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Octubre 2018.


- Déjame ver. - pedí, sentándome en el sofá con una paquete de hielo.


Él no respondió, pero tampoco se movió. Mantenía los brazos cruzados y la mirada fija en el pequeño televisor frente a él.


- Yugyeom. - le llamé. - Dame tu mano.


Solo cuando escuchó su nombre, me devolvió la mirada y soltó sus brazos para que yo pudiera tomar su mano.

Sus nudillos tenían una tonalidad rojo oscuro, como la sangre, producto del tremendo puñetazo que le había tirado a Louis en cuanto este último le empujó hacia la calle para pelear. Nunca le había visto golpear a alguien, nunca había visto a nadie golpear a otra persona de esa forma, pero por la facilidad con la que lo hizo y por la forma en la que Louis se echó varios pasos para atrás, parecía que no era su primera pelea.

Coloqué el paquete de hielo en su mano y aunque cuidó que su rostro no lo mostrara, terminó estremeciéndose por el contacto. Su mano iba a dolerle por un par de días como mínimo, pero aquello no parecía importarle.


- Abrí tu equipaje para sacar algo de ropa limpia, lo dejé todo en el baño. - le informé, como quien le da un reporte a su jefe, evitando verle a los ojos en todo momento. - Hay agua caliente, por si quieres darte una ducha. 


Me sentía extraña. Ninguno había dicho algo, luego de que Louis se marchara. Solo le había abierto mi puerta y me había hecho a un lado para que él pudiera entrar junto a su equipaje.

Era como si no nos conociéramos, cuando ambos sabíamos que eso no era así.


- Prepararé un poco de té. - anuncié, poniéndome de pie de inmediato. - El té de aquí es muy bueno... Pero seguro ya sabías eso, después de todo, viviste aquí.

- Eun Sang. - habló, al fin, y para evitar que siguiera avanzando, me tomó por la muñeca. - ¿Tienes...? - inició, pero en cuanto su voz se quebró, se detuvo por un segundo.


Yo le estaba dando la espalda, incapaz de ver su rostro. La forma en la que su voz se quebró y el sonido de un suave sollozo me hacían sentir más culpable. Me había ido para evitar eso, para evitar que sufrieran con las consecuencias de mi familia, pero nada había salido como pensaba.

Sentí cómo Yugyeom se ponía de pie, como si cada músculo de su cuerpo le pesara, y daba un par de pasos para llegar a mí. Inmediatamente después, sentí su mano soltar mi muñeca para que sus dos brazos rodearan mi cintura. El calor de su abdomen cubrió mi espalda y los latidos de su corazón parecieron fusionarse con los míos, mientras él me abrazaba con fuerza, la fuerza con la que su corazón dolía, la fuerza con la que me había extrañado.


- ¿Tienes idea de todo lo que ha pasado?

- He evitado ver las noticias. - repliqué, demasiado sincera. - He evitado buscar mi nombre.

- Sang-ah. - susurró en mi oído, antes de que su nariz trazara un camino por mi cuello y me hiciera estremecer. - Sang-ah, no tienes idea de cuánto he anhelado volver a verte. No tienes idea de todo lo que he hecho para encontrarte... de todo lo que todos hemos hecho.

- ¿Todos? - pregunté, sin poder mover un solo músculo.

- Jinyoung, Jackson, Youngjae, Bo Young. - los enumeró, uno a uno.


Era la primera vez que escuchaba sus nombres en voz alta, desde que me había ido.


- Luego de confirmar que desechaste tu teléfono, no sabíamos dónde buscar, no sabíamos a dónde podrías haber ido. - explicó, todavía aferrándose a mí con fuerza, casi con miedo de que me desvaneciera en el aire. - Hiciste una escala en Francia, así que fue el primer lugar al que fuimos a buscarte. Pero por mucho que intentamos, no había rastro de ti allá.

Unperfect Match | Kim YugyeomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora