| Veintiocho |

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Una vez el agua está caliente a la temperatura que quiero, me meto a la ducha. En cuanto entra contacto con mi piel siento un alivio inexplicable.

Me relaja que el agua esté a temperatura elevada.

No tardo mucho en ducharme. Hay veces que sí, ya que hago mis propios conciertos ahí dentro.

Enrollo mi cuerpo en una toalla cuando ya estoy fuera. Luego, me dirijo hacia la habitación, cogiendo la ropa que antes llevaba puesta para llevarla a lavar.

Cuando alzo la ropa, de ella cae algo. Lo examino y veo que es la foto que había cogido del cojón de Enzo.
¿será su ex? me pregunto mirándola otra vez.

Es muy guapa, no me sorprendería que se la haya tirado.

¿Y qué, Nix? No es asunto tuyo.

–¿Qué haces?- la pregunta de Enzo me sobresalta bruscamente–¿Qué tienes ahí?

Tiene el ceño fruncido, como siempre, está con el rostro serio, mandíbula apretada y brazos cruzados.

No hablo. No sé qué decir, a lo que él alza una ceja, se acerca e intenta quitarme la foto.

–Son cosas mías, Enzo–la escondo detrás de mi espalda.

–¿Por qué será que no te creo?–se acerca cada vez más, a lo que yo retrocedo hasta que la parte trasera de mis rodillas toca mi cama y caemos en ella.

Él acorralándome con su cuerpo.

Con mi cara frente a la suya.

Ante la cercanía, nos quedamos mirando fijamente, sin apartar la mirada durante un tiempo.

Luego, mis ojos sin saber porque van hacia sus labios y un deseo no propio de mí me invade.

Quiero que me bese.

Y me sorprendo porque no tengo miedo a besarle.

Es él quien lo tiene.

Tiene miedo.

Vuelvo a mirar a sus ojos, veo reflejados la batalla interna que tiene. Entre lo bueno y lo malo.

Esto es una tortura.

De un momento a otro, se aleja de mí bruscamente, con algo en su mano.

Alzo mis manos y veo que ya no tengo la foto. La tiene él.

–¿Es enserio, Nix? ¿De dónde coño la has sacado?–me mira como si fuera una niña pequeña a la que está regañando–¿Estás obsesionada conmigo o algo por el estilo?

Me quedo a cuadros –¿Q-Qué...?

–No, enserio, Nix. ¿Dónde has conseguido esta foto?

–La vi en un cajón–digo simplemente–Sin querer la guardé.

Me mira, entrecierra los ojos un segundo como si no me creyera hasta que finalmente asiente y sale de la habitación.

Me quedo pensando, seguro que es su ex por la manera en la que ha actuado.
¿Seguirá enamorado de ella?

Estoy convencida de que la respuesta es afirmativa.

No tiene por qué afectarte Nix.

Y no lo hace.

¿Verdad?

(...)

Lo que quedaba de día, Enzo estuvo sin hablarme y no podía sentirme más mal.

Me sentía mala persona. Por hurgar en lo que no me importa.

Ahora, sentada en clase de filosofía, no puedo dejar de machacarme la cabeza.

–Buenos días, clase–Enzo entra como habitualmente –¿Estáis listos para el examen?

Espera, ¿Qué?

Llamo en voz baja a África que estaba cerca de mí–¿Había examen?

Asiente –Lo dijo en la anterior clase, ¿No te acuerdas?

Pienso. Claro, en la anterior clase yo estaba con un dolor de cabeza insoportable y no podía prestar atención.

Me quiero matar ahora mismo.

Enzo, reparte los exámenes. Una vez lo tengo, lo leo y me doy cuenta de que no tengo ni idea de casi nada.

Vuelvo a llamar disimuladamente a África –Ayúdame con la siete.

Que desastre todo.

(...)

Salgo de clase con una cara de chupar un limón. África se acerca a mí:–¿Te ha salido mal?

Asiento sin articular palabra.

–Siempre le puedes decir a Enzo que te haga clases particulares–alza las cejas repetidas veces de manera pícara.

–No creo que quiera.

–¿Ha pasado algo?–frunce el ceño.

Le explico con detalles todo lo que había pasado ayer. Al terminar añado:–Pero bueno, da igual, ¿Nos vamos ya al centro comercial?

África ayer me había mandado un mensaje pidiendo perdón por el plantón que me había hecho y que hoy para compensarlo íbamos a pasar las tarde juntas.

La cara de mi mejor amiga cambia a una de pena –En cuanto a eso... no voy a poder, Nix.

–¿Qué? Pensaba que nos íbamos de compras.

–Lo siento, de verdad–hace una mueca triste y se va dándome un beso en la mejilla

Miro como su cuerpo se aleja.

África obviamente me ésta ocultando
algo.

Y necesito averiguarlo.

(...)

Al acabar las clases, busco a Enzo por la calle del instituto ya que hay varias cafeterías que él suele frecuentar a estas horas.

Quiero hablar y disculparme. De alguna forma me siento culpable.

En cuanto doy con él, le persigo y entro a una de ellas.

–¿Qué haces aquí, Nix?–pregunta intentando ser paciente.

–Quería pedirte perdón por lo de la foto–digo sin poder atraerme a mirarlo a los ojos–No quería recordar a alguien que me ha roto el corazón, lo siento.

No dice nada y le miro sin entender:–Sé que es tu ex, Enzo.

Y de todas las reacciones que esperaba que iba a tener, hace una que no entiendo.

Se ríe.

Se sujeta la barriga como si le hiciese mucha gracia.

No entiendo nada.

–Ella no es mi ex, cariño–habla después de un tiempo–es mi jodida hermana.

–Entonces, ¿por qué te pusiste así?–parpadeo varías veces sin entender.

–No me gusta que se metan en mis cosas, nada más–nos miramos a los ojos –Perdón por no hablarte.

Me siento tan feliz que ahora mismo te besaría.

¿Qué digo?

–¿Cappuccino?- pregunta de la nada.
Al ver mi cara añade –¿No quieres un café?

Sonrío –Mocca.

Hace una mueca de asco –No sé cómo puedes beber esa mierda.

Le saco mi medio dedo y vamos a coger sitio.

5/5

Chicxs mandadme buenas vibras, el martes, miércoles y
jueves tengo unos exámenes muy importantes :(

Volveré a actualizar el martes.

Instagram: @lidiasstorm

Os mando muchísimo amor.

–Lidia.

¿Mi hermanastro? Mi profesor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora