- No creo que eso le agrade a mi esposa. - dijo entre dientes. 

- No hables por mí. - intervino la madre de Youngjae, haciendo que todos voltearamos a verla. 

Mi hermano había ido a traerla para que pudiéramos conocernos. Era necesario. No podíamos seguir aplazando ese encuentro, por mucho que hubiera deseado hacerlo. 

- Hola, Choi Eun Sang. - saludó la mujer con la piel más tersa que había visto en mi vida, incluso parecía emitir una luz tenue. Vestía pantalones rectos de color blanco, acompañados con una blusa del mismo color, pero con detalles negros. Igual de deslumbrante que la primera vez que la había visto en el Paradise. 

- Señora Choi. - saludé, poniéndome de pie para hacerle una reverencia, evitando mirarla a los ojos.