| Cincuenta y uno |

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-¡Tenemos que escondernos!-exclamo sin moverme ni un músculo, mi mirada está fija en la puerta y soy incapaz de desplazarme del sitio. Estoy paralizada.

Enzo se da cuenta de ello por lo que agarra mi brazo y tira de mí hasta meternos en el armario a los dos. Tapo mi boca con mi mano para que mi respiración agitada no sea sonora.

-Ese estofado me ha sentado mal-Chris entra en nuestro campo de visión, al igual que mi madre la cual anda detrás de él. Podemos observarlos gracias a una de las rendijas que posee nuestro escondite.

-Christian, te dije que no comieras tanto-está cruzada de brazos de manera recriminatoria hacia su pareja.

Esta se gira hacia mamá y se acerca a ella seductoramente:-Esto no va a estropearnos nuestra cita.

-¿Estás seguro que puedes hacerlo?-sonríe.

Que diga que no. Que diga que no.

Sería muy traumático ver a mi madre acostandose con Chris.

-Claro, volveré enseguida-deposita un beso en su mejilla y se dirige hacia el baño.

No puedo mentir. Estar en esta siuación con Enzo, cuerpo con cuerpo, pegados es abrumante. Estar tan cerca de él me provoca demasiadas sensaciones.

Y ninguna mala.

Toda está situación me sobrepasa y me crea una ansiedad inmesurable pero encontrarme acompañada de Enzo la hace todo más fácil. Su cálida respiración la siento en mi cuello y eso me hace sentir tan frágil... Solo quiero abrazarle y no dejarle nunca ir.

¿Pero cómo saber si él se siente de la misma forma?

¿Cómo sé que todo esto no va acabar rompiendome el corazón?

Tengo miedo.

Pero merece la pena. Cada segundo con Enzo la merece.

Quizás es así como el amor se siente. ¿Quién sabe?

-Ya estoy, cielo-mi cuerpo se tensa al escuchar la voz de Chris.

Acerco mi boca al oido de Enzo para susurrar:-Tenemos que hacer algo.

-Pero, ¿qué podemos hacer?-responde de igual manera.

-Llama a tu padre.

-¿Para qué?

-¡Dile algo!-hago un esfuerzo para no subir la voz-Así ellos no se acostarán y podremos salir de aquí. Si no hacemos nada nos quedaremos en este sitio hasta la mañana.

Chris vuelve a entrar en nuestro campo de visión, se coloca detrás de mi madre, la cual le da la espalda:-Así que...

Ella se sobresalta y se gira asustada:-Chris. he olvidado mi móvil en el restaurante. Tengo que volver.

¡Perfecto!

-Voy contigo.

¡Sí!

-No. No.-mi madre enrolla sus brazos alrededor del cuello de Chris-Tú quédate aquí y prepara nuestra noche romántica.

¡No!

-Genial.

Mierda.

Mamá sale de la habitación, dejando al padre de Enzo solo en ella. Abro la boca dispuesta a preguntarle a este sobre cual será nuestro próximo movimiento pero el móvil de Chris me detiene.

-¿Le has llamado tú?-susurro.

El sonido que hace con su boca me hace entender que él no ha tenido nada que ver. Su padre se dirige hacia al aseo y una bombilla imaginaria se ilumina.

¿Mi hermanastro? Mi profesor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora