| Veintisiete |

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–¿Dónde está Paul?- pregunta Negan mirando a los lados.

–Se ha ido corriendo diciendo que iba a llamar a alguien que nos ayudaría–explica Enzo haciendo comillas con los dedos en la última palabra.

–Cobarde- decimos a la vez Negan y yo, nos miramos y reímos.

(...)

Al llegar a casa, cada uno se separa, Negan y Paul van a entrenar, Enzo a duchase y yo a comer, ya que no había comido entre tanto jaleo.

Echo un vistazo a lo que Enzo había preparado: espinacas. Hago una mueca, no me desagrada del todo pero podría ser mejor.

Empiezo a comer y al segundo suena mi móvil. Lo ojeo y veo que se trata de África, sin pensarlo lo cojo –Hola, Áfri.

–Nix...–suena como se absorbe la nariz –¿P-Puedes venir a mi casa? Necesito compañía.

Frunzo el ceño preocupada:–¿Qué te ha pasado?

–No me apetece hablar de eso ahora. Luego te cuento.

–Tranquila, en veinte minutos estoy allí.

África se despide y cuelga, ¿Qué le ocurrirá? Tengo miles de preguntas que espero que me pueda responder.

Como intranquila y cuando termino, comunico Enzo que salgo de casa.

Una vez fuera, voy hacia la parada del bus, ya que la casa de África está bastante alejada de mi zona.

El autobús no tarda en llegar y, cuando entro, me coloco nis auriculares. Siempre lo hago cuando me desplazo sola.

A los cinco minutos de que el vehículo arranque me llega un mensaje de África:

LA ÁFRICA SALVAJE.
Nix.
NO VENGAS AL FINAL.
Ya te contaré.

Yo: ¿Estarás de coña, no? Ya estaba yendo.

África: PERDONAME. Luego te cuento.

No puedo evitar enfadarme. ¿Qué hago ahora? Suspiro pesadamente y maldigo a mi mejor amiga mil veces.

Al final, decido pararme en la proxíma parada y volver andado de vuelta a casa.

(...)

Cierro la puerta una vez llego a mi destino.

Miro mi móvil por sí África se ha dignado a explicarme algo pero nada.

No entiendo su comportamiento últimamente. Es muy extraño.

Sacudo la cabeza para dejar de pensar.

No tengo bastante con mis problemas.

Enzo parece no estar en casa ya que no se oye ni un ruido.

Voy hacia la habitación para intentar dormir la siesta aunque sea un poco antes de hacer deberes.

Al legar, busco con la mirada mi pijama, el cual siempre se encuentra encima de mi mesilla de noche.

Frunzo el ceño y busco por los armarios pero nada. Abro los cajones a ver si hay suerte pero lo que me llama la atención es una foto.

En ella sale Enzo y una chica. Muy pegados.

–¿No está tu hermanastra?áse escucha de repente una voz femenina acercándose.

Me alarmo.

Suena una risa masculina que conozco muy bien –No está. Estamos solos.

Oigo pasos acercándose y mi primera reacción es guardarme la foto en el bolsillo y meterme debajo de la cama de Enzo.

Enseguida suena la puerta, por el sonido intuyo que se están besando.
Me entran náuseas.

–Nix...–escucho mi nombre y me pongo a alerta. Mierda, me ha pillado.

–¿Cómo?–dice la chica–Has dicho Nix.

Y un silencio reina en la habitación.
¿Por qué ha dicho mi nombre?

–Sera mejor que me vaya–suenan sus tacones alejándose.

–Espera, joder, yo...

–Déjame, Enzo.

Varios pasos suenan alejándose y tras eso y un portazo, reina el silencio de nuevo.

Miro de reojo al ver que estoy fuera de peligro salgo de mi escondite.
Por los pelos.

4/5

SOIS LOS MEJORES. GRACIAS POR ESTAR AHÍ POR SEGUNDA VEZ <3

¿Mi hermanastro? Mi profesor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora